"Ella venía a descansar y preferíamos no molestarla"

"Ella venía a descansar y preferíamos no molestarla"

HOMENAJES. Hubo danzas frente al Congreso. TELAM HOMENAJES. Hubo danzas frente al Congreso. TELAM
06 Octubre 2009

En el Barrio Jardín todavía recuerdan a Martita, como le decían familiares y amigos a Mercedes Sosa, cuando llegaba casi de incógnito, para sentarse con su madre, doña Ema, a tomar mate y a ser por algunas horas una mujer normal, una vecina que saluda a quien pasa por su vereda del pasaje Brandsen al 2.800, como cosa de todos los días.
A la sombra de sus amadas plantas, que perfumaban toda la cuadra con azahares y jazmines, o refugiada del calor en la pileta que hizo construir para su hijo cuando era un niño, la cantora se desenchufaba.
"Nosotros ni nos acercábamos, para no molestarla. Ella venía a descansar y a estar con su madre, y aunque era muy amable, preferíamos no molestarla y respetarla", contó Víctor Hugo Jerez, quien la conoció en el barrio antes de que se hiciera famosa.
Jerez, además, es hermano de Santiago Jerez, uno de los fundadores de Los Tucu Tucu, por lo que también conoció a la artista, aunque admitió que con la muerte de Mercedes sintió la pérdida de una buena vecina y hermana de su gran amigo Fernando "Cacho" Sosa.
"Le gustaban tanto las plantas, que hasta cuando su madre había muerto y se había vendido la casa, ella llamaba a una vecina para preguntar cómo estaban sus rosas, sus naranjas o limones...", contó María Fernanda de Vergel, actual propietaria de esa vivienda en la que Mercedes pasó parte de su juventud. Allí, en los últimos días aparecieron misteriosamente flores y velas. Primero, para desear su recuperación, y luego como ofrenda mortuoria. "No me molesta que hagan eso, si esta va a seguir siendo la casa de Mercedes siempre...", señaló la mujer.

La casa en la que nació sigue siendo humilde

Mercedes Sosa nació en el pasaje Corro 344 (ex pasaje San Roque), y aunque la vivienda ha sido modificada a lo largo de los años, todavía sigue siendo una casa humilde. "Todo ha cambiado desde que vivía la tía Marta", le cuenta a LA GACETA su sobrino, Emilio Fernández, quien afirma que tiene los mejores recuerdos de la "Negra". "Aunque no la veíamos seguido sabíamos que siempre podíamos contar con ella; era muy afectuosa con la familia, y cuando hacía recitales nos juntábamos todos para verla porque nos hacía pasar. Y luego nos reuníamos en Barrio Jardín", evocó.

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