18 Marzo 2010
RUMBO AL RIO. Una esclava lavandera de Buenos Aires, fumando pipa con el atado de ropa en la cabeza.
Los esclavos, gente de color proveniente del Africa, fueron introducidos en América a partir del siglo XV. El infame comercio deparó sabrosas ganancias a los traficantes. Afirman los investigadores que el tratamiento que se dio a los esclavos en la actual Argentina fue generalmente benévolo. Estuvo muy alejado del inhumano que recibían en otras regiones del continente, como las explotaciones mineras de Nueva España y del Perú, o en las Antillas.
Trabajaban en el servicio doméstico muchos, y otros en la agricultura, así como en oficios de zapateros, carpinteros, pulperos y similares. El estudio de Abelardo Levaggi sostiene que los esclavos existentes en la zona del Río de la Plata "tuvieron, dentro de su deprimente situación, una amplia esfera de derechos y una efectiva protección judicial".La esclavitud era de por vida y hereditaria. La condición se transmitía a los descendientes por vía materna: "la madre determinaba la condición del hijo, que pertenecía al amo de aquella".
El esclavo podía alcanzar su libertad por algunos caminos. En el Plata se usaron la "manumisión", o sea la libertad concedida expresa o tácitamente por voluntad del amo, y el "rescate", que era la compra de esa libertad, tras un pago que el esclavo hacía a su propietario. El monto era el que este había desembolsado cuando lo compró.
Los que obtenían tal cambio de condición, eran denominados "libertos", pero estaban en un plano inferior al de los blancos y los indios. Debían oblar un tributo, vivir junto a "amos conocidos" y tener oficio o trabajo. No podían ocupar cargos públicos, ni aspirar a grados universitarios o al sacerdocio. Les estaba prohibido utilizar armas, aunque en los años finales del dominio español se les permitió enrolarse en las plazas inferiores del ejército.
Escriben los historiadores que "la condición de liberto se transmitía tanto por vía paterna como materna, y continuaba por generaciones hasta el desvanecimiento del color de la piel. A partir de 1795 se estableció que algunos libertos (los pardos y los quinterones) podían ser dispensados de tal condición mediante un pago hecho a la Corona". Este pago se denominaba gracias al sacar.
Trabajaban en el servicio doméstico muchos, y otros en la agricultura, así como en oficios de zapateros, carpinteros, pulperos y similares. El estudio de Abelardo Levaggi sostiene que los esclavos existentes en la zona del Río de la Plata "tuvieron, dentro de su deprimente situación, una amplia esfera de derechos y una efectiva protección judicial".La esclavitud era de por vida y hereditaria. La condición se transmitía a los descendientes por vía materna: "la madre determinaba la condición del hijo, que pertenecía al amo de aquella".
El esclavo podía alcanzar su libertad por algunos caminos. En el Plata se usaron la "manumisión", o sea la libertad concedida expresa o tácitamente por voluntad del amo, y el "rescate", que era la compra de esa libertad, tras un pago que el esclavo hacía a su propietario. El monto era el que este había desembolsado cuando lo compró.
Los que obtenían tal cambio de condición, eran denominados "libertos", pero estaban en un plano inferior al de los blancos y los indios. Debían oblar un tributo, vivir junto a "amos conocidos" y tener oficio o trabajo. No podían ocupar cargos públicos, ni aspirar a grados universitarios o al sacerdocio. Les estaba prohibido utilizar armas, aunque en los años finales del dominio español se les permitió enrolarse en las plazas inferiores del ejército.
Escriben los historiadores que "la condición de liberto se transmitía tanto por vía paterna como materna, y continuaba por generaciones hasta el desvanecimiento del color de la piel. A partir de 1795 se estableció que algunos libertos (los pardos y los quinterones) podían ser dispensados de tal condición mediante un pago hecho a la Corona". Este pago se denominaba gracias al sacar.