Por Juan José Concha Martinez
16 Octubre 2010
Un horizonte corto, perspectivas marcadas por la incertidumbre. Esas dudas contraen, achican las previsiones de inversión que se plantean las empresas. Este es el panorama para 2011 que surge bastante claro entre los que asisten al Coloquio de IDEA. Muchos de los empresarios lo expresan en voz baja, pero a nivel institucional, las repercusiones que generan sus dudas se evidencian en el bajo nivel de inversión que se advierte ya en la economía. Y este detalle pasa a tener un valor central en la evolución económica del país para sostener el crecimiento que este año superará el 8%, según todas las previsiones. La inseguridad que genera el resultado electoral agrega así mucho ruido a un proceso que ya viene bastante meneado por diversas divergencias entre este mundo y el Gobierno nacional (disputa por salarios, incremento de la inflación, ley de reparto de ganancias, presiones sindicales). Pero este panorama de riesgo no quiere decir que la economía ingresará en un embudo. El escenario no da para una crisis o nerviosismo; incluso se asume que ni el precio del dólar se disparará (hay mucho dinero por el mundo), pero el rumbo está mostrando que el Gobierno no tiene asegurado el triunfo en las elecciones y que en la oposición nada está claro, a tal punto que a un año de los comicios no aparece un candidato definido con chances de ganar. Ante ese cuadro, ¿qué hacer? La pregunta todavía no tiene respuesta. "La demanda en algunos sectores está empujando a abrir nuevas líneas de producción, pero no se escucha a nadie que hará eso. Se prefiere parar porque se teme que si gana el oficialismo el país vaya hacia una economía chavista, con más intervención del Estado y del sindicalismo. Y también, porque la oposición no resolvió nada, al menos hasta ahora", señaló un empinado ejecutivo. Por eso todos miran a Brasil y Chile como un ejemplo a seguir en cuestiones de previsibilidad en la política. Así, "hacer la plancha" o hacer lo mínimo es la respuesta que los hombres de negocios tienen a mano. Pero nada es gratis en economía: por eso también se prevé un empuje de la inflación y presiones salariales. Sin embargo, las condiciones internacionales, el viento de cola, incorporan un poco de tranquilidad para tomar con mejor ánimo a esta transición compleja.
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