12 Noviembre 2009
MAR DEL PLATA.- La directora de origen polaco Urszula Antoniak no pudo llegar a Mar del Plata para presentar su opera prima "Nothing personal" ("Nada personal"), una coproducción internacional filmada en Holanda, Irlanda y España. Pero la realizadora envió una disculpa escrita que pidió se lea antes de cada una de las proyecciones dispuestas en el Festival; en esa misiva, Antoniak aclara que la historia que filmó tiene ribetes autobiográficos y lamenta no haber podido compartir con el público local la proyección de su obra.
La película relata las transformaciones íntimas que sufre la protagonista, que abandona Amsterdam luego de vaciar su departamento y de quitarse dolorosamente el anillo de bodas. Se traslada a Irlanda, y en el austero paisaje isleño emprende un viaje en el que se operará su transformación. La relación casi exenta de diálogos que entabla con Martin, un viudo que le ofrece casa y comida a cambio de trabajo, irá disolviendo las barreras que Anne construyó para defender desesperadamente su soledad. Los silencios juegan un papel fundamental en la narración prolija y dramáticamente muy bien sostenida por Antoniak; las convincentes composiciones de la pareja protagónica hacen un aporte fundamental a la propuesta dramática del filme. No sorprende el buen desempeño de Stephen Rea (infaltable en los elencos de Neil Jordan), un actor sutil e inteligente, adornado por ese preciado imponderable que los artistas llaman "ángel"; en cambio, es una agradable sorpresa la sólida y a la vez delicada composición de Lotte Verbeek, que ya le valió un premio en el festival de Locarno. Antoniak entrega una película inquietante, que es otra muestra del buen nivel general del material que se exhibe en el festival.
La película relata las transformaciones íntimas que sufre la protagonista, que abandona Amsterdam luego de vaciar su departamento y de quitarse dolorosamente el anillo de bodas. Se traslada a Irlanda, y en el austero paisaje isleño emprende un viaje en el que se operará su transformación. La relación casi exenta de diálogos que entabla con Martin, un viudo que le ofrece casa y comida a cambio de trabajo, irá disolviendo las barreras que Anne construyó para defender desesperadamente su soledad. Los silencios juegan un papel fundamental en la narración prolija y dramáticamente muy bien sostenida por Antoniak; las convincentes composiciones de la pareja protagónica hacen un aporte fundamental a la propuesta dramática del filme. No sorprende el buen desempeño de Stephen Rea (infaltable en los elencos de Neil Jordan), un actor sutil e inteligente, adornado por ese preciado imponderable que los artistas llaman "ángel"; en cambio, es una agradable sorpresa la sólida y a la vez delicada composición de Lotte Verbeek, que ya le valió un premio en el festival de Locarno. Antoniak entrega una película inquietante, que es otra muestra del buen nivel general del material que se exhibe en el festival.
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