Quedó detenido el joven que habría atropellado al canillita

Quedó detenido el joven que habría atropellado al canillita

Se trata de Gonzalo Callejas, quien se entregó esta mañana. El fiscal Herrera le tomó declaración indagatoria.

A 24 DIAS DE LA TRAGEDIA. El fiscal habla con los familiares de Pucheta. LA GACETA/JUAN PABLO SANCHEZ NOLI A 24 DIAS DE LA TRAGEDIA. El fiscal habla con los familiares de Pucheta. LA GACETA/JUAN PABLO SANCHEZ NOLI
03 Agosto 2010
El supuesto conductor de la camioneta con la que se atropelló al canillita Raúl Marcelo Pucheta se entregó esta mañana, minutos después de las 9, ante el fiscal Guillermo Herrera. Se trata de Gonzalo Manuel Callejas, de 28 años, quien quedó detenido luego de que se le tomara declaración indagatoria.

Cronología del caso 
Según dijeron algunos familiares del canillita, quien condujo la camioneta negra que chocó a Pucheta habría estado la madrugada de la tragedia en un boliche de Yerba Buena. Luego, habría pasado por un drugstore; finalmente, junto a unos amigos, habría ido a buscar un after para cerrar la noche. En el camino, el individuo chocó al ciclista.

Ayer, hallaron la camioneta implicada oculta en una vivienda de Yerba Buena. Herrera ordenó que el vehículo fuera secuestrada para ser sometido a nuevas pericias. Incluso, se hará un análisis genético para demostrar si la sangre que se encontró es la de la víctima.

Pucheta fue atropellado la madrugada del 10 de julio. El hombre, de 50 años, transitaba en una bicicleta poco después de las cinco hacia su trabajo, para comenzar a vender diarios. Iba por Mate de Luna y cuando dobló para tomar la avenida Alfredo Guzmán (continuación hacia el sur de Camino del Perú) fue embestido por una camioneta negra que apareció desde la avenida Aconquija a gran velocidad.

La víctima sufrió gravísimas heridas. Fue trasladada al Hospital Padilla, pero murió a las pocas horas. El conductor huyó y nada se supo de él hasta ayer a la mañana, cuando el fiscal confirmó que la camioneta que habían secuestrado sería la que había provocado la tragedia.

Luego del accidente, la familia inició una campaña para dar con el vehículo, y con su propietario. Repartieron panfletos, buscaron testigos e hicieron marchas. Pero durante días el silencio fue total. La rapidez con la que se produjo el hecho impidió que alguna persona viera con claridad lo sucedido. Sí habían advertido que se trataba de un vehículo oscuro. Esto fue confirmado por las imágenes obtenidas con la cámara de seguridad ubicada en un comercio cercano. Se veía el rodado pasar a mucha velocidad a las 5.23, pero no se podía apreciar la chapa patente.

Herrera le envió la causa hace 10 días a la División Homicidios y Delitos Complejos. Los policías -al mando de los comisarios Hugo Cabeza y Miguel Gómez- comenzaron a buscar más elementos. Sobre la base de algunos testimonios confirmaron que la camioneta era una Nissan Frontier. Así, el rango de búsqueda se achicó considerablemente.

Pero el dato certero apareció el viernes. Uno de los hermanos de Pucheta recibió un e-mail en el que le daba el nombre del supuesto conductor. Horas después recibió una nueva comunicación. Al nombre se agregaban datos del sospechoso y el lugar en el que la camioneta había sido escondida. Los familiares inmediatamente pusieron sobre aviso a los investigadores. Según trascendió anoche, el autor de los e-mails sería un amigo del sospechoso que, acosado por la situación, decidió sacar a la luz todo lo que había pasado.

Durante el fin de semana los policías buscaron pruebas y luego pidieron una orden de allanamiento para una casa ubicada sobre el cardinal sur de avenida Aconquija al 1.200. La medida fue avalada por el juez de Instrucción, Alfonso Zottoli. Los policías ingresaron a la vivienda poco después de las 9. Allí vive una mujer, que sería abuela del sospechoso. Los investigadores rodearon la propiedad y accedieron a una cochera, cerrada herméticamente. Desde ningún sitio de la casa se veía la camioneta. Mucho menos desde el exterior. Cuando franquearon la puerta se dieron con el vehículo. Herrera entonces llamó a personal de la Policía Científica, al mando de la bioquímica Lilia Moyano.

Lo primero que los peritos advirtieron fue que la óptica delantera izquierda estaba rota, y la chapa abollada. Luego comprobaron que quedaban restos de cabellos y manchas de sangre. El vehículo estaba cubierto de tierra. "No se dio tiempo ni para lavarlo", explicó una fuentes judicial. LA GACETA ©

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