El recinto de La Ciudadela, el que se conmovió con triunfos y fiestas interminables, vivió esta vez la alegría de un grupo de seguidores incondicionales de La Florida y la desazón de miles. El 31 de marzo de 2003, para los hinchas de San Martín -sobre todo para los que se esfuerzan sin tregua para juntar el dinero para la entrada-, representó algo así como el dolor de ya no ser.
En la temporada 1988-89, los "santos" -que se habían inscripto casi una veintena de veces en los ex torneos nacionales- accedieron por primera vez a la elite del fútbol argentino. No pudieron mantenerse. Sin embargo, en 1992 volvieron a medirse con lo más granado del deporte de mayor arraigo popular. En ese par de incursiones ante los "pesos pesados" se registraron momentos inolvidables; como aquella espectacular victoria en La Bombonera.
Pero -y este no es el momento de entrar en la serie de desaciertos cometidos ni en las circunstancias propias de un juego que es el arte del imprevisto- San Martín fue lentamente perdiendo imagen y del Nacional B cayó al Argentino A. Tampoco pudo mantenerse y, ante el asombro de los especialistas, apareció en el Argentino B.
Hoy, como si ya no existieran argumentos explicativos, un club histórico vuelve a la Liga de origen. La única verdad es la realidad. Ahora dirigentes, jugadores e hinchas deberán remar desde el fondo con el pecho caliente y la cabeza fría si es que pretenden retornar a planos más acordes con el rico pasado de la institución.
Todo llega y todo pasa. Hoy la angustia se clavó en corazones jóvenes y en los que vienen acompañando a estos colores desde hace varias décadas.
Mañana puede salir otra vez el sol para el "santo".
A pesar del duro golpe, sigue latente el fuego sagrado "santo"
Fría, triste, gris era la tarde en La Ciudadela. Haber perdido en una instancia final echa por tierra todo el esfuerzo realizado. Al hincha de San Martín seguramente le costará digerir este trago amargo que significó el quedar afuera de la competencia del Torneo Argentino "B".
Fue un golpe duro, por cierto. Pero, todos los que nos encontramos emparentados con este deporte sabemos que el fútbol siempre da revancha. Y el club de La Ciudadela tiene con qué intentar el renacimiento. Nada está terminado, ni mucho menos. La historia no se puede borrar de un plumazo; tampoco se puede apagar ese fuego sagrado que siente el hincha "santo". El seguirá poniéndole el hombro al proyecto que surja.
Habrá que comenzar de nuevo. Al "santo" le aguarda una empinada subida, sin duda. Pero, si el proyecto tiene continuidad no resultará imposible alcanzar la cima.
Se podría decir que no todo fue frustración. San Martín demostró que cuenta con una buena base de futbolistas y esto lo hace abrigar esperanzas. Santos Ledesma, Mario Vera, Gastón Ortiz, Sergio Peralta, Daniel Juárez, Javier Contreras, Cristian Ruiz, Lucas Oviedo y Gustavo Ibáñez, entre otros, pueden llegar a conformar un plantel con serias aspiraciones de luchar el Torneo Apertura que organiza la Liga Tucumana de Fútbol y que comenzará en dos semanas.
Si a estos jugadores les sumamos los refuerzos que llegaron -Juan Lubo, Fernando del Moral, Gustavo Carabajal, Gustavo Contreras y Claudio Alí- podríamos decir que estamos frente a un verdadero potencial para la competencia doméstica que, con seguridad, también resultará exigente.
El tiempo dará o no la razón. Sólo será cuestión de esperar que transcurra. La herida es profunda, pero alguna vez se tendrá que cerrar. Sólo será cuestión de asimilar el golpe.
Cáceres no podía articular palabra
Al titular del club San Martín le costó articular palabras tras la derrota. Juan Carlos Cáceres, con voz entrecortada, dijo: "debimos estar preparados para este traspié. Ahora debemos pasar este amargo trago y reencaminarnos para llevar a San Martín a los puestos que jamás debió dejar", expresó el presidente en La Ciudadela.
La comisión directiva que encabeza Cáceres había apostado al gerenciamiento del fútbol. La experiencia, en lo deportivo, no fue la ideal. Pero, cabe destacar que los administradores del fútbol ya hicieron importantes inversiones logrando los pases de excelentes futbolistas de la provincia para encarar, con sólidos argumentos, el campeonato Anual de la Liga Tucumana de Fútbol Volviendo a Cáceres, indudablemente lo embargaba el dolor por este tercer descenso consecutivo.
"No tengan dudas; este es el día más triste de mi vida en lo que hace al deporte. Deseo agradecerles a los hinchas por el apoyo brindado y asegurarles que haremos lo imposible para que San Martín vuelva a los primeros planos del fútbol", concluyó.
La suerte nos fue esquiva
Estoy destruido. Siento una tremenda amargura. Todavía no puedo creer que San Martín haya descendido una divisional más.
De mi parte sería ingrato buscar culpables; no los hubo, con seguridad. Los muchachos se brindaron por entero, pero esta vez la suerte jugó en favor del bando contrario. Cuidado, no fue a partir de este encuentro. Creo que viene de arrastre, desde el primer partido. Si tenemos en cuenta lo que ocurrió en esa confrontación, el más perjudicado de los dos fue San Martín. Nos quedamos con un equipo diezmado. Por diferentes motivos perdimos jugadores clave: Jiménez, Batalla, Peralta, Oviedo e Ibáñez; y Rivero jugó disminuido físicamente. Es decir, más de medio equipo quedó afuera de un partido crucial. Ojo, no busco excusas. Lo que digo es la realidad.
Obviamente, la frustración me invade y no me permite pensar con claridad. De mi parte, lo único que me queda decir es que habrá que seguir apoyando a San Martín. Hoy más que nunca; quien lleve al club en el corazón tiene que demostrarlo.Como dice en el cántico, "al santo lo quiero en las buenas y en las malas". San Martín es un sentimiento y el que lleva este sello no se lo puede borrar.(Por Esteban Avila, hincha de San Martín)
Un golpe al corazón
Y un día, San Martín volvió a la Liga. La noticia es dura, impactante. No sólo para esa fiel hinchada que una vez más acompañó al equipo desde el primer partido. El impacto repercutirá en todos los aspectos. Sufren los aficionados pero también todos aquellos que viven alrededor de lo que genera el más popular de los deportes. El fútbol tucumano se va devaluando poco a poco y está cada vez más lejos de aquel sitial de privilegio que supo ocupar en algún momento. Empezar de cero no será fácil. Pero el desafío debe ser encarado de inmediato. "Un grande como San Martín debe luchar hasta el final", reza la leyenda de una bandera que está junto al equipo en cada partido. Y esa bandera deberá ser levantada por todos los que están obligados a trabajar para recuperar el terreno perdido.
San Martín volvió a la Liga. Pero tampoco hay que olvidarse de que el responsable de semejante golpe fue La Florida, otro equipo tucumano que quiere seguir la huella dejada por los grandes. Esta vez, el más chico terminó dando el ejemplo. El poderoso tendrá que resurgir de las cenizas.(Por Ariel Ibáñez)