26 Noviembre 2009
"Año a año van posponiendo la fecha de inicio del juicio. Es una situación llamativa, porque mi marido (Héctor Agustín Aráoz) era un juez en pleno ejercicio de su actividad. Sin embargo, sus colegas no hacen nada para que se haga justicia. Si esto sucede en el caso de un magistrado, ¿qué podemos esperar para otros hechos?". El tiempo pasa, pero Lucrecia Terán de Aráoz sigue expectante. La viuda del juez asesinado a balazos hace cinco años, en diálogo con LA GACETA, afirmó que no descansará hasta que se lleve a cabo el debate oral. "Se cometió un delito muy grave, y la Justicia debe encargarse de condenar o absolver a los autores materiales o intelectuales. Pero se debe resolver", aseguró.
- ¿Cómo afecta a su familia la demora del inicio del juicio?
- Nosotros hicimos todo de nuestra parte. Pero siempre aparecen objeciones, ferias y otras dilaciones. Todo esto nos hizo un daño espiritual y material tremendo. Mis hijos tuvieron que recibir ayuda de especialistas, porque perdieron a su padre, que era una figura paterna excelente. Y no sucedió de forma natural. Lo mataron premeditadamente.
- ¿Continúa sospechando que a su esposo lo mataron miembros de una mafia?
- Por supuesto. Luego de su muerte, se descubrió que se traficaba drogas en hogares de menores. Mi marido siempre buscaba alternativas para que los chicos que delinquen puedan reinsertarse. El estaba investigando algo turbio y, lamentablemente, no le dio curso a quienes debían actuar. Lo mataron para silenciarlo.
- El fiscal plantea la hipótesis de una cuestión sentimental...
- Con esa versión se libra de manchas a la provincia. Pero no fue un crimen pasional; lo mataron premeditadamente, con disparos certeros. Y da la casualidad de que todos los involucrados eran policías. En cualquier otro país, este caso ya estaría resuelto.
- ¿Cómo afecta a su familia la demora del inicio del juicio?
- Nosotros hicimos todo de nuestra parte. Pero siempre aparecen objeciones, ferias y otras dilaciones. Todo esto nos hizo un daño espiritual y material tremendo. Mis hijos tuvieron que recibir ayuda de especialistas, porque perdieron a su padre, que era una figura paterna excelente. Y no sucedió de forma natural. Lo mataron premeditadamente.
- ¿Continúa sospechando que a su esposo lo mataron miembros de una mafia?
- Por supuesto. Luego de su muerte, se descubrió que se traficaba drogas en hogares de menores. Mi marido siempre buscaba alternativas para que los chicos que delinquen puedan reinsertarse. El estaba investigando algo turbio y, lamentablemente, no le dio curso a quienes debían actuar. Lo mataron para silenciarlo.
- El fiscal plantea la hipótesis de una cuestión sentimental...
- Con esa versión se libra de manchas a la provincia. Pero no fue un crimen pasional; lo mataron premeditadamente, con disparos certeros. Y da la casualidad de que todos los involucrados eran policías. En cualquier otro país, este caso ya estaría resuelto.