16 Julio 2010
BUENOS AIRES.- Festejo oficialista, silencio opositor y un profundo malestar en la Iglesia. Esa fue la característica de ayer, luego de que el Senado convirtiera en ley el matrimonio homosexual. Así, mientras el Gobierno en pleno salió a capitalizar la aprobación de la norma con la premisa de que la Argentina pasó a la vanguardia en Latinoamérica en materia de derechos civiles, referentes de la Iglesia católica calificaron la ley como "un grave daño al bien social".
Desde China, la presidenta, Cristina Fernández, consideró que se dio "un paso positivo que defiende el derecho de la minoría en la Argentina" y señaló que la sanción de esta ley "marca un hito en cuanto a la ampliación de los derechos civiles, y habla bien del conjunto de la sociedad". Además, deslizó una nueva crítica a la Iglesia católica: "el hecho de que se hablase de guerra de Dios, por ejemplo, mostraba una radicalización que no resultaba positiva de ninguna manera".
"¿Este es el regalo?"
En tanto, el arzobispo de San Juan, Alfonso Delgado, consideró que la ley aprobada implica un daño grave al bien social". Apuntó que la norma carece de "la necesaria legitimidad social porque desconoce la fuerte expresión del federalismo argentino y el amplio consenso social en el país". "¿Es éste el regalo que unos cuantos legisladores y gobernantes le hacen al pueblo argentino, en el Bicentenario de la Patria?", preguntó el arzobispo en declaraciones difundidas por la agencia católica AICA.
Por su parte, el asesor laico de la Conferencia Episcopal Argentina, Guillermo Cartasso, sostuvo que la aprobación de la ley "violenta el principio de igualdad, ya que se pretende tratar de idéntica manera a situaciones que evidentemente no son idénticas entre sí". Consideró que la sanción de la ley "afecta profundamente el régimen de filiación y desconoce el derecho del niño a la identidad", ya que "establece que un niño nacido de una mujer pretendidamente casada con otra mujer sea anotado con dos mamás y sin papá, alterando profundamente sus vínculos más íntimos y fundantes de la personalidad". "La ley sancionada, además de no ser beneficiosa para la edificación de una sociedad justa, es de una factura paupérrima que deja muchos puntos sin solución y que plantea a futuro muchos interrogantes sobre todo en lo constitucional y en materia del interés superior del niño", consideró.
Por último, lamentó las declaraciones "insultantes, ofensivas y descalificadoras hacia obispos de mi iglesia" del jefe de la bancada del Frente para la Victoria, Miguel Angel Pichetto, en el cierre del debate ayer en el Senado, que "no edifican una cultura de la paz ni se compadecen con la diversidad lógica que existe en una sana democracia". (NA-Télam)
Desde China, la presidenta, Cristina Fernández, consideró que se dio "un paso positivo que defiende el derecho de la minoría en la Argentina" y señaló que la sanción de esta ley "marca un hito en cuanto a la ampliación de los derechos civiles, y habla bien del conjunto de la sociedad". Además, deslizó una nueva crítica a la Iglesia católica: "el hecho de que se hablase de guerra de Dios, por ejemplo, mostraba una radicalización que no resultaba positiva de ninguna manera".
"¿Este es el regalo?"
En tanto, el arzobispo de San Juan, Alfonso Delgado, consideró que la ley aprobada implica un daño grave al bien social". Apuntó que la norma carece de "la necesaria legitimidad social porque desconoce la fuerte expresión del federalismo argentino y el amplio consenso social en el país". "¿Es éste el regalo que unos cuantos legisladores y gobernantes le hacen al pueblo argentino, en el Bicentenario de la Patria?", preguntó el arzobispo en declaraciones difundidas por la agencia católica AICA.
Por su parte, el asesor laico de la Conferencia Episcopal Argentina, Guillermo Cartasso, sostuvo que la aprobación de la ley "violenta el principio de igualdad, ya que se pretende tratar de idéntica manera a situaciones que evidentemente no son idénticas entre sí". Consideró que la sanción de la ley "afecta profundamente el régimen de filiación y desconoce el derecho del niño a la identidad", ya que "establece que un niño nacido de una mujer pretendidamente casada con otra mujer sea anotado con dos mamás y sin papá, alterando profundamente sus vínculos más íntimos y fundantes de la personalidad". "La ley sancionada, además de no ser beneficiosa para la edificación de una sociedad justa, es de una factura paupérrima que deja muchos puntos sin solución y que plantea a futuro muchos interrogantes sobre todo en lo constitucional y en materia del interés superior del niño", consideró.
Por último, lamentó las declaraciones "insultantes, ofensivas y descalificadoras hacia obispos de mi iglesia" del jefe de la bancada del Frente para la Victoria, Miguel Angel Pichetto, en el cierre del debate ayer en el Senado, que "no edifican una cultura de la paz ni se compadecen con la diversidad lógica que existe en una sana democracia". (NA-Télam)
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