02 Octubre 2010
QUITO.- La rebelión policial superada por el presidente Rafael Correa lo ubica ante la disyuntiva de radicalizarse, como hizo su aliado venezolano Hugo Chávez tras el golpe de Estado de 2002, o ser más conciliador.
Correa, un economista que llegó al poder en enero de 2007 y fue reelecto en abril de 2009, salió fortalecido, pero la crisis desnudó una vulnerabilidad del mandatario, que fue agredido ante las cámaras por los manifestantes. Pudo salir del secuestro sin ninguna condición, pero hay que ver que pasará a largo plazo.
Correa es el que más tiempo ha durado en la Presidencia de Ecuador desde 1996. En ese lapso el país tuvo otros siete mandatarios por golpes de Estado, destituciones o revueltas populares. Según el catedrático Hernán Reyes, de la Universidad Andina, la crisis le da serios elementos al Presidente para pensar que "algo no se está haciendo bien". El jefe de las Fuerzas Armadas, general Ernesto González, al respaldar al mandatario, planteó derogar la ley en controversia.
En ese contexto, Correa enfrenta el dilema: seguir o no el camino de Chávez, que radicalizó su revolución socialista tras el golpe que lo sacó del poder durante algunas horas en 2002. Correa va por ese camino, lo que no beneficia a la democracia porque sigue propiciando una imagen de caudillo. Y las encuestas le dan una alta popularidad.
Correa, un economista que llegó al poder en enero de 2007 y fue reelecto en abril de 2009, salió fortalecido, pero la crisis desnudó una vulnerabilidad del mandatario, que fue agredido ante las cámaras por los manifestantes. Pudo salir del secuestro sin ninguna condición, pero hay que ver que pasará a largo plazo.
Correa es el que más tiempo ha durado en la Presidencia de Ecuador desde 1996. En ese lapso el país tuvo otros siete mandatarios por golpes de Estado, destituciones o revueltas populares. Según el catedrático Hernán Reyes, de la Universidad Andina, la crisis le da serios elementos al Presidente para pensar que "algo no se está haciendo bien". El jefe de las Fuerzas Armadas, general Ernesto González, al respaldar al mandatario, planteó derogar la ley en controversia.
En ese contexto, Correa enfrenta el dilema: seguir o no el camino de Chávez, que radicalizó su revolución socialista tras el golpe que lo sacó del poder durante algunas horas en 2002. Correa va por ese camino, lo que no beneficia a la democracia porque sigue propiciando una imagen de caudillo. Y las encuestas le dan una alta popularidad.
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