05 Mayo 2010
BUENOS AIRES.- Referentes de la Iglesia católica y la ortodoxia judía en la Argentina unieron ayer su voz para expresarse en contra del matrimonio homosexual, considerado como "la destrucción de la familia" por el rabino Samuel Levin.
Según el rabino, es un "escándalo espiritual" que el Congreso discuta una ley que habilite el casamiento entre personas del mismo sexo, mientras que el arzobispo de Santa Fe, monseñor José María Arancedo, solicitó a los legisladores que el debate no entre "en un canje político".
De opiniones dispares en otros asuntos, la Iglesia católica y la ortodoxia judía en el país parecen haber encontrado en el proyecto del matrimonio gay un punto en común, aunque sólo para remarcar que se oponen a la iniciativa.
"¿Cómo un diputado puede levantar la mano para legalizar una extorsión humana que puede destruir todo lo que es la familia?", se quejó Levin, que representa también a los rabinos del Agudath Israel (los ultraortodoxos del mundo). "Esto viene de Escandinavia, donde pasa cualquier cosa, pero aquí significaría "la destrucción de la vida matrimonial. La Argentina es un país católico, un país normal con vida matrimonial sana, con las características de un país absolutamente sano. Este no es un país enfermo como otros del mundo", subrayó.
Arancedo también reafirmó la postura de los obispos católicos respecto de este tema, al remarcar que para la Iglesia "el matrimonio es entre un hombre y una mujer". (NA)
Según el rabino, es un "escándalo espiritual" que el Congreso discuta una ley que habilite el casamiento entre personas del mismo sexo, mientras que el arzobispo de Santa Fe, monseñor José María Arancedo, solicitó a los legisladores que el debate no entre "en un canje político".
De opiniones dispares en otros asuntos, la Iglesia católica y la ortodoxia judía en el país parecen haber encontrado en el proyecto del matrimonio gay un punto en común, aunque sólo para remarcar que se oponen a la iniciativa.
"¿Cómo un diputado puede levantar la mano para legalizar una extorsión humana que puede destruir todo lo que es la familia?", se quejó Levin, que representa también a los rabinos del Agudath Israel (los ultraortodoxos del mundo). "Esto viene de Escandinavia, donde pasa cualquier cosa, pero aquí significaría "la destrucción de la vida matrimonial. La Argentina es un país católico, un país normal con vida matrimonial sana, con las características de un país absolutamente sano. Este no es un país enfermo como otros del mundo", subrayó.
Arancedo también reafirmó la postura de los obispos católicos respecto de este tema, al remarcar que para la Iglesia "el matrimonio es entre un hombre y una mujer". (NA)
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