05 Septiembre 2010
El Monotributo arrancó este año con una reforma que, en definitiva, sirvió para ajustar los montos de facturación y amplió las categorías. "Se generaba una gran duda por el cierto grado de regresividad y complejidad que ya en enero pasado presentaba este régimen debido a su complejidad jurídica", recuerda a LA GACETA el experto Agustín Zeppa. Desde la AFIP se explicó que esos cambios buscaron acabar con el "enanismo fiscal". Luego, el organismo, que conduce Ricardo Echegaray, lanzó una catarata de nuevos regímenes de información que ponen en la mira a los monotributistas. "Ahora bien si hasta aquí nos parecía problemático y difícil de entender para un monotributista, más que simplificando, se fue complicando el esquema con cada nueva normativa dispuesta", dice Zeppa.
La recategorización de los monotributistas se realiza con nuevas normas de controles, y marca la obligatoridad de informar al fisco, cada cuatro meses, los cambios de condiciones, enumera Zeppa (ver "Novedades...").
El especialista puntualiza tres situaciones que se presentan como consecuencia de los cambios:
El nuevo régimen traería consecuencias a los contribuyentes. En vez de ser un sistema tan publicitado como simplificado, y que realmente ya no lo es, los encuentra desprotegidos y con responsabilidades cada vez mayores y con amenazas de multas y castigos inminentes.
Todo monotributista está librado a la buena labor o no de un inspector que interprete y acepte las explicaciones para no caer en las causales de exclusión que prevé el Régimen Simplificado para Pequeños Contribuyentes.
El fisco debería tomar una decisión y definir si la intención última es eliminar a los monotributistas. De no ser así, entonces no debiera cargarles de tantas responsabilidades, de presunciones y eventuales sanciones, sino eliminar las categorías altas y pasarlas a responsables inscriptos. De este modo, se evitarán todos estos pasos intermedios y posibles inconvenientes con las consecuencias desagradables que se le plantearán a los contribuyentes que sean intimados.
La recategorización de los monotributistas se realiza con nuevas normas de controles, y marca la obligatoridad de informar al fisco, cada cuatro meses, los cambios de condiciones, enumera Zeppa (ver "Novedades...").
El especialista puntualiza tres situaciones que se presentan como consecuencia de los cambios:
El nuevo régimen traería consecuencias a los contribuyentes. En vez de ser un sistema tan publicitado como simplificado, y que realmente ya no lo es, los encuentra desprotegidos y con responsabilidades cada vez mayores y con amenazas de multas y castigos inminentes.
Todo monotributista está librado a la buena labor o no de un inspector que interprete y acepte las explicaciones para no caer en las causales de exclusión que prevé el Régimen Simplificado para Pequeños Contribuyentes.
El fisco debería tomar una decisión y definir si la intención última es eliminar a los monotributistas. De no ser así, entonces no debiera cargarles de tantas responsabilidades, de presunciones y eventuales sanciones, sino eliminar las categorías altas y pasarlas a responsables inscriptos. De este modo, se evitarán todos estos pasos intermedios y posibles inconvenientes con las consecuencias desagradables que se le plantearán a los contribuyentes que sean intimados.