30 Septiembre 2009
Dicen que mientras más difíciles son los caminos, más se desea el destino. Eso ocurre cuando se descubre el misterioso túnel de la Quebrada de Lules. Se trata de un añejo conducto que llevaba agua a la usina hidroeléctrica de esa ciudad. Tiene una extensión aproximada de cuatro kilómetros y un desnivel de 100 metros.
Recorrerlo es una experiencia inolvidable. "Los murciélagos revoloteaban alterados ante nuestro paso, emitiendo agudos chillidos. Las filtraciones de agua, que socovan las paredes, nos mantenían mojados. Y los desprendimientos de piedras nos asustaban", relata Martín Merino, un biker tucumano que estuvo hace unas semanas en el ducto.
El boca de entrada se sitúa a la vera del río Lules, y es de fácil acceso puesto que forma parte del circuito de mountain bike. De momentos, la estructura de hormigón da lugar a un techo rocoso. "A esa altura, el ambiente lúgubre se acrecienta a cada paso", cuenta el aventurero. Una fresca corriente de aire indica la cercanía con la zona de la toma, también conocida como ingreso superior. Se encuentra bloqueada por una estructura metálica derrumbada, cuyas carcomidas vigas dan indicios de su antigüedad.
Unos peldaños metálicos enclavados en las paredes permiten la salida hacia el exterior, la cual resulta dificultosa -advierte Merino- por la estrechez del espacio. "A esto se suma el constante polvillo en suspensión, que complica la respiración", ilustra. Pero el esfuerzo vale la pena, porque una vez afuera el expedicionario se topa con una magnífica vista del dique nivelador.
"Se yerguen pilares de hormigón, cámaras, viejos engranajes y poleas que se mantienen como fieles testigos de una verdadera obra maestra de la ingeniería", concluye Merino. La travesía suele finalizar en Potrero de de las Tablas, tras recorrer un par de kilómetros por el río Lules.
Si bien el ingreso no se encuentra prohibido, conviene tomar algunas precauciones antes de adentrarse. Conviene dar aviso a alguien, puesto que en el interior no hay señal de celular. También es importante llevar una linterna y tener puesto buen calzado. En lo posible, se debe utilizar algún tipo de protección para la cabeza. El túnel fue construido en 1910. LA GACETA ©
Recorrerlo es una experiencia inolvidable. "Los murciélagos revoloteaban alterados ante nuestro paso, emitiendo agudos chillidos. Las filtraciones de agua, que socovan las paredes, nos mantenían mojados. Y los desprendimientos de piedras nos asustaban", relata Martín Merino, un biker tucumano que estuvo hace unas semanas en el ducto.
El boca de entrada se sitúa a la vera del río Lules, y es de fácil acceso puesto que forma parte del circuito de mountain bike. De momentos, la estructura de hormigón da lugar a un techo rocoso. "A esa altura, el ambiente lúgubre se acrecienta a cada paso", cuenta el aventurero. Una fresca corriente de aire indica la cercanía con la zona de la toma, también conocida como ingreso superior. Se encuentra bloqueada por una estructura metálica derrumbada, cuyas carcomidas vigas dan indicios de su antigüedad.
Unos peldaños metálicos enclavados en las paredes permiten la salida hacia el exterior, la cual resulta dificultosa -advierte Merino- por la estrechez del espacio. "A esto se suma el constante polvillo en suspensión, que complica la respiración", ilustra. Pero el esfuerzo vale la pena, porque una vez afuera el expedicionario se topa con una magnífica vista del dique nivelador.
"Se yerguen pilares de hormigón, cámaras, viejos engranajes y poleas que se mantienen como fieles testigos de una verdadera obra maestra de la ingeniería", concluye Merino. La travesía suele finalizar en Potrero de de las Tablas, tras recorrer un par de kilómetros por el río Lules.
Si bien el ingreso no se encuentra prohibido, conviene tomar algunas precauciones antes de adentrarse. Conviene dar aviso a alguien, puesto que en el interior no hay señal de celular. También es importante llevar una linterna y tener puesto buen calzado. En lo posible, se debe utilizar algún tipo de protección para la cabeza. El túnel fue construido en 1910. LA GACETA ©
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