02 Septiembre 2010
ANTE GRAN CANTIDAD DE PUBLICO. Javier Vigo Leguizamón, Fernanda Viola, Graciela Saraspe, Ramón Toledo Pimentel, Victoria Villarruel y María Victoria Paz, ubicados de izquierda a derecha en la mesa, expusieron su visión. En la imagen observan un video de la labor del Celtyv. LA GACETA / FOTOS DE INES QUINTEROS ORIO
Anoche, a las 19.30, el salón de conferencias del hotel Garden Park estaba repleto. Había familiares de víctimas del terrorismo, también algunos dirigentes políticos (Ver "Presencia..."), ex combatientes de Malvinas y autoridades del Centro de Estudios Legales sobre Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv).
En ese marco de público se realizó la presentación del libro "Los llaman... jóvenes idealistas" de la autora Victoria Villarruel, que eligió a Tucumán como la primera provincia para exponer su obra. "Es un libro sobre las víctimas -dijo Villarruel-, a las que secuestraron, torturaron y asesinaron. Los terroristas de ayer, hoy quieren ser funcionarios. Por eso, sin ustedes -remarcó, mirando al público-, los terroristas ganaron".
La autora es abogada y presidenta de la asociación civil. "Iniciamos una investigación de tres años para determinar la magnitud del daño"
"Hicimos relevamientos de diarios de época para saber quiénes, cuántos y cómo se llamaban las víctimas del terrorismo. Así establecimos que hay más 9.300 personas con nombre y apellido que han sufrido el ataque de terroristas. Hay otras 11.000 personas sin identificar que recibieron agresiones de tipo colectivo. Es decir -precisó Villarruel-, que estas más de 20.000 personas tienen un núcleo familiar lo que nos lleva a 80.000 ciudadanos, entre adultos y niños, hombres y mujeres, civiles y uniformados, que fueron agredidos por miembros de organizaciones terroristas".
Un aporte a la sociedad
La abogada resaltó que esta investigación debió haberla realizado la Conadep, cuando fue creada en 1983. "Nosotros hacemos este aporte a la sociedad, porque su dolor nunca prescribe", afirmó. Al final, Villarruel pidió a los asistentes que se pusieran de pie y que rindieran un homenaje a las víctimas con un encendido aplauso. Luego, la autora firmó algunos ejemplares de su obra.