Por Carlos Páez de la Torre H
21 Agosto 2010
"EVOCACION HISTORICA". La pintura representa la presentación de la bandera de Belgrano al Congreso de Tucumán.
"Evocación histórica" se titula un óleo de tema patriótico que el gran pintor peruano Teófilo Castillo (1857-1922) ejecutó en 1921, cuando transcurrían, en Tucumán, los últimos años de su vida. En su edición extraordinaria de la Navidad de ese año, LA GACETA reprodujo a toda página -por cierto que en blanco y negro- esta pintura.
El 2 de enero de 1922, el diario se refería al hecho. Llamaba al cuadro de Castillo "una de las mejores producciones de su prestigioso pincel". Había "interpretado hábilmente la presentación de la Bandera de Belgrano al Congreso de Tucumán, evocando con fidelidad los días de gloria en que se arrullara al son de los clarines y entre el júbilo popular, la Independencia de la patria". Consideraba que "rico de colorido, severo y majestuoso, el cuadro de Teófilo Castillo resulta una joya artística, de ambiente eminentemente nacional". Anunciaba finalmente LA GACETA que, "en obsequio a nuestros suscriptores, ha impreso en lujosa cartulina, con tinta azul, el clisé que reproduce dicho cuadro, pudiendo cada suscriptor reclamar un ejemplar en nuestras oficinas".
Cabe apuntar que, en esa época, la Casa Histórica estaba demolida en totalidad salvo el Salón de la Jura, por lo que el pintor tuvo que utilizar la famosa foto de Paganelli, de 1869, para reproducir el frente. La única incongruencia que cabe señalar es que, al fondo - y dándoles extraordinaria altura- pintó las torres y cúpula de la Catedral actual, que no existía en 1816. La muy humilde que en ese momento se alzaba (tan derruida que se la cerró desde 1794) tenía otro tipo de torres, carecía de cúpula y era considerablemente más baja. Todo esto dicho más allá de la maestría, el brío y el colorido que imperan en la justamente célebre tela.
El 2 de enero de 1922, el diario se refería al hecho. Llamaba al cuadro de Castillo "una de las mejores producciones de su prestigioso pincel". Había "interpretado hábilmente la presentación de la Bandera de Belgrano al Congreso de Tucumán, evocando con fidelidad los días de gloria en que se arrullara al son de los clarines y entre el júbilo popular, la Independencia de la patria". Consideraba que "rico de colorido, severo y majestuoso, el cuadro de Teófilo Castillo resulta una joya artística, de ambiente eminentemente nacional". Anunciaba finalmente LA GACETA que, "en obsequio a nuestros suscriptores, ha impreso en lujosa cartulina, con tinta azul, el clisé que reproduce dicho cuadro, pudiendo cada suscriptor reclamar un ejemplar en nuestras oficinas".
Cabe apuntar que, en esa época, la Casa Histórica estaba demolida en totalidad salvo el Salón de la Jura, por lo que el pintor tuvo que utilizar la famosa foto de Paganelli, de 1869, para reproducir el frente. La única incongruencia que cabe señalar es que, al fondo - y dándoles extraordinaria altura- pintó las torres y cúpula de la Catedral actual, que no existía en 1816. La muy humilde que en ese momento se alzaba (tan derruida que se la cerró desde 1794) tenía otro tipo de torres, carecía de cúpula y era considerablemente más baja. Todo esto dicho más allá de la maestría, el brío y el colorido que imperan en la justamente célebre tela.
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