SALTA (Luis María Ruiz, enviado especial).- Oscar Hanne es empleado de una aseguradora de riesgos de trabajo ubicada frente a los shoppings de esta ciudad. Pero cuando vio que habían asaltado a una mujer, recordó sus mejores momentos de rugbier, aprovechó su 1,85 metro y sus 115 kilos y fue en busca de los delincuentes. El hombre no tenía la menor idea de que eran dos hombres peligrosos, sindicados como autores del homicidio de Silvia Castillo de Roselló, perpetrado en Tucumán hace poco más de un mes. "Si lo pienso en frío, quizás no lo hago. Pero actué así porque sentí mucha impotencia. Ojalá esto sirva para que se haga justicia", afirmó el hombre, de 32 años, en una entrevista con LA GACETA en su lugar de trabajo.
Este "héroe" urbano no actuó sólo. Otros dos ex deportistas, mucho más famosos que él, también colaboraron. Los ex futbolistas Américo Gallego, actual DT de Independiente, y su ayudante de campo, Luis Islas (ex arquero de la Selección) le dieron un par de "sopapos" al asaltante, luego identificado por la Policía como Matías Jesús González. "Se nota que no conocían Salta; este era el lugar menos indicado para robar", remarcó Hanne, en una entrevista con LA GACETA.
- ¿Qué sucedió el miércoles?
- Era prácticamente la hora de cierre de la oficina, casi las 14. Justamente decíamos con un compañero que la jornada había sido aburrida cuando empezamos a escuchar unos gritos que venían desde la calle. Vi pasar la moto en contramano por la vereda, a gran velocidad; cuando salgo, a media cuadra, me doy cuenta de que los ladrones habían quedado ’estancados’, porque un auto les había cerrado el paso; había mucha gente en la calle.
- ¿Cuál fue su primera reacción?
- Como había una posibilidad de corretearlo, salí sin dudarlo. Sentía una bronca terrible; es la bronca del pueblo ante estas situaciones. Los tipos estaban por arrancar y alcancé a agarrarlo a uno de ellos del cuello y lo tiré. El otro logró salir corriendo, pero a la cartera la tenía el que había quedado en el piso. Todo duró no más de 15 segundos. El descarado gritaba ’¡me quieren pegar!’ Lo agarré del cuello; él tenía un casco negro puesto, y logró zafarse. Después salió corriendo y yo le di una zancadilla, pero no se cayó. Aunque, para su desgracia, corrió hacia la playa de estacionamiento del shopping. Y justo venían de frente Islas y "El Tolo" Gallego. Este último lo empujó, y "El Flaco" lo acomodó de una piña. La gente se empezó a agolpar, pero justo llegó el personal de seguridad del shopping y un bombero que estaba en el lugar. Ellos lo salvaron.
- ¿Qué pasó con el otro?
- El otro flaco fue rapidísimo. En un segundo desapareció. Mide más de 1,80 y tiene un tranco terrible. En un momento se cuadró para pelear, pero de pronto salió disparado y se perdió de vista.
- ¿Está preocupado porque puedan salir?
- Al principio, la bronca nuestra era que como no tenían armas, quizás mañana estaban afuera. Pero si tienen esa causa en Tucumán, no será así. Pasa que uno de ellos arrastró a la mujer (Sandra Díaz Tolaba, víctima del intento de robo) y le dejó raspones en las manos. Fue muy violento. La señora y su madre estaban aterradas.
- ¿Le llamó la atención cómo actuaron los delincuentes?
- Se nota que no tenían idea de cómo es Salta, porque primero se metieron en contramano. Para colmo, después uno de ellos cruzó corriendo hacia el shopping. Esta es una zona donde no se puede asaltar. Está lleno de agentes, de personal de seguridad privada. Hay patrullaje. Yo pienso que es un lugar muy poco indicado para un robo.
- Si usted no intervenía, quizás la causa por el crimen de Roselló no avanzaba…
- Yo siento bronca, porque mucha gente laburante transpira para ganarse un mango, y hay personas como estas que no tienen problemas en gatillarte y matarte para robarte unos mangos. Ojalá que esto sirva para que la paguen. Acá hubo una colaboración de toda la gente en conjunto. Hay mucha bronca; estas cosas no deben ocurrir, y para eso todos debemos ayudar.