18 Julio 2010
La amistad sincera es posible, independientemente de que las personas sean o no del mismo sexo. Una relación afectuosa, sincera, sin obligaciones, es posible entre un hombre y una mujer, sólo que no es algo muy frecuente de encontrar. No podemos negar que si al hombre le atrae su amiga, intentará tener algo más y no se lo planteará demasiado. En cambio, las mujeres, siempre más cautelosas y reflexivas a la hora del sexo, lo analizan, se confunden y lo viven como un conflicto.
La sexualidad se filtra en cada poro de nuestra piel y tiñe toda nuestra existencia y nuestros vínculos. En algún momento hay que atravesar la duda y tomar una posición. Y así, muchas veces, ambos traspasan el límite de una amistad desinteresada y se convierten en "amigos con derecho a roce". La relación se transforma y sexualiza, dando espacio a que surjan o no sentimientos más profundos. A veces, la historia termina con estos dos amigos llevando a sus hijos al parque. En otras ocasiones, sólo se llega a la conclusión de que más vale conservar la amistad que mezclar los tantos.
La sexualidad se filtra en cada poro de nuestra piel y tiñe toda nuestra existencia y nuestros vínculos. En algún momento hay que atravesar la duda y tomar una posición. Y así, muchas veces, ambos traspasan el límite de una amistad desinteresada y se convierten en "amigos con derecho a roce". La relación se transforma y sexualiza, dando espacio a que surjan o no sentimientos más profundos. A veces, la historia termina con estos dos amigos llevando a sus hijos al parque. En otras ocasiones, sólo se llega a la conclusión de que más vale conservar la amistad que mezclar los tantos.
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