04 Abril 2010
Pienso que la lectura de literatura significa, en primer lugar, un encuentro con otros humanos. A través de sus palabras comprendemos el mundo y a nosotros mismos. Las palabras que están allí ofrecidas nos permiten dar nombres a nuestros deseos, sentimientos, sensaciones, dolores, inquietudes y alegrías. Y también nos ayudan a pensar y a comprender lo que nos pasa.
La lectura nos dota de saberes... nos vuelve sabios. Es un formidable instrumento que permite que construyamos nuestra subjetividad más profunda. Cuando leemos, especialmente ficción, entramos en otros mundos posibles, nos ensoñamos, fantaseamos y nos identificamos con esos héroes de papel. Y al regresar al mundo real, ya no somos los mismos. Hemos "vivido" otras experiencias que provocaron en nosotros una transformación.
Los cuentos maravillosos, fantásticos y de miedo -que les leemos o les contamos a los niños-, nos prestan sus espacios para que seamos felices o suframos anticipadamente; para que seamos valientes, cumplamos los deseos más profundos, superemos el miedo, o para que triunfemos o soñemos. Son un verdadero ensayo para la vida.
Todos tenemos recuerdos e imágenes imborrables de libros que, al revelarnos lo inesperado, nos han permitido cambiar el rumbo, mostrarnos nuestra verdad y de ese modo han marcado nuestros destinos personales. Son imágenes y palabras que nos acompañarán por el resto de nuestras vidas.
La escuela que impulsa el encuentro de los niños con los libros, con los mejores libros, está contribuyendo no sólo a formar lectores sino personas. Está trabajando para hacer realidad los derechos de todos los niños de constituir su subjetividad y de participar de una sociedad democrática.
La lectura nos dota de saberes... nos vuelve sabios. Es un formidable instrumento que permite que construyamos nuestra subjetividad más profunda. Cuando leemos, especialmente ficción, entramos en otros mundos posibles, nos ensoñamos, fantaseamos y nos identificamos con esos héroes de papel. Y al regresar al mundo real, ya no somos los mismos. Hemos "vivido" otras experiencias que provocaron en nosotros una transformación.
Los cuentos maravillosos, fantásticos y de miedo -que les leemos o les contamos a los niños-, nos prestan sus espacios para que seamos felices o suframos anticipadamente; para que seamos valientes, cumplamos los deseos más profundos, superemos el miedo, o para que triunfemos o soñemos. Son un verdadero ensayo para la vida.
Todos tenemos recuerdos e imágenes imborrables de libros que, al revelarnos lo inesperado, nos han permitido cambiar el rumbo, mostrarnos nuestra verdad y de ese modo han marcado nuestros destinos personales. Son imágenes y palabras que nos acompañarán por el resto de nuestras vidas.
La escuela que impulsa el encuentro de los niños con los libros, con los mejores libros, está contribuyendo no sólo a formar lectores sino personas. Está trabajando para hacer realidad los derechos de todos los niños de constituir su subjetividad y de participar de una sociedad democrática.
La lectura nos dota de saberes... nos vuelve sabios. Es un formidable instrumento que permite que construyamos nuestra subjetividad más profunda. Cuando leemos, especialmente ficción, entramos en otros mundos posibles, nos ensoñamos, fantaseamos y nos identificamos con esos héroes de papel. Y al regresar al mundo real, ya no somos los mismos. Hemos "vivido" otras experiencias que provocaron en nosotros una transformación.
Los cuentos maravillosos, fantásticos y de miedo -que les leemos o les contamos a los niños-, nos prestan sus espacios para que seamos felices o suframos anticipadamente; para que seamos valientes, cumplamos los deseos más profundos, superemos el miedo, o para que triunfemos o soñemos. Son un verdadero ensayo para la vida.
Todos tenemos recuerdos e imágenes imborrables de libros que, al revelarnos lo inesperado, nos han permitido cambiar el rumbo, mostrarnos nuestra verdad y de ese modo han marcado nuestros destinos personales. Son imágenes y palabras que nos acompañarán por el resto de nuestras vidas.
La escuela que impulsa el encuentro de los niños con los libros, con los mejores libros, está contribuyendo no sólo a formar lectores sino personas. Está trabajando para hacer realidad los derechos de todos los niños de constituir su subjetividad y de participar de una sociedad democrática.
La lectura nos dota de saberes... nos vuelve sabios. Es un formidable instrumento que permite que construyamos nuestra subjetividad más profunda. Cuando leemos, especialmente ficción, entramos en otros mundos posibles, nos ensoñamos, fantaseamos y nos identificamos con esos héroes de papel. Y al regresar al mundo real, ya no somos los mismos. Hemos "vivido" otras experiencias que provocaron en nosotros una transformación.
Los cuentos maravillosos, fantásticos y de miedo -que les leemos o les contamos a los niños-, nos prestan sus espacios para que seamos felices o suframos anticipadamente; para que seamos valientes, cumplamos los deseos más profundos, superemos el miedo, o para que triunfemos o soñemos. Son un verdadero ensayo para la vida.
Todos tenemos recuerdos e imágenes imborrables de libros que, al revelarnos lo inesperado, nos han permitido cambiar el rumbo, mostrarnos nuestra verdad y de ese modo han marcado nuestros destinos personales. Son imágenes y palabras que nos acompañarán por el resto de nuestras vidas.
La escuela que impulsa el encuentro de los niños con los libros, con los mejores libros, está contribuyendo no sólo a formar lectores sino personas. Está trabajando para hacer realidad los derechos de todos los niños de constituir su subjetividad y de participar de una sociedad democrática.