14 Octubre 2010
EUFORIA. Urzúa comentó que cuando llegó la primera sonda, el grupo se olvidó del protocolo. REUTERS
COPIAPO, Chile.- Fue el último en emerger desde el vientre de la tierra. Y también uno de los más lúcidos. Luis Urzúa, el líder de los mineros chilenos, fue rescatado minutos antes de las 22 y, en sus primeros minutos a cielo abierto, contó detalles del cautiverio que soportaron durante más de dos meses. "A las seis de la mañana (del primer día del operativo) teníamos todo un protocolo. Pero se olvidó todo: cuando llegó la primera sonda al refugio, todos querían abrazar el martillo", comentó.
Don Lucho, como le decían los trabajadores, era el jefe de turno aquel fatídico 5 de agosto, cuando se produjo el derrumbe. Al recordar ese día, contó que tardaron unas tres horas en comprobar su situación, ya que la polvareda que se levantó no los dejaba ver nada. Su mayor preocupación, reprodujo el diario español "El País", era saber qué había ocurrido con los compañeros que iban saliendo de la mina. "Siempre nos preguntamos si se habían salvado", indicó.
Jornadas después, se dieron cuenta de que los estaban buscando. "Veíamos cómo perforaban las máquinas: los primeros cinco días estábamos seguros que estaban trabajando por la mina, pero veíamos que era difícil. Al último, comíamos cada 48 horas, para dejar algo para más adelante", relató. El menú estaba compuesto por dos cucharadas de atún, un vaso pequeño de leche, media galleta y pequeños dados de melocotón en almíbar.
Acerca de su estado de ánimo, Urzúa señaló: "de repente podía decaer, pero tenía la suficiente fortaleza para hablar con los trabajadores y decirles lo que estaba pasando. Los que tenemos fe, teníamos la esperanza de que algún día seríamos rescatados". (Especial)
Lo más popular
