05 Octubre 2009
Una suerte. Si no existiera León Gieco, habría que crearlo. Es una suerte para mí que exista.
El amor del pueblo. Soy una buscadora permanente del pueblo. Creo que mi pueblo, de donde soy, siempre me ha sido esquivo. Hay algo que me pasa, como si me hubieran prestado para otro lado. Estoy buscando diariamente el amor de mi pueblo, al cual le venden rubias de ojos celestes, estilizadas y yo, que soy retacona, cara de coya... es todo más difícil para mí.
La unión. Nada en mí ha cambiado. Creo que en nuestra patria tenemos que tener una larga paciencia y unirnos todos los argentinos. La paz hará que nuestro país resurja de tanta desesperación, de tantos olvidos de estos últimos años. No hay que tenerle miedo al amor y hay que jugarse por los seres que han sufrido.
Un gran afecto. Me cuesta mucho venir a Tucumán. Siento que desde que murió mamá en el año 2000 y mis hermanos vendieron la casa no tengo razones ni lugar para volver. De todas formas, es imposible no sentir un gran afecto por esta tierra que me vio nacer y crecer.
Rezo y lucho. A mí nadie me dicta lo que tengo que decir. No tengo asesores ni pertenezco a ningún partido político. Soy una mujer de una ideología de izquierda y siempre me mantuve firme en esa postura. Sin embargo, antes de todo esto, soy una embajadora de la paz: rezo y lucho todos los días, desde mi lugar, para que no ocurran desastres en mi tierra.
Sabias y fuertes. A lo largo de la historia las mujeres hemos sufrido tanto... tantas guerras, tanta muerte, tantas mujeres y niños torturados. Tenemos un sufrimiento de siglos que nos hace sabias y fuertes.
El amor del pueblo. Soy una buscadora permanente del pueblo. Creo que mi pueblo, de donde soy, siempre me ha sido esquivo. Hay algo que me pasa, como si me hubieran prestado para otro lado. Estoy buscando diariamente el amor de mi pueblo, al cual le venden rubias de ojos celestes, estilizadas y yo, que soy retacona, cara de coya... es todo más difícil para mí.
La unión. Nada en mí ha cambiado. Creo que en nuestra patria tenemos que tener una larga paciencia y unirnos todos los argentinos. La paz hará que nuestro país resurja de tanta desesperación, de tantos olvidos de estos últimos años. No hay que tenerle miedo al amor y hay que jugarse por los seres que han sufrido.
Un gran afecto. Me cuesta mucho venir a Tucumán. Siento que desde que murió mamá en el año 2000 y mis hermanos vendieron la casa no tengo razones ni lugar para volver. De todas formas, es imposible no sentir un gran afecto por esta tierra que me vio nacer y crecer.
Rezo y lucho. A mí nadie me dicta lo que tengo que decir. No tengo asesores ni pertenezco a ningún partido político. Soy una mujer de una ideología de izquierda y siempre me mantuve firme en esa postura. Sin embargo, antes de todo esto, soy una embajadora de la paz: rezo y lucho todos los días, desde mi lugar, para que no ocurran desastres en mi tierra.
Sabias y fuertes. A lo largo de la historia las mujeres hemos sufrido tanto... tantas guerras, tanta muerte, tantas mujeres y niños torturados. Tenemos un sufrimiento de siglos que nos hace sabias y fuertes.
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