"Martín no se va", dijo anoche a LA GACETA un vocero del Banco Central. Se refería a una postura firme del presidente de la autoridad monetaria, Martín Redrado, a quien la presidenta, Cristina Kirchner, le pidió la renuncia. Esto desató una severa crisis institucional, con derivaciones económicas y políticas, y un posible conflicto de poderes. Cristina quiere echar a Redrado porque demora la asignación de U$S 6.500 millones de las reservas federales al Tesoro, para que el Gobierno cancele vencimientos de deuda externa de este año, propósito que establece un DNU firmado por ella. La oposición entiende que es facultad del Congreso, mediante una ley, cualquier uso de las reservas. Además, según la carta orgánica del Central, su presidente puede ser removido sólo si así lo dictamina una comisión del Congreso conducida por el presidente del Senado: Julio Cobos. En medio del conflicto, ayer el radicalismo pidió a la Justicia una cautelar para impedir que las reservas se utilicen para pagar la deuda.