07 Diciembre 2009
LA SEDE. Copenhague se convertirá en la capital de la esperanza, como reza el juego de palabras en inglés. REUTER
COPENHAGUE.- El mundo entero dirigirá desde hoy su mirada a Copenhague, que se convertirá en la capital mundial del clima y de la esperanza. Durante dos semanas se dará la mayor cita del planeta, por su magnitud y sus desafíos. Los delegados de 192 países, entre ellos un centenar de jefes de Estado -que arribarán el 17 y el 18-, deben hallar un acuerdo para limitar la disparada del termostato mundial, y evitar graves desarreglos climáticos que afectarían a las poblaciones más desfavorecidas.
Para presionar a los delegados, numerosas Organizaciones No Gubernamentales ya se encuentran en la capital danesa. Mientras los expertos se preparan para asistir a la Bella Center, sede de la conferencia, los militantes tienen previsto concretar espectaculares acciones para atraer la atención mundial.
En forma paralela a la cumbre, se celebrará un foro alternativo de unos 10.000 participantes, donde las actuales víctimas del cambio climático en Bangladesh, Nigeria o Groenlandia, darán testimonios sobre sus vidas, ya afectadas por un alza de 0,8°C registrada en un siglo.
El objetivo de la cumbre -limitar el alza de temperaturas a +2°C- parece poco realista, dado los compromisos asumidos por los principales actores de la negociación. Un estudio publicado por la ONG científica alemana "Climate Analytics" alerta que, en el estado actual de las conversaciones, el aumento podría ser de +3,5°C, desde ahora hasta fines del presente siglo.
Un precio alto
El precio por pagar sería un derrumbe de las producciones de cereales, masivas extinciones de especies, elevación de los océanos y la migración forzada de centenares de millones de personas, expulsadas de sus hogares por las inundaciones, las sequías o la escasez. Para evitarlo, el acuerdo de Copenhague debe optar por una reducción drástica de los gases contaminantes provocados por la combustión de energías fósiles (petróleo, gas, carbón), y dividirlos por dos (respecto de los parámetros de 1990) hasta 2050, según científicos del IPCC, creado por la ONU. Estos expertos recomiendan que desde 2020 los países industrializados reduzcan sus emisiones en 40%. Sin embargo, las propuestas oscilan solamente entre -12% y -16%.
Desde la adopción de la Convención de la ONU sobre los cambios climáticos en 1992, en Río de Janeiro, las emisiones mundiales aumentaron el 30%. El Protocolo de Kyoto (fue adoptado en 1997 y entró en vigor en 2005), primer tratado internacional cuyo objetivo es reducirlas, generó compromisos que expiran a fines de 2012. Ahora, un nuevo pacto internacional debería entrar inmediatamente en vigor para prorrogar y, sobre todo, reforzar ese compromiso. La presencia del presidente estadounidense Barack Obama, confirmada para el 18, también aviva las esperanzas. (AFP-NA)
Para presionar a los delegados, numerosas Organizaciones No Gubernamentales ya se encuentran en la capital danesa. Mientras los expertos se preparan para asistir a la Bella Center, sede de la conferencia, los militantes tienen previsto concretar espectaculares acciones para atraer la atención mundial.
En forma paralela a la cumbre, se celebrará un foro alternativo de unos 10.000 participantes, donde las actuales víctimas del cambio climático en Bangladesh, Nigeria o Groenlandia, darán testimonios sobre sus vidas, ya afectadas por un alza de 0,8°C registrada en un siglo.
El objetivo de la cumbre -limitar el alza de temperaturas a +2°C- parece poco realista, dado los compromisos asumidos por los principales actores de la negociación. Un estudio publicado por la ONG científica alemana "Climate Analytics" alerta que, en el estado actual de las conversaciones, el aumento podría ser de +3,5°C, desde ahora hasta fines del presente siglo.
Un precio alto
El precio por pagar sería un derrumbe de las producciones de cereales, masivas extinciones de especies, elevación de los océanos y la migración forzada de centenares de millones de personas, expulsadas de sus hogares por las inundaciones, las sequías o la escasez. Para evitarlo, el acuerdo de Copenhague debe optar por una reducción drástica de los gases contaminantes provocados por la combustión de energías fósiles (petróleo, gas, carbón), y dividirlos por dos (respecto de los parámetros de 1990) hasta 2050, según científicos del IPCC, creado por la ONU. Estos expertos recomiendan que desde 2020 los países industrializados reduzcan sus emisiones en 40%. Sin embargo, las propuestas oscilan solamente entre -12% y -16%.
Desde la adopción de la Convención de la ONU sobre los cambios climáticos en 1992, en Río de Janeiro, las emisiones mundiales aumentaron el 30%. El Protocolo de Kyoto (fue adoptado en 1997 y entró en vigor en 2005), primer tratado internacional cuyo objetivo es reducirlas, generó compromisos que expiran a fines de 2012. Ahora, un nuevo pacto internacional debería entrar inmediatamente en vigor para prorrogar y, sobre todo, reforzar ese compromiso. La presencia del presidente estadounidense Barack Obama, confirmada para el 18, también aviva las esperanzas. (AFP-NA)
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