19 Febrero 2010
A las 16.35 arrancó la jornada vespertina del juicio por la existencia de un centro clandestino de detención en la ex Jefatura de Policía. En atención a lo prolongado que había resultado la mañana, el presidente del Tribunal Oral en lo Criminal Federal (TOF), Carlos Jiménez Montilla, pidió que dos de los cinco testigos previstos para la tarde sean citados para el martes a las 9.30. La prórroga, sin embargo, terminó incluyendo a un tercero.
Sólo dos testigos, ambos ofrecidos por la querella, respondieron las preguntas de las partes: el coronel (r) Horacio Pantaleón Ballesteros y Osvaldo Pérez, quien estuvo prisionero en el arsenal Miguel de Azcuénaga, entre el 1 de julio de 1976 y el 28 de junio de 1977.
"Mi carrera militar terminó en 1971, cuando me sublevé contra la dictadura de (Alejandro Agustín) Lanusse", dijo Ballesteros. Aunque no formaba parte del Ejército al momento del golpe de 1976, respondió preguntas que tenían que ver con el funcionamiento en general del cuerpo. Explicó, además, en qué consiste las doctrinas de Seguridad Nacional y de la Contrainsurgencia. "Nace de la experiencia francesa en Indochina y en Argelia: se divide el país en zonas. La Junta Interamericana aconsejó a los miembros adoptarla", contó.
Ballesteros respondió preguntas de los militares (r) imputados Alberto Cattáneo y Luciano Benjamín Menéndez. Se dio entonces una situación especial, ya que estos indagaban desde su convicción de que lo ocurrido durante los 70 había sido una guerra. Ballesteros, en cambio, contestaba desde su perspectiva de que no se había dado ninguna situación bélica.
A las 18.35 entró Pérez al recinto. A partir de sus respuestas, los presentes oyeron algunas de sus vivencias en el arsenal. Dijo que, entre otros, conoció allí al testigo Juan Martín Martín. Según su relato, este le comentó que había estado detenido en la ex Jefatura. Jiménez Montilla le llamó la atención en un par de ocasiones a la defensa, debido a que indagaban cuestiones que ya había sido contestadas con anterioridad por Pérez. Este, en tanto, mostró solvencia ante cada pregunta, ya sea de la querella o de los defensores.
Bussi pidió indagar al testigo. El tribunal se lo permitió, con la advertencia de que debían ser preguntas concretas. El ex gobernador de Tucumán realizó tres preguntas. La última buscaba saber si Pérez gozaba de privilegios en su lugar de detención. "Tuvimos el privilegio de contar con una guitarra como la de Luis Falú y de la voz de Germán Cantos (hermano de Roberto Cantos, integrante del dúo Coplanacu); de esos privilegios gozamos en ese antro de horror", respondió.
Sólo dos testigos, ambos ofrecidos por la querella, respondieron las preguntas de las partes: el coronel (r) Horacio Pantaleón Ballesteros y Osvaldo Pérez, quien estuvo prisionero en el arsenal Miguel de Azcuénaga, entre el 1 de julio de 1976 y el 28 de junio de 1977.
"Mi carrera militar terminó en 1971, cuando me sublevé contra la dictadura de (Alejandro Agustín) Lanusse", dijo Ballesteros. Aunque no formaba parte del Ejército al momento del golpe de 1976, respondió preguntas que tenían que ver con el funcionamiento en general del cuerpo. Explicó, además, en qué consiste las doctrinas de Seguridad Nacional y de la Contrainsurgencia. "Nace de la experiencia francesa en Indochina y en Argelia: se divide el país en zonas. La Junta Interamericana aconsejó a los miembros adoptarla", contó.
Ballesteros respondió preguntas de los militares (r) imputados Alberto Cattáneo y Luciano Benjamín Menéndez. Se dio entonces una situación especial, ya que estos indagaban desde su convicción de que lo ocurrido durante los 70 había sido una guerra. Ballesteros, en cambio, contestaba desde su perspectiva de que no se había dado ninguna situación bélica.
A las 18.35 entró Pérez al recinto. A partir de sus respuestas, los presentes oyeron algunas de sus vivencias en el arsenal. Dijo que, entre otros, conoció allí al testigo Juan Martín Martín. Según su relato, este le comentó que había estado detenido en la ex Jefatura. Jiménez Montilla le llamó la atención en un par de ocasiones a la defensa, debido a que indagaban cuestiones que ya había sido contestadas con anterioridad por Pérez. Este, en tanto, mostró solvencia ante cada pregunta, ya sea de la querella o de los defensores.
Bussi pidió indagar al testigo. El tribunal se lo permitió, con la advertencia de que debían ser preguntas concretas. El ex gobernador de Tucumán realizó tres preguntas. La última buscaba saber si Pérez gozaba de privilegios en su lugar de detención. "Tuvimos el privilegio de contar con una guitarra como la de Luis Falú y de la voz de Germán Cantos (hermano de Roberto Cantos, integrante del dúo Coplanacu); de esos privilegios gozamos en ese antro de horror", respondió.