Un hombre evitó un robo en Salta y atrapó a un acusado de matar a Castillo de Roselló

Un hombre evitó un robo en Salta y atrapó a un acusado de matar a Castillo de Roselló

El sospechoso y su cómplice, que sería quien asesinó a la mujer el 13 de diciembre, intentaron arrebatar una cartera con una moto.

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MUESTRAS DE LA BARBARIE. El parabrisas del Citröen ZR de la víctima fue perforado por uno de los balazos. Silvia Castillo murió casi en el acto. LA GACETA / ANTONIO FERRONI MUESTRAS DE LA BARBARIE. El parabrisas del Citröen ZR de la víctima fue perforado por uno de los balazos. Silvia Castillo murió casi en el acto. LA GACETA / ANTONIO FERRONI
14 Enero 2010

Tal vez desesperados por obtener dinero para mantenerse en la clandestinidad decidieron exponerse a la luz luego de muchos días. Y uno de ellos perdió. Luego de un mes la investigación del crimen de Silvia Castillo de Roselló dio un salto de calidad ya que, por lo menos hasta ayer a la tarde, todo eran pistas y pruebas, pero no había aprehendidos. Uno de los dos hombres sobre los cuales pesan pedidos de detención a raíz del trágico ataque fue detenido en la capital de Salta. El otro sospechoso logró escapar, pero estaría cercado.

Cuando la Policía los identificó los catalogó como peligrosos: no van a dudar en defenderse, dijo incluso el jefe de la fuerza, Hugo Sánchez. Paradójicamente, la detención no la concretó ningún policía, sino un civil que se interpuso para evitar que los asaltantes atacaran a una mujer frente al shopping salteño. Luego el hombre sería identificado como Matías Jesús González, de 27 años, conocido como "El Negro" o "El Gordo", a quien anoche mismo fueron a buscar los policías tucumanos para traerlo entre hoy y mañana a la provincia.

Ayer se cumplió un mes del ataque, que causó conmoción entre los tucumanos. La Justicia ya había emitido las órdenes de detención contra Sebastián"Garrón" Romero y contra González. Teniendo en cuenta que podrían haber escapado de la provincia, se emitió una pedido de captura a nivel nacional contra ellos. Había varias pistas para sustentar la imputación, como una motocicleta gris y un casco blanco, ambos similares a los que tenían los asesinos, además de proyectiles calibre 9mm y gran cantidad de celulares.

El ataque

La madrugada del 13 de diciembre, Claudio Roselló, su esposa Silvia y sus tres hijos, de 15, 13 y seis años, llegaron a su casa del barrio Ciudad Parque en un Citröen ZR gris. El hombre y su hija mayor se bajaron del auto para abrir el portón de entrada. Ya habían sufrido delitos en esas circunstancias, por lo que extremaban las medidas de seguridad, según contaron luego. Todo parecía estar tranquilo, por lo que Claudio regresó al vehículo, dispuesto a ingresar en el garaje. Pero antes de llegar escuchó los gritos de su esposa. "¡Mirá!", le dijo Silvia, señalando a un hombre joven, de tez morena y pelo largo, que avanzaba rápidamente entre las sombras hacia donde estaba su hija. El delincuente, ante esto, realizó al menos un disparo contra la familia. Roselló alcanzó a entrar al Citröen y, presa de la desesperación, empezó a maniobrar el vehículo para asustar al delincuente. Pero el asaltante no se amedrentó: alzó su arma, apuntó con firmeza y siguió apretando el gatillo mientras corría hacia la esquina. Allí lo esperaba su cómplice en una moto Honda Twister gris. Nadie logró verle la cara a este individuo -que también hizo tiros- pues llevaba puesto un casco.

Sangre fría

Testigos afirman que los delincuentes sabían que habían cometido un crimen. "¿Le diste?", le preguntó el conductor de la moto al otro muchacho. "Sí, en la cabeza", respondió este, demostrando una sangre fría espeluznante.

Silvia había recibido un disparo en la frente y otro en el brazo. Murió prácticamente en el acto. Su hijo menor se salvó, pues iba durmiendo en su regazo.

Además, un proyectil quedó atorado en el motor del Citröen. Si penetraba el metal, afirman especialistas, posiblemente Claudio hubiera resultado gravemente herido.

El apodo "Garrón" llegó rápidamente a oídos de los investigadores. Según la causa, este joven desató su furia contra una vecina de "La Bombilla", a la cual acusó de haberlo "batido" con la Policía. El 18 de diciembre realizó varios tiros contra la fachada de esa casa. Los peritos compararon los casquillos y proyectiles secuestrados allí. Tenían la misma ánima que los hallados en la escena del crimen, es decir las marcas internas del casquillo que son únicas e irreproducibles. Para llegar a esta conclusión los peritos utilizaron un comparador balístico en la sede de Criminalística. El 30 de diciembre, cuando se conocieron los resultados de este estudio, el fiscal II de Instrucción, Carlos Albaca le solicitó a la jueza Emma de Nucci la detención del sospechoso.

Al comenzar la feria judicial, en enero, el fiscal Sale y el juez Alfonso Zottoli se hicieron cargo de la causa. Fueron ellos quienes estuvieron de acuerdo en que "El Negro" debía ser arrestado, basándose en las pruebas. Uno de los elementos que más comprometen al joven es un casco blanco que fue secuestrado en uno de los operativos realizados por la División Homicidios, a cargo de los comisarios Hugo Cabeza, Miguel Gómez, Humberto Ruezga y Raúl Ferreira.

Los policías se habían comunicado principalmente con sus pares de Salta, Santiago del Estero y Catamarca.

Interceptada

Ayer, poco antes de las 13, una mujer circulaba por avenida Virrey Toledo en una camioneta. Según informó la Policía salteña, llevaba en un bolso $ 35.000 que iban a ser depositados en una sucursal del banco Río, ubicada frente al shopping. Cuando la mujer -su identidad no trascendió- llegó a la esquina de calle Entre Ríos se desató el caos. Dos hombres en una motocicleta gris se interpusieron en su camino y, según los testigos, uno de ellos se bajó e intentó arrancarle el bolso, luego de haber abierto la puerta del vehículo. La víctima comenzó a gritar desesperada, por lo que varios hombres se acercaron para tratar de ayudarla. Aparentemente el que se había bajado de la moto era Romero que al ver que se acercaban comenzó a correr y desapareció sin llevarse nada. El otro estaba en la moto, pero un hombre lo tomó del casco y lo tiró al piso. Para ese momento ya llegaban corriendo policías de seguridad del shopping, que lograron reducir al acusado y secuestrar la moto.

Nombre falso

"Cuando lo trajeron a la comisaría se identificó como Rivero. Dio un nombre falso, pero nosotros igualmente pedimos los antecedentes a partir de las huellas digitales", explicó a LA GACETA el oficial Ricardo Llaves. Horas después, los investigadores confirmaron que en realidad se llamaba Matías González. "Yo había estado leyendo LA GACETA y me había llamado la atención el caso de la señora que habían matado. Ahí decía el nombre de González y en el acto me comuniqué con mis colegas de Tucumán", agregó el policía. La moto en la que se movilizaban era una Honda Twister 250cc, la misma que utilizaron los asesinos de Castillo de Roselló. "El otro delincuente es buscado intensamente. El titular del juzgado formal VIII, Federico Diez, ordenó que se cerraran todas las salidas de la provincia para evitar que se escape. Esperamos tener suerte", agregó el policía.

González será trasladado hoy al juzgado ya que en principio será acusado de tentativa de robo en calidad de coautor por el juez Diez. Sin embargo, la comisión tucumana de policías que viajó a esa provincia con un exhorto firmado por Zotolli para que sea extraditado a Tucumán.

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