La operación de prensa montada el fin de semana para decapitar al cuerpo técnico de San Martín no fue cosa de aficionados. Numerosas fuentes se hicieron eco de la versión, a tal punto que a las 20 del sábado la renuncia de
Carlos Roldán parecía un hecho. El ABC del oficio obliga a chequear tres veces un dato antes de publicarlo. Fue lo que hizo LA GACETA. Periodismo puro.
Lo vivido el domingo en La Ciudadela excede la calentura o el disconformismo por un resultado. Que los
barrabravas se muevan a sus anchas por el playón e insulten al entrenador y a los jugadores es toda una novedad. La directiva que encabeza
Rubén Ale es muy celosa del orden interno. ¿Dónde estaban los
coordinadores que suelen sofocar esa clase de manifestaciones? ¿Por qué dejó la Policía que los forajidos llegarán hasta allí?
Roldán y la directiva
acomodaron los tantos después del encuentro del lunes, habrá que ver si ese paraguas protector se extiende con la suficiente fuerza. Ale asumió el protagonismo y el gerenciador
Roberto Dilascio hizo mutis por el foro durante las horas claves. Todo un mensaje hacia adentro y hacia afuera.
Hay un clásico a la vuelta de la esquina y lo que necesita el plantel -y en especial el
mundo San Martín- es mucha paz.