04 Octubre 2010
BUENOS AIRES.- Los precios de los alimentos aumentaron un 162% entre principios de 2007 y este mes, lo cual golpeó principalmente a los sectores económicamente más vulnerables, dado que ellos destinan la mayor parte de sus ingresos a esos productos.
Esa fuerte suba está 51 puntos porcentuales por encima del nivel general de precios que avanzó un 111% desde que el Indec fue intervenido por el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, en enero de 2007. Si bien estas subas impactan a todos los individuos, golpean con mayor fuerza a quienes asignan una mayor proporción de sus ingresos a consumir alimentos, indicó un informe de la consultora privada Ecolatina.
Si se clasifica a la población según su nivel de ingresos en 10 partes, la proporción de recursos destinados a cubrir el gasto en alimentos del estrato más pobre duplica al del más rico, al ser de 53,9% contra 23,8%, respectivamente. De acuerdo con esta clasificación, desde enero de 2007 el segmento más pobre de la población registró una inflación de 129%, unos 24,8 puntos más que la suba de precios que afectó al estrato de mayores ingresos, que fue del 104,2%. Los fuertes aumentos en los alimentos se ven reflejados en la evolución de la Canasta Básica Alimenticia (CBA), que mide la línea de la indigencia y en menor medida, en la Canasta Básica Total (CBT), que define el umbral de la pobreza. Desde 2007, la CBA se incrementó 166%, mientras que la CBT lo hizo en un 147%. El resultado de esta dinámica es que desde 2007 se frenó la mejoría de los indicadores socioeconómicos: en los últimos tres años, 1,65 millón de personas cayeron en la pobreza y 630.000 se convirtieron en indigentes, dijo la consultora. En ese sentido, opinó que si la suba de precios de los alimentos y demás bienes y servicios de primera necesidad continúa acelerándose, difícilmente se podrá zanjar la deuda social. De hecho, desde 2007 y pese a fuertes incrementos nominales, los ingresos de los trabajadores apenas alcanzan a empardar la inflación.
Tanto la comparación internacional como el contraste de la performance local entre 2003-2006 y 2007-2010 aportan evidencia que indica que la reversión de la pobreza e indigencia en la Argentina responde a la aceleración de los precios. La mayor diferencia con el período 2003-2006 (cuando se redujo notablemente la pobreza y la indigencia) fue la aceleración de la inflación, y entre 2007 y 2010, las demás variables relevantes mantuvieron una performance aceptable.
En términos de crecimiento, el desempeño argentino de los últimos cuatro años es similar al de los demás países de la región, pero la inflación es la variable que desentona respecto de otros estados de Sudamérica, a excepción de Venezuela. (NA)
Esa fuerte suba está 51 puntos porcentuales por encima del nivel general de precios que avanzó un 111% desde que el Indec fue intervenido por el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, en enero de 2007. Si bien estas subas impactan a todos los individuos, golpean con mayor fuerza a quienes asignan una mayor proporción de sus ingresos a consumir alimentos, indicó un informe de la consultora privada Ecolatina.
Si se clasifica a la población según su nivel de ingresos en 10 partes, la proporción de recursos destinados a cubrir el gasto en alimentos del estrato más pobre duplica al del más rico, al ser de 53,9% contra 23,8%, respectivamente. De acuerdo con esta clasificación, desde enero de 2007 el segmento más pobre de la población registró una inflación de 129%, unos 24,8 puntos más que la suba de precios que afectó al estrato de mayores ingresos, que fue del 104,2%. Los fuertes aumentos en los alimentos se ven reflejados en la evolución de la Canasta Básica Alimenticia (CBA), que mide la línea de la indigencia y en menor medida, en la Canasta Básica Total (CBT), que define el umbral de la pobreza. Desde 2007, la CBA se incrementó 166%, mientras que la CBT lo hizo en un 147%. El resultado de esta dinámica es que desde 2007 se frenó la mejoría de los indicadores socioeconómicos: en los últimos tres años, 1,65 millón de personas cayeron en la pobreza y 630.000 se convirtieron en indigentes, dijo la consultora. En ese sentido, opinó que si la suba de precios de los alimentos y demás bienes y servicios de primera necesidad continúa acelerándose, difícilmente se podrá zanjar la deuda social. De hecho, desde 2007 y pese a fuertes incrementos nominales, los ingresos de los trabajadores apenas alcanzan a empardar la inflación.
Tanto la comparación internacional como el contraste de la performance local entre 2003-2006 y 2007-2010 aportan evidencia que indica que la reversión de la pobreza e indigencia en la Argentina responde a la aceleración de los precios. La mayor diferencia con el período 2003-2006 (cuando se redujo notablemente la pobreza y la indigencia) fue la aceleración de la inflación, y entre 2007 y 2010, las demás variables relevantes mantuvieron una performance aceptable.
En términos de crecimiento, el desempeño argentino de los últimos cuatro años es similar al de los demás países de la región, pero la inflación es la variable que desentona respecto de otros estados de Sudamérica, a excepción de Venezuela. (NA)
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