BUENOS AIRES/NUEVA YORK.- La decisión de la presidenta, Cristina Fernández, de echar al jefe del Banco Central muestra que continúa dispuesta a pelear batallas que podrían socavar sus esfuerzos por mejorar la imagen del país para los inversores. Fernández pidió a Martín Redrado su renuncia el miércoles, generando un conflicto político en la tercera economía de América Latina, en el mismo momento en que el Gobierno busca seducir a Wall Street con un canje para regularizar su situación con tenedores de deuda impaga por U$S 20.000 millones.
Pero ayer, luego de que Redrado se resistiera a dejar su cargo, Fernández firmó un decreto para removerlo. "Esta situación con el Banco Central trajo algunos malos recuerdos del 2001/2002", dijo Samarjit Shankar, director de estrategia global de cambios en BNY Mellon, basado en Boston. "También genera un alto nivel de incertidumbre respecto del diseño de políticas en Argentina", acotó.
Los bonos domésticos argentinos cayeron un 1,5% el miércoles por el conflicto con Redrado, y el riesgo de la deuda argentina aumentó respecto de la estadounidense. Los inversores reaccionaron con cautela ante el conflicto con el Banco Central. Pero algunos analistas dicen que la pelea no tendría un impacto duradero sobre el precio de los bonos, que iniciaron una carrera alcista desde que Fernández anunció planes para llegar a un arreglo con los tenedores de deuda incumplida.
La incertidumbre política marcó la gestión de Fernández desde que sucedió en el cargo a su marido, Néstor Kirchner, a fines de 2007.
La disputa con Redrado llegó inesperadamente, en momentos en que faltan semanas para que el país lance el canje de deuda. La Presidenta se vio envuelta en un conflicto en 2008 con los productores agropecuarios por las retenciones a la soja, una disputa complicada que erosionó los precios de los bonos soberanos y hundió su popularidad al nivel actual, por debajo del 30%.
Su manejo del conflicto contribuyó a su derrota en las elecciones legislativas y consecuentemente a la pérdida de su mayoría en el Congreso. El camino hacia las elecciones de 2011 probablemente estará marcado por el conflicto, mientras que la oposición buscará capitalizar la debilidad de la Presidenta. "Va a ser un camino con muchos obstáculos. Los Kirchner van a enfrentar más desafíos políticos mientras se acercan las elecciones de 2011", dijo Freddie Thomsen, analista político y económico argentino.
El Gobierno, complicado con la caja, decidió echar a Redrado luego de que rechazó el plan de utilizar U$S 6.569 millones para pagar obligaciones de deuda por U$S 13.000 millones este año, en momentos en que el superávit fiscal se reduce. Al anunciar el plan el mes pasado, el ministro de Economía, Amado Boudou, dijo que el objetivo era alejar las dudas sobre la capacidad de pago del país. Pero la oposición sostiene que el plan es inconstitucional y advirtieron que le daría más espacio al Gobierno para aumentar los planes sociales y levantar su nivel de apoyo.
"No es una necesidad para el Gobierno (las reservas del fondo), no es un tema difícil para el Gobierno en materia de financiamiento", dijo Fausto Spotorno, economista de la consultora Orlando Ferreres & Asociados, y agregó que la disputa no debería interrumpir el plan de canje de deuda a lanzarse este mes.
"En los mejores de los escenarios no cambia nada porque sigue siendo (el canje) un buen negocio", dijo, y agregó que el Gobierno podría pagar las obligaciones de este año aún sin las reservas.
Sin embargo, el banco HSBC dijo en un informe que la lucha de Redrado con el Gobierno podría extenderse en el tiempo, y la tensión política prolongada aumentaría el costo de endeudamiento para Argentina en el momento en que se prepara para regresar a los mercados internacionales.
"El aumento de ruido político y la probable profundización de la imagen de que las instituciones argentinas son débiles, seguramente pesará sobre las tasas de los bonos soberanos en los próximos meses", escribió, en tanto, la analista de Credit Suisse, Carola Sandy. Pero aún si la disputa con Redrado pesa sobre los precios de los bonos, podría no ser un factor de disuasión en el largo plazo para los inversores atraídos por un retorno de inversión que alcanzó el 85% en bonos en dólares el año pasado.
"La gente fue muy positiva con Argentina durante el tercer y cuarto trimestre del año pasado, dejando de lado que el país está aún plagado por esta clase de problemas", dijo Win Thin, analista de cambios en Brown Brothers en Nueva York.