30 Noviembre 2009
EN LOS REGISTROS. Una mujer busca año por año las actas de nacimientos. GENTILEZA LUCIA LOZANO
Estudiar historia e idiomas se vuelve fundamental si se emprende la tarea del árbol familiar. Esfuerzo y paciencia son claves, sostiene Inés Cravens, coordinadora voluntaria del centro de historia familiar de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días. Esta confesión religiosa, más conocida como los mormones, es una de las primeras fuentes para quienes quieren hacer genealogía. Desde hace medio siglo vienen acopiando información en todo el mundo sobre la historia de la humanidad. El objetivo, bastante ambicioso por cierto, es construir un árbol genealógico mundial que permita llegar a Adán y Eva. El portal de la iglesia, www.familysearch.org, es un verdadero boom, porque permite acceder a censos históricos, registros y otros documentos valiosísimos.
Descifrar las actas
En la iglesia ubicada en avenida Mate de Luna al 2.700 llegan cada vez más interesados. Allí consultan microfilms que registran partidas de nacimiento y de defunción de todo el mundo (hay más de 3 millones de rollos de microfilms con 6.000 millones de nombres). Es una dificultosa tarea descifrar actas que datan desde el año 1500. A veces las letras están borrosas o no se conoce el idioma o las abreviaturas que se utilizaron. "Se invierten muchas horas", reconoce Aída Iris Thames, mientras intenta encontrar a sus antepasados leyendo año por año los registros de nacimiento.
"Cuando encontrás un dato sobre tu pasado, un escalofrío recorre tu cuerpo, y el corazón late aceleradamente", describe Cravens, quien halló la firma de su tatarabuelo en un registro. En 1992 empezó a hojear en su pasado y armó su árbol hasta la novena generación. Trazó el recorrido de su bisabuelo y su familia desde Italia a EE.UU. y luego a Argentina.
"Le recomiendo a la gente que busque todo lo que tengan en sus casas: pueblos, apellidos, fechas", especifica. Según la mujer, que es docente jubilada, en los últimos años se incrementó el interés en la genealogía. "Se acercan personas de todas las edades", comentó.
El objetivo es encontrar datos de antepasados en Italia, España, Francia, Perú, Bolivia, Brasil y Chile. "Las informaciones más difíciles de conseguir son las de Inglaterra, porque en ese país la mujer pierde el apellido de soltera al casarse, y en consecuencia, muchas veces, la búsqueda se diluye. También hay trabas entre los musulmanes, que no permiten difundir información familiar", resalta Inés, para quien la genealogía se ha transformado en una bella y noble adicción.
Investigación
Adriana Medina de Veneziano comenzó hace tres años a armar su árbol genealógico. "Es fácil llegar hasta los bisabuelos. Pero es como que ahí se traba el trabajo y comienza la verdadera investigación", cuenta la joven mamá que inició su búsqueda como un desafío personal. Indagó registros de Italia, España y llegó a encontrar hasta seis generaciones.
Descifrar las actas
En la iglesia ubicada en avenida Mate de Luna al 2.700 llegan cada vez más interesados. Allí consultan microfilms que registran partidas de nacimiento y de defunción de todo el mundo (hay más de 3 millones de rollos de microfilms con 6.000 millones de nombres). Es una dificultosa tarea descifrar actas que datan desde el año 1500. A veces las letras están borrosas o no se conoce el idioma o las abreviaturas que se utilizaron. "Se invierten muchas horas", reconoce Aída Iris Thames, mientras intenta encontrar a sus antepasados leyendo año por año los registros de nacimiento.
"Cuando encontrás un dato sobre tu pasado, un escalofrío recorre tu cuerpo, y el corazón late aceleradamente", describe Cravens, quien halló la firma de su tatarabuelo en un registro. En 1992 empezó a hojear en su pasado y armó su árbol hasta la novena generación. Trazó el recorrido de su bisabuelo y su familia desde Italia a EE.UU. y luego a Argentina.
"Le recomiendo a la gente que busque todo lo que tengan en sus casas: pueblos, apellidos, fechas", especifica. Según la mujer, que es docente jubilada, en los últimos años se incrementó el interés en la genealogía. "Se acercan personas de todas las edades", comentó.
El objetivo es encontrar datos de antepasados en Italia, España, Francia, Perú, Bolivia, Brasil y Chile. "Las informaciones más difíciles de conseguir son las de Inglaterra, porque en ese país la mujer pierde el apellido de soltera al casarse, y en consecuencia, muchas veces, la búsqueda se diluye. También hay trabas entre los musulmanes, que no permiten difundir información familiar", resalta Inés, para quien la genealogía se ha transformado en una bella y noble adicción.
Investigación
Adriana Medina de Veneziano comenzó hace tres años a armar su árbol genealógico. "Es fácil llegar hasta los bisabuelos. Pero es como que ahí se traba el trabajo y comienza la verdadera investigación", cuenta la joven mamá que inició su búsqueda como un desafío personal. Indagó registros de Italia, España y llegó a encontrar hasta seis generaciones.