16 Mayo 2010
Hace una década, planteábamos que Argentina debía promover la producción, comercialización y uso sustentable de los biocombustibles, en una versión superadora del recordado Plan Alconafta. Estos 10 años estuvieron llenos de desafíos, que, a fuerza de mucho trabajo, se fueron superando. Muchos argentinos creían que el programa no se iba a implementar, pero está en marcha. Representa un antes y un después en la diversificación de la matriz energética en general, y al uso de combustibles renovables en el transporte, en particular. El Congreso y el Gobierno nacional, con sus aciertos y sus errores, creyeron en la importancia de los biocombustibles. Los gobiernos provinciales, principalmente los del NOA hicieron un trabajo muy importante, respaldando este programa, actuando en muchos casos como sus abanderados. De ahora en más, tenemos que trabajar para lograr una mayor eficiencia, hecho que implicará maximizar los beneficios en términos de viabilidad técnica, económica, ambiental y social. En el corto plazo, la agenda de trabajo debe contemplar:
1- El fortalecimiento del compromiso social empresario de todos los actores de la cadena valor. En lo referido a la producción de etanol combustible, es muy importante lograr un rápido y muy razonable entendimiento entre la industria y los pequeños y medianos cañeros, consensuando una fórmula que permita una equitativa distribución de los beneficios para los factores de producción involucrados.
2- El desarrollo de un sólido programa de inversiones por parte del sector privado, para mejorar la productividad y aumentar la oferta de biocombustibles, de manera de atender el incremento futuro de la demanda, incluso por el aumento del porcentaje de corte obligatorio de combustibles minerales con biocombustibles (respetando la calidad de los productos y la seguridad de los procesos). Particularmente se torna muy importante consolidar las fuentes de trabajo existentes, crear en forma constante nuevos empleos, garantizar el tratamiento y deposición de los efluentes industriales, las buenas prácticas agrícolas, como así también, aumentar la oferta en materia de generación eléctrica a partir de subproductos y desechos. En el ámbito de las responsabilidades del Estado, se destaca por un lado el ejercicio del poder de contralor, y por otro, el mantenimiento de reglas de juego claras y previsibles.
3- La articulación de políticas públicas entre el sector público y el privado para lograr que toda la producción de biocombustibles tenga un ciclo de vida con importantes ahorros en materia de emisiones de gases efecto invernadero
4- La diversificación en materia de utilización de materias primas, incorporando otras alternativas, como el sorgo dulce, la remolacha azucarera, maíz, sorgo granífero, mandioca, algas, celulosa, etc. De esta manera, se reducirá la capacidad ociosa de las industrias y se incorporarán nuevas, al tiempo que nuevas zonas podrán incorporarse a la producción.
5- La coordinación en materia de investigación y desarrollo, aumentando la inversión y asignando los recursos públicos y privados con mayor eficiencia. El acceso a un financiamiento del tipo que otorga el Bndes de Brasil.
6- La construcción de sólidas bases estadísticas sobre bioenergías, nutridas por la incorporación permanente de datos relevantes, para evitar la generalización de asimetrías en la información entre los distintos agentes económicos.
7- El mejoramiento de la logística para reducir costos (minimizando los inconvenientes propios de los problemas crónicos de nuestro país en materia de infraestructura).
8- El desarrollo de un programa permanente de comunicación para que la opinión pública pueda valorar la importancia de la incorporación de bioenergía a la matriz energética, y el desarrollo de programas de educación ad hoc.
11- La revisión y optimización de la legislación vigente, superando los problemas implícitos que acarrea la Ley 26.093.
En los próximos años asistiremos a un importante crecimiento de la industria bioenergética. Debemos comprometernos para que el futuro consolide los esfuerzos del presente, superando la tendencia al cortoplacismo.
1- El fortalecimiento del compromiso social empresario de todos los actores de la cadena valor. En lo referido a la producción de etanol combustible, es muy importante lograr un rápido y muy razonable entendimiento entre la industria y los pequeños y medianos cañeros, consensuando una fórmula que permita una equitativa distribución de los beneficios para los factores de producción involucrados.
2- El desarrollo de un sólido programa de inversiones por parte del sector privado, para mejorar la productividad y aumentar la oferta de biocombustibles, de manera de atender el incremento futuro de la demanda, incluso por el aumento del porcentaje de corte obligatorio de combustibles minerales con biocombustibles (respetando la calidad de los productos y la seguridad de los procesos). Particularmente se torna muy importante consolidar las fuentes de trabajo existentes, crear en forma constante nuevos empleos, garantizar el tratamiento y deposición de los efluentes industriales, las buenas prácticas agrícolas, como así también, aumentar la oferta en materia de generación eléctrica a partir de subproductos y desechos. En el ámbito de las responsabilidades del Estado, se destaca por un lado el ejercicio del poder de contralor, y por otro, el mantenimiento de reglas de juego claras y previsibles.
3- La articulación de políticas públicas entre el sector público y el privado para lograr que toda la producción de biocombustibles tenga un ciclo de vida con importantes ahorros en materia de emisiones de gases efecto invernadero
4- La diversificación en materia de utilización de materias primas, incorporando otras alternativas, como el sorgo dulce, la remolacha azucarera, maíz, sorgo granífero, mandioca, algas, celulosa, etc. De esta manera, se reducirá la capacidad ociosa de las industrias y se incorporarán nuevas, al tiempo que nuevas zonas podrán incorporarse a la producción.
5- La coordinación en materia de investigación y desarrollo, aumentando la inversión y asignando los recursos públicos y privados con mayor eficiencia. El acceso a un financiamiento del tipo que otorga el Bndes de Brasil.
6- La construcción de sólidas bases estadísticas sobre bioenergías, nutridas por la incorporación permanente de datos relevantes, para evitar la generalización de asimetrías en la información entre los distintos agentes económicos.
7- El mejoramiento de la logística para reducir costos (minimizando los inconvenientes propios de los problemas crónicos de nuestro país en materia de infraestructura).
8- El desarrollo de un programa permanente de comunicación para que la opinión pública pueda valorar la importancia de la incorporación de bioenergía a la matriz energética, y el desarrollo de programas de educación ad hoc.
11- La revisión y optimización de la legislación vigente, superando los problemas implícitos que acarrea la Ley 26.093.
En los próximos años asistiremos a un importante crecimiento de la industria bioenergética. Debemos comprometernos para que el futuro consolide los esfuerzos del presente, superando la tendencia al cortoplacismo.
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