17 Diciembre 2009
MESA NAVIDEÑA. Aunque en la Nochebuena se vive un clima de distensión y alegría, es inevitable entristecerse cuando se recuerda a las personas que ya no están. Los abuelos son los que más sufren estas ausencias.
Un suave villancico que proviene de un Papá Noel a pilas que se vende en la peatonal se escucha lejano, entre la muchedumbre, que peregrina en busca de regalos. Hay algo de melancólico en esa postal enmarcada en la música navideña. Quizás el recuerdo de quienes iban del brazo, por esa misma vereda, a comprar los obsequios que hoy ya no tendrían dueño.
Las fiestas de fin de año suelen causar tristeza a mucha gente. Esta melancolía tiene diversos orígenes, según las personas y vivencias de cada uno. La ausencia de los que ya no están para compartir estas celebraciones tan generales es una de razones más frecuentes. Pero también colabora el cansancio y el estrés con los que se llega a gatas a fin de año. Los brindis, las fiestas de despedida del año, el comienzo de las vacaciones, los problemas familiares para decidir quién pasa con quién cada fiesta generan angustia. Todo se concentra en diciembre.
Entre todas esas preocupaciones, a las que se suma un mayor nivel de gastos, está la del balance mental, que se hace casi sin querer, poniendo en la balanza todas las expectativas que se han fijado a principio de año y se contrastan con los resultados. "Cuando las metas no se cumplen hay quienes sienten depresión o tristeza. Esta no es una tendencia generalizada de la sociedad, pero sí de muchas personas ante determinadas situaciones", aclara la psicoterapeuta Marcela Corazza.
A veces es tan grande la carga de todo el año, con las obligaciones y las pérdidas a nivel afectivo, laboral y familiar, que la mochila apenas se sostiene en las últimas semanas del año. "En estos casos conviene tratar de relajarse física y mentalmente y pensar estas fiestas como una oportunidad para empezar el año con una nueva óptica. Tratar de ponerme metas más razonables y no tan rígidas para llegar más contento conmigo mismo al final del año próximo", recomienda.
"Compartir un ratito"
Mientras los psicólogos reciben más consultas, muchos buscan pasar las fiestas con amigos o solos para evitar conflictos familiares. Otros viajan a lugares remotos donde no haya conocidos. Pero la mayoría se queda en Tucumán, con la resignación de pasar las fiestas con parientes amigos y no tanto. "En lo posible hay que tratar de no forzar las situaciones. Si no se puede evitar pasar las fiestas con personas con las que uno desearía no estar, es preferible compartir un ratito la mesa navideña y luego despedirse respetuosamente e ir al lugar donde uno se siente bien", recomienda la especialista.
Sin embargo para la mayoría, esta celebración es vivida con la alegría propia de una fiesta que supone principalmente el reconocimiento de todo lo bueno vivido durante el año, los logros obtenidos y el crecimiento a pesar de que a algunos les cuesta registrar.
Algunos consejos
Algunos consejos para vivir estas fiestas en paz y tranquilidad son:
- Ubicarse en la mesa cerca de los parientes con los que uno se siente bien y no moverse de ahí.
- Evitar conversar sobre temas políticos, religiosos o familiares.
- Cumplir con las costumbres de la casa donde se pasan las fiestas y no criticarlas.
- No es necesario participar en una celebración familiar masiva si uno no quiere. Como siempre, hay que aprender a decir que no y evitar involucrarse en una cadena de obligaciones que no todos están dispuestos a aceptar.
- Hay quienes deciden adelantar las vacaciones y pasar la fiestas con "la familia chica", es decir, mamá, papá e hijos, y algún lugar lejano a los focos de conflicto.
- Reservar una mesa en un restaurante para pasar unas fiestas diferentes.
Las fiestas de fin de año suelen causar tristeza a mucha gente. Esta melancolía tiene diversos orígenes, según las personas y vivencias de cada uno. La ausencia de los que ya no están para compartir estas celebraciones tan generales es una de razones más frecuentes. Pero también colabora el cansancio y el estrés con los que se llega a gatas a fin de año. Los brindis, las fiestas de despedida del año, el comienzo de las vacaciones, los problemas familiares para decidir quién pasa con quién cada fiesta generan angustia. Todo se concentra en diciembre.
Entre todas esas preocupaciones, a las que se suma un mayor nivel de gastos, está la del balance mental, que se hace casi sin querer, poniendo en la balanza todas las expectativas que se han fijado a principio de año y se contrastan con los resultados. "Cuando las metas no se cumplen hay quienes sienten depresión o tristeza. Esta no es una tendencia generalizada de la sociedad, pero sí de muchas personas ante determinadas situaciones", aclara la psicoterapeuta Marcela Corazza.
A veces es tan grande la carga de todo el año, con las obligaciones y las pérdidas a nivel afectivo, laboral y familiar, que la mochila apenas se sostiene en las últimas semanas del año. "En estos casos conviene tratar de relajarse física y mentalmente y pensar estas fiestas como una oportunidad para empezar el año con una nueva óptica. Tratar de ponerme metas más razonables y no tan rígidas para llegar más contento conmigo mismo al final del año próximo", recomienda.
"Compartir un ratito"
Mientras los psicólogos reciben más consultas, muchos buscan pasar las fiestas con amigos o solos para evitar conflictos familiares. Otros viajan a lugares remotos donde no haya conocidos. Pero la mayoría se queda en Tucumán, con la resignación de pasar las fiestas con parientes amigos y no tanto. "En lo posible hay que tratar de no forzar las situaciones. Si no se puede evitar pasar las fiestas con personas con las que uno desearía no estar, es preferible compartir un ratito la mesa navideña y luego despedirse respetuosamente e ir al lugar donde uno se siente bien", recomienda la especialista.
Sin embargo para la mayoría, esta celebración es vivida con la alegría propia de una fiesta que supone principalmente el reconocimiento de todo lo bueno vivido durante el año, los logros obtenidos y el crecimiento a pesar de que a algunos les cuesta registrar.
Algunos consejos
Algunos consejos para vivir estas fiestas en paz y tranquilidad son:
- Ubicarse en la mesa cerca de los parientes con los que uno se siente bien y no moverse de ahí.
- Evitar conversar sobre temas políticos, religiosos o familiares.
- Cumplir con las costumbres de la casa donde se pasan las fiestas y no criticarlas.
- No es necesario participar en una celebración familiar masiva si uno no quiere. Como siempre, hay que aprender a decir que no y evitar involucrarse en una cadena de obligaciones que no todos están dispuestos a aceptar.
- Hay quienes deciden adelantar las vacaciones y pasar la fiestas con "la familia chica", es decir, mamá, papá e hijos, y algún lugar lejano a los focos de conflicto.
- Reservar una mesa en un restaurante para pasar unas fiestas diferentes.
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