29 Octubre 2009
El tiempo en la cuna se acorta. Cada vez más madres deciden aprovechar el tremendo potencial de asimilación que tienen los bebés y los reflejos que les quedan de su vida intrauterina, para iniciarlos en las actividades acuáticas. A partir de la caída del ombligo -entre las tres y las cuatro semanas de vida- los chiquitos ya pueden disfrutar del agua mediante juegos. A los pocos meses pueden sumergir la cabeza bajo el agua, flotar y disfrutar al mejor estilo de Flounder, el inseparable amigo pez de La Sirenita. Así los niños permanecen menos tiempo en la cuna y aprenden más de los brazos de su mamá, de su papá o del profesor.