Por Gustavo Rodríguez
24 Noviembre 2009
El torneo Apertura 2009 quedará en la historia por ser el certamen más politizado de los últimos tiempos. Cuando aún no se calma la polémica por la decisión del Gobierno de hacerse cargo de las transmisiones televisivas de los partidos a través del canal oficial, dirigentes vinculados al kirchnerismo reconocieron que están decididos a trabajar con las barras con tal de que su líder Néstor gane apoyo en la calle.
Esta relación no es nueva. Los violentos del fútbol crecieron por la protección del poder político. Fue el precio que pagaron para que toquen los bombos en sus actos o los protegieran a golpes limpios cuando alguien se atrevía a cuestionarlos.
Pero en los útltimos tiempos se fue más allá aún. El Estado gasta millones televisando los partidos del certamen sin ningún tipo de beneficio y los ciudadanos se espantan con sólo preguntarse de dónde saldrán los fondos para financiar el viaje de los hinchas a Sudáfrica. Hay tiempo para que escuchen una respuesta que tire por tierra todas sus sospechas.
Esta relación no es nueva. Los violentos del fútbol crecieron por la protección del poder político. Fue el precio que pagaron para que toquen los bombos en sus actos o los protegieran a golpes limpios cuando alguien se atrevía a cuestionarlos.
Pero en los útltimos tiempos se fue más allá aún. El Estado gasta millones televisando los partidos del certamen sin ningún tipo de beneficio y los ciudadanos se espantan con sólo preguntarse de dónde saldrán los fondos para financiar el viaje de los hinchas a Sudáfrica. Hay tiempo para que escuchen una respuesta que tire por tierra todas sus sospechas.
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