03 Diciembre 2009
¿Quién salva a River?
La campaña electoral fue un derroche de millones y promesas, al más puro estilo Aguilar. Por Guillermo Monti - Prosecretario de Redacción.
"100 años de gloria; 8 años de Aguilar". La frase se multiplica por el mundo River desde hace meses, al calor de una campaña electoral desmesurada, multimillonaria, por momentos obscena. De pronto, José María Aguilar es un enfermo contagioso del que todos huyen, la encarnación de los males. Lo peor que puede pasarle a uno de los cinco candidatos que el sábado pretenden heredar el sillón del "Sopa" es contar con la bendición del actual presidente. Sería un salvavidas de amianto.
Lo curioso es que hombres del vilipendidado oficialismo se distribuyen, estratégicamente, en los pliegues de las listas sábana que los socios -por estas horas- estudian con lupa. Se juega el futuro de un club que parece azotado por las siete plagas de Egipto. Aun así, muchos y poderosos personajes están jugados a fondo en esta pulseada.
Aguilar jura que las finanzas del club son robustas. Es difícil creerle, teniendo en cuenta que hace unos días cedieron porcentajes de los pases de futuros cracks a cambio de la pintura para el Monumental.
Los cinco candidatos le remarcan a quien quiera oirlos que auditarán las cuentas y denunciarán en la Justicia cada irregularidad que aparezca. El problema es que el contenido de la caja de Pandora quema en las manos de demasiados dirigentes. Abrirla es sinónimo de escándalo.
Aguilar está llamativamente protegido por el poder político y futbolístico. De todos modos, sus movimientos se van filtrando. Una investigación del periodista Juan Manuel Jofe, publicado por la excelente revista "Un caño", detalla la investigación judicial que tiene en jaque a Aguilar y a su aliado en la directiva Mario Israel. Se sigue la pista de una posible evasión impositiva por fondos en el exterior no declarados. En el caso de Aguilar, son 15 millones de dólares en efectivo y 4 millones de euros en títulos y acciones. En cuanto a Israel, son 7,8 millones de dólares.
El más "combativo" de los candidatos es, por el momento, Mariano Mera Figueroa. "Por la venta de Higuaín, Aguilar va a ir preso", prometió.
Los desaguisados económicos y las denuncias por corrupción son apenas una de las tantas aristas conflictivas que asoman. No se sabe cuántos socios estarán en condiciones de votar, ya que muchos no tienen la cuota al día. Se calcula que serán poco más de 10.000 los que asistirán a la sede de Núñez. En el padrón hay varios nombres amigos de las causas judiciales: William Schlenker, Adrián Rousseau, "Cuca" Girón y la gran mayoría de "Los Borrachos del Tablón". El toque macabro es que figuran también Gonzalo Acro y el barrabrava que se adjudicó su asesinato, Ariel "Colo" Luna.
La connivencia entre la barra brava y el oficialismo es innegable. La triste "Batalla de los Quinchos", cuando las facciones de "Los Borrachos" se agarraron a tiros en el interior del club, fue uno de las tantas pruebas de ese difuso límite entre los negocios de los de arriba y los de abajo.
Protagonistas
El salvajismo de la barra y la oscuridad de los números le ponen el marco al pésimo momento del fútbol profesional de River. Los candidatos pueden prometer paz y orden, pero si no ofrecen espejitos de colores para los socios -jugadores y campeonatos- están condenados al fracaso.
Según las encuestas, el próximo presidente será Rodolfo D'Onofrio. Su caballito de batalla es mostrarse siempre junto a Enzo Francescoli, futuro mánager en caso de que gane las elecciones.
El padre de D'Onofrio -Raúl- fue interventor de la AFA durante la dictadura de Alejandro Lanusse, allá por 1972. El candidato es titular de La Caja Seguros, uno de los negocios de la familia Werthein. Es un secreto a voces que Gerardo Werthein, presidente del Comité Olímpico Argentino, es uno de los financistas de la campaña.
Junto a D'Onofrio integra la fórmula Hugo Santilli, originalmente lanzado a la lucha por la presidencia. Santilli tiene recursos pero no es de la simpatía del electorado "millonario", más allá de sus éxitos en los 80, cuando River ganó la Copa Intercontinental de la mano del "Bambino" Veira.
Santilli fue funcionario del menemismo -presidió el Banco de la Nación-. Similares y estrechos vínculos con el ex presidente exhibe Antonio Caselli. Su padre -Esteban- fue embajador ante la Santa Sede y ex candidato al Parlamento italiano por el partido de Silvio Berlusconi.
Castigado en las encuestas, Caselli -que integró la directiva de Aguilar- se jugó a fondo con un anuncio rimbombante: prometió la contratación de Julio Baptista, Lugano, Cavenaghi, Bolatti y otros cracks. Plata no le falta, ya que su campaña costó entre 3 y 5 millones de dólares.
El mensaje de Daniel Passarella, el tercero en discordia, apunta al corazón del socio. Se vende como el único capaz de repatriar a Crespo y a Saviola, recuerda sus enfrentamientos con los barrabravas y promete mano limpia. A Passarella lo perjudican sus conexiones con el oficialismo.
Los otros dos candidatos, Mera Figueroa (hijo de un ex ministro de... Menem) y Daniel Kiper, no parecen en condiciones de desbancar a los pesos pesados. Claro: carecieron de la billetera y del manejo de los medios de sus rivales. Es que la presidencia de River no es para cualquiera. La cuota de poder que asegura es abrumadoramente costosa.
Lo curioso es que hombres del vilipendidado oficialismo se distribuyen, estratégicamente, en los pliegues de las listas sábana que los socios -por estas horas- estudian con lupa. Se juega el futuro de un club que parece azotado por las siete plagas de Egipto. Aun así, muchos y poderosos personajes están jugados a fondo en esta pulseada.
Aguilar jura que las finanzas del club son robustas. Es difícil creerle, teniendo en cuenta que hace unos días cedieron porcentajes de los pases de futuros cracks a cambio de la pintura para el Monumental.
Los cinco candidatos le remarcan a quien quiera oirlos que auditarán las cuentas y denunciarán en la Justicia cada irregularidad que aparezca. El problema es que el contenido de la caja de Pandora quema en las manos de demasiados dirigentes. Abrirla es sinónimo de escándalo.
Aguilar está llamativamente protegido por el poder político y futbolístico. De todos modos, sus movimientos se van filtrando. Una investigación del periodista Juan Manuel Jofe, publicado por la excelente revista "Un caño", detalla la investigación judicial que tiene en jaque a Aguilar y a su aliado en la directiva Mario Israel. Se sigue la pista de una posible evasión impositiva por fondos en el exterior no declarados. En el caso de Aguilar, son 15 millones de dólares en efectivo y 4 millones de euros en títulos y acciones. En cuanto a Israel, son 7,8 millones de dólares.
El más "combativo" de los candidatos es, por el momento, Mariano Mera Figueroa. "Por la venta de Higuaín, Aguilar va a ir preso", prometió.
Los desaguisados económicos y las denuncias por corrupción son apenas una de las tantas aristas conflictivas que asoman. No se sabe cuántos socios estarán en condiciones de votar, ya que muchos no tienen la cuota al día. Se calcula que serán poco más de 10.000 los que asistirán a la sede de Núñez. En el padrón hay varios nombres amigos de las causas judiciales: William Schlenker, Adrián Rousseau, "Cuca" Girón y la gran mayoría de "Los Borrachos del Tablón". El toque macabro es que figuran también Gonzalo Acro y el barrabrava que se adjudicó su asesinato, Ariel "Colo" Luna.
La connivencia entre la barra brava y el oficialismo es innegable. La triste "Batalla de los Quinchos", cuando las facciones de "Los Borrachos" se agarraron a tiros en el interior del club, fue uno de las tantas pruebas de ese difuso límite entre los negocios de los de arriba y los de abajo.
Protagonistas
El salvajismo de la barra y la oscuridad de los números le ponen el marco al pésimo momento del fútbol profesional de River. Los candidatos pueden prometer paz y orden, pero si no ofrecen espejitos de colores para los socios -jugadores y campeonatos- están condenados al fracaso.
Según las encuestas, el próximo presidente será Rodolfo D'Onofrio. Su caballito de batalla es mostrarse siempre junto a Enzo Francescoli, futuro mánager en caso de que gane las elecciones.
El padre de D'Onofrio -Raúl- fue interventor de la AFA durante la dictadura de Alejandro Lanusse, allá por 1972. El candidato es titular de La Caja Seguros, uno de los negocios de la familia Werthein. Es un secreto a voces que Gerardo Werthein, presidente del Comité Olímpico Argentino, es uno de los financistas de la campaña.
Junto a D'Onofrio integra la fórmula Hugo Santilli, originalmente lanzado a la lucha por la presidencia. Santilli tiene recursos pero no es de la simpatía del electorado "millonario", más allá de sus éxitos en los 80, cuando River ganó la Copa Intercontinental de la mano del "Bambino" Veira.
Santilli fue funcionario del menemismo -presidió el Banco de la Nación-. Similares y estrechos vínculos con el ex presidente exhibe Antonio Caselli. Su padre -Esteban- fue embajador ante la Santa Sede y ex candidato al Parlamento italiano por el partido de Silvio Berlusconi.
Castigado en las encuestas, Caselli -que integró la directiva de Aguilar- se jugó a fondo con un anuncio rimbombante: prometió la contratación de Julio Baptista, Lugano, Cavenaghi, Bolatti y otros cracks. Plata no le falta, ya que su campaña costó entre 3 y 5 millones de dólares.
El mensaje de Daniel Passarella, el tercero en discordia, apunta al corazón del socio. Se vende como el único capaz de repatriar a Crespo y a Saviola, recuerda sus enfrentamientos con los barrabravas y promete mano limpia. A Passarella lo perjudican sus conexiones con el oficialismo.
Los otros dos candidatos, Mera Figueroa (hijo de un ex ministro de... Menem) y Daniel Kiper, no parecen en condiciones de desbancar a los pesos pesados. Claro: carecieron de la billetera y del manejo de los medios de sus rivales. Es que la presidencia de River no es para cualquiera. La cuota de poder que asegura es abrumadoramente costosa.
NOTICIAS RELACIONADAS
Lo más popular