06 Octubre 2009
CREADOR. Marrochi nació en Santa Fe, pero vivió en Tucumán. LA GACETA / JORGE OLMOS SGROSSO
"Si uno escribe con vocación, con una dimensión interior propia, ser escritor es tan válido como ser otra cosa. Ahora, si es un pasatiempo, esa es otra cuestión. Pero en mi caso, no se da. Para mí, cada texto logrado es una especie de salvación", solía afirmar Ivo Marrochi, quien falleció el domingo a los 76 años.
Nacido en Santa Fe en 1933 y radicado en Tucumán cuando apenas tenía ocho años, Marrochi deja 10 libros de cuentos, cinco de poesías y ensayos y tres de obras de teatro.
En su camino, cosechó diversos distinciones, tales como dos menciones en el II Certamen de Obras Teatrales del Norte, Consejo Provincial de Difusión Cultural (CPDC), 1965; primera mención en el Concurso Nacional de Obras Teatrales Inéditas, Dirección de Cultura de Santa Fe, 1968; tercer premio Narradores de Tucumán, Dirección de Cultura de la Municipalidad, 1968; tercer premio de Cuentos en los XIII Juegos Florales Juvenilia, Tafí Viejo, 1969; segundo premio Adquisición en el VII Salón del Poema Ilustrado, CPDC, 1970; Accésit Recomendación en el concurso de Guiones Cinematográficos, CPDC , 1970; primer Premio Adquisición en X Salón Poema Ilustrado, 1974; finalista del Premio Teatral "Tirso de Molina", de Madrid, 1978-1979. Fue colaborador de LA GACETA Literaria y de otros diarios del país.
En una entrevista realizada en 2006, el escritor se definía como "un existencialista simbolista; todos mis cuentos quieren ser símbolos sociales".
"Yo tiendo a una literatura ética. Y existencialista, porque mis temas salen de la observación del comportamiento de la gente -señalaba-, de hechos que a lo mejor todavía no tienen nombre y apellido, pero que lo van a tener mañana. Un poco lo que está en el aire, pero que ya se olfatea. Y siendo una literatura que proviene de ahí, tiene que ser algo que toque a lo humano, y que toque al símbolo".
Este año se publicó el segundo tomo de la compilación de su obra, denominado "Textos y contextos II", donde continúa la senda del homónimo primer volumen, iniciado en 2007, esta vez con páginas de trabajos anteriores.
"Escribir un libro es una "botella al mar", pero nosotros no recibimos aplausos. El escritor no necesita más que estar solo", decía Marrocchi.
Nacido en Santa Fe en 1933 y radicado en Tucumán cuando apenas tenía ocho años, Marrochi deja 10 libros de cuentos, cinco de poesías y ensayos y tres de obras de teatro.
En su camino, cosechó diversos distinciones, tales como dos menciones en el II Certamen de Obras Teatrales del Norte, Consejo Provincial de Difusión Cultural (CPDC), 1965; primera mención en el Concurso Nacional de Obras Teatrales Inéditas, Dirección de Cultura de Santa Fe, 1968; tercer premio Narradores de Tucumán, Dirección de Cultura de la Municipalidad, 1968; tercer premio de Cuentos en los XIII Juegos Florales Juvenilia, Tafí Viejo, 1969; segundo premio Adquisición en el VII Salón del Poema Ilustrado, CPDC, 1970; Accésit Recomendación en el concurso de Guiones Cinematográficos, CPDC , 1970; primer Premio Adquisición en X Salón Poema Ilustrado, 1974; finalista del Premio Teatral "Tirso de Molina", de Madrid, 1978-1979. Fue colaborador de LA GACETA Literaria y de otros diarios del país.
En una entrevista realizada en 2006, el escritor se definía como "un existencialista simbolista; todos mis cuentos quieren ser símbolos sociales".
"Yo tiendo a una literatura ética. Y existencialista, porque mis temas salen de la observación del comportamiento de la gente -señalaba-, de hechos que a lo mejor todavía no tienen nombre y apellido, pero que lo van a tener mañana. Un poco lo que está en el aire, pero que ya se olfatea. Y siendo una literatura que proviene de ahí, tiene que ser algo que toque a lo humano, y que toque al símbolo".
Este año se publicó el segundo tomo de la compilación de su obra, denominado "Textos y contextos II", donde continúa la senda del homónimo primer volumen, iniciado en 2007, esta vez con páginas de trabajos anteriores.
"Escribir un libro es una "botella al mar", pero nosotros no recibimos aplausos. El escritor no necesita más que estar solo", decía Marrocchi.