Conciertos para todos en Bahía

Conciertos para todos en Bahía

En una viñeta de la tira cómica Diógenes y el Linyera, el personaje hace un comentario bestial y poco romántico sobre una mujer. El perro, más inteligente que el hombre y encargado del remate, acota: "el romanticismo está muerto y este le sigue dando puñaladas". Quizá como una forma de contradecir al sabio can, en Bahía Blanca funciona desde hace 11 años un servicio gratuito de serenatas. Llevan unos 10.000 conciertos en los escenarios más diversos de la ciudad, que van desde villas hasta grandes salones de fiestas, pasando por geriátricos y hospitales. El servicio es simple: un cómplice anota el nombre del homenajeado en la Municipalidad, donde hay una pequeña oficina para tal fin con el cartel "Serenatas de la Muni". Se asigna un horario para la llegada del comando romántico, que interpreta clásicos como "La Cumparsita", "Desde el alma" y "Vieja serenata", entre otros. Además, se aceptan pedidos del agasajado en cuestión.
"Formamos cinco tríos. En un fin de semana con mucho trabajo podemos llegar a dar 100 serenatas. En este país, en general, las sorpresas suelen ser malas noticias. Nosotros queremos robarle una sonrisa a la gente. Esto es un servicio, una guardia, como la de los hospitales", cuenta Franco Barberón, músico, coordinador general y autor de la idea.
La iniciativa, además, significa una fuente de trabajo para músicos populares de la ciudad. "Unas 15 familias vivimos de esto. Ahora estamos trabajando para transformarnos en una cooperativa, porque somos nosotros los que le prestamos servicio al Estado. Es muy lindo llegar a las casas de los bahienses y ver la cara de emoción de la gente", agrega Guillermo Barroso, violinista y uno de los encargados de anotar los pedidos.
Al rato, llega un hombre. Dice que su mujer cumple 65 años la semana próxima y que quiere regalarle una serenata. Guillermo anota la dirección del lugar. Al rato, le pregunto si tiene muchos pedidos para esta noche. "A ver que me fijo", ojea el cuaderno. "No, hoy viene tranquila la cosa". Era fácil advertirlo. Sólo había que salir a la calle. Anoche, todas las serenatas, todos los cantos de amor de esta ciudad, estuvieron dirigidos para ellos, para los caballeros del Olimpo.

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