Las crisis no lograron destruir su fama

Las crisis no lograron destruir su fama

El portento acústico del Teatro Colón convocó a artistas internacionales de primer nivel. Ese pasado soberbio ha quedado opacado por los sucesos adversos ligados a la ambiciosa refacción emprendida en 2002. La reanudación de las funciones tiene el reto de honrar la calidad artística que en su día deslumbró a la soprano estadounidense María Callas.

LABOR ARTESANAL. La reparación del coliseo exigió un sinnúmero de tareas manuales, como muestra esta foto. REUTERS
02 Mayo 2010
Un recital de Mercedes Sosa hizo las veces de despedida. El Teatro Colón dijo "hasta pronto" al público en noviembre de 2006. Desde entonces, permanece cerrado. La primera suspensión de funciones dispuesta (como consecuencia de la refacción) en 102 años de historia del coliseo ha sido, para algunos, una pausa eterna.

Aunque necesaria, absolutamente necesaria, como apostilla Pola Suárez Urtubey, doctora en Música y ganadora del premio Konex. La ensayista santiagueña explica que, si bien ha sido una pena que el Teatro celebre su siglo en plena restauración, no quedaba más opción: "el edificio debía ser revisado a fondo. Ha habido caminos equivocados, pero la refacción era imperiosa. En los últimos tiempos, ni siquiera llegaba el agua a los baños. ¡Había que usar un balde!".

Leonor Plate, autora de Esperando el centenario (una historia detallada del Colón), coincide con Suárez Urtubey: "el Teatro estaba en muy malas condiciones. A lo largo de 100 años sólo tuvo un par de reformas".

Animado con el comienzo de las funciones, Rodolfo Ceretti, presidente de la Fundación del Teatro Colón, confiesa que el período de cierre ha sido muy difícil. La institución que representa perdió auspiciantes y, para mantener las becas concedidas a artistas jóvenes, debió recurrir a conciertos en embajadas y hoteles. Durante los nueve años de refacción hubo momentos de progresos rápidos y otros donde la obra parecía paralizada. "Pero ese temor ya ha quedado superado y ahora que las áreas principales ya están restauradas, sólo quedan intervenciones pendientes en los subsuelos y zonas complementarias cuya culminación está prevista para 2011", anuncia Ceretti.

El día después
La nueva etapa que el Colón empieza el 24 de mayo inspira un sinnúmero de expectativas. Suárez Urtubey sueña con desterrar la creencia de que el Teatro es para gente de élite. "Esa idea proviene, sobre todo, del público que nunca va al coliseo. Todavía hay quienes piensan que hace falta una formación especial para disfrutar del Colón. Es una resistencia antigua que no tiene sentido", reprocha.

Compuesto el edificio, a Ceretti le preocupa recuperar el terreno artístico: "queremos que el Teatro recobre la calidad que supo tener, que vuelva a generar la renovación y a promover el talento joven".

Las crisis del Colón -opina Plate-no destruyeron su fama. Añade: "en su historia abundan los testimonios de glorias; de sus escuelas han surgido celebridades y miles de espectadores aplaudieron con entusiasmo las actuaciones inolvidables que pasaron por su escenario. Quizá el prestigio del Colón sea más reconocido en el extranjero que en Argentina". Ese valor fue el imán que atrajo a figuras consagradas como el compositor Igor Stravinsky, el bailarín Rudolf Nureyev y el tenor Enrico Caruso.

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