26 Septiembre 2010
En los 12 meses acumulados a julio del corriente año las exportaciones argentinas rondaron los U$S 61.700 millones mientras que las importaciones del país totalizaron los U$S 47.750 millones. De esta manera, el superávit comercial llegó a casi U$S 14.000 millones. Al analizar el destino de las exportaciones del país, se observa a Brasil como el principal destino, con una demanda del 22% de las ventas externas del país, secundado por Chile, con el 7,6%; China, con el 7,2%, y Estados Unidos con el 5,3%. Las exportaciones a estas cuatro economías en conjunto explican más del 40% del total de exportaciones del país.
Realizando el mismo análisis para las importaciones, se observa que más del 24% de las compras externas del país provienen de Brasil, seguidas de China con una participación del 9,8%, Estados Unidos 9,1% y Alemania 4,1%. De esta manera Argentina registró déficit comercial al cabo de los últimos 12 meses con tres de los cuatro principales países destinatario de sus exportaciones, siendo la excepción Chile. El mayor déficit comercial se dio con los Estados Unidos (U$S 2.312 millones), seguido por China (U$S 1.595 millones ) y Brasil (U$S 1.483 millones).
En el caso de Brasil, principal socio comercial del país, una parte importante de las transacciones comerciales (tanto exportaciones como importaciones) se encuentran explicadas por la industria automotriz, sector que respondió a los incentivos generados dentro del Mercosur, por los cuales las automotrices radicaron en cada país la producción de diferentes modelos y se ven beneficiadas de las exportaciones entre países miembros de este mercado común. Por el lado de China, las principales ventas argentinas se explican por la demanda de aquel país de oleaginosas (soja) y sus derivados, fundamentalmente aceite. Ahora bien, respecto de la evolución esperada de estas economías y el impacto en las exportaciones argentinas se deben hacer algunas aclaraciones.
Si analizamos lo ocurrido con la economía brasileña a lo largo de los últimos 25 años, se observa que la cantidad de bienes y servicios producidos en la economía (PBI real) creció menos que la producción argentina en igual período, y que su tasa de inversión (en términos del PBI) también resultó inferior a la de nuestro país. La gran diferencia radica en que al cabo de estos años el PBI en dólares brasileño triplicó al PBI argentino. Ahora bien, el mayor cambio que enfrenta la economía brasileña es a futuro, producto de los descubrimientos de petróleo que habría realizado en los últimos años. De acuerdo a estimaciones preliminares, estos descubrimientos le redituarían a Brasil U$S 80.000 millones al año durante 40 años.
En el caso de China, si bien es común escuchar que el incremento en la demanda de alimentos por parte de este país e India aseguran un futuro promisorio para Argentina, resultaría útil profundizar el análisis para saber cuales serían las implicancias en el país. Si bien el consumo de alimentos en China esta creciendo, la producción de alimentos también lo hace y a un ritmo que le permite, en muchos casos, autoabastecerse. Se puede mencionar como ejemplo que China es el principal productor mundial de trigo o que si bien al cabo de los últimos 20 años China multiplicó el consumo de carne siete veces, hizo lo propio con la producción, con lo cual su saldo comercial es prácticamente nulo. Los dos casos planteados, tanto el de China como el de Brasil, están presentando cambios demasiados importantes como para ser obviados por nuestro país.
Realizando el mismo análisis para las importaciones, se observa que más del 24% de las compras externas del país provienen de Brasil, seguidas de China con una participación del 9,8%, Estados Unidos 9,1% y Alemania 4,1%. De esta manera Argentina registró déficit comercial al cabo de los últimos 12 meses con tres de los cuatro principales países destinatario de sus exportaciones, siendo la excepción Chile. El mayor déficit comercial se dio con los Estados Unidos (U$S 2.312 millones), seguido por China (U$S 1.595 millones ) y Brasil (U$S 1.483 millones).
En el caso de Brasil, principal socio comercial del país, una parte importante de las transacciones comerciales (tanto exportaciones como importaciones) se encuentran explicadas por la industria automotriz, sector que respondió a los incentivos generados dentro del Mercosur, por los cuales las automotrices radicaron en cada país la producción de diferentes modelos y se ven beneficiadas de las exportaciones entre países miembros de este mercado común. Por el lado de China, las principales ventas argentinas se explican por la demanda de aquel país de oleaginosas (soja) y sus derivados, fundamentalmente aceite. Ahora bien, respecto de la evolución esperada de estas economías y el impacto en las exportaciones argentinas se deben hacer algunas aclaraciones.
Si analizamos lo ocurrido con la economía brasileña a lo largo de los últimos 25 años, se observa que la cantidad de bienes y servicios producidos en la economía (PBI real) creció menos que la producción argentina en igual período, y que su tasa de inversión (en términos del PBI) también resultó inferior a la de nuestro país. La gran diferencia radica en que al cabo de estos años el PBI en dólares brasileño triplicó al PBI argentino. Ahora bien, el mayor cambio que enfrenta la economía brasileña es a futuro, producto de los descubrimientos de petróleo que habría realizado en los últimos años. De acuerdo a estimaciones preliminares, estos descubrimientos le redituarían a Brasil U$S 80.000 millones al año durante 40 años.
En el caso de China, si bien es común escuchar que el incremento en la demanda de alimentos por parte de este país e India aseguran un futuro promisorio para Argentina, resultaría útil profundizar el análisis para saber cuales serían las implicancias en el país. Si bien el consumo de alimentos en China esta creciendo, la producción de alimentos también lo hace y a un ritmo que le permite, en muchos casos, autoabastecerse. Se puede mencionar como ejemplo que China es el principal productor mundial de trigo o que si bien al cabo de los últimos 20 años China multiplicó el consumo de carne siete veces, hizo lo propio con la producción, con lo cual su saldo comercial es prácticamente nulo. Los dos casos planteados, tanto el de China como el de Brasil, están presentando cambios demasiados importantes como para ser obviados por nuestro país.
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