30 Septiembre 2009
MOMENTO CUMBRE EN LA CIUDADELA. Guillén intuye la dirección de la pelota y se arroja sobre su izquierda. El "Patón" contuvo el penal que ejecutó el uruguayo Cáceres, de Atlético.
Francisco Eduardo Guillén forma parte del rico historial de San Martín. El "Patón" estuvo siempre en el corazón del hincha albirrojo. Dos dirigentes del club de La Ciudadela (Racedo y Subirán) lo descubrieron en una las tantas excursiones que realizaban por el interior de la provincia, cuando el arquero cuidaba la valla de La Providencia. En 1975, cuando el muchacho nacido en Los Pizarro (La Cocha) tenía solamente 15 años, los directivos "santos" pusieron los ojos sobre él. "En esa época se arrancaba jugando en Sexta, no había Séptima, Octava ni Novena división, como ahora. Mis primeros entrenadores fueron Juan Carlos Carol y Zunino. En la parte física, teníamos el gran aporte de los profesores Mercado y Delgado", recordó. "Imbellone fue el que me hizo debutar en Primera. Tenía 17 años y jugábamos en la cancha de Central Norte. Fue un partido por la Liguilla contra Jorge Newbery", resaltó Guillén, que está radicado en Jujuy junto a su esposa, Olga, y a sus hijos, Maximiliano (18 años) y Javier (17).
El destino le tenía reservado un momento único e inolvidable al golero. Fue el domingo 28 de junio de 1992, cuando le atajó un penal Domingo Cáceres, defensor de Atlético. "Fue lo mejor que me paso como futbolista", remarcó el "Patón". "En el penal me encomendé a Dios, como en cada cosa de mi vida. Intuí que la pelota iba a ir a esa dirección y me arrojé hacia la izquierda. Las manos hicieron el resto", recordó. Esa atajada fue clave para que el clásico finalizara 0 a 0, lo que le posibilitó al equipo de La Ciudadela eliminar al eterno rival de la ronda final del Nacional "B" y dar un paso clave hacia lo que fue su segundo ascenso a Primera división.
Pasaron más de 17 años, pero los hinchas "santos" tienen bien guardado en el recuerdo el día en el que Guillén tocó el cielo con las manos. "Soy un agradecido de Dios por todo lo que me brindó. Haber sido jugador de San Martín fue una de las cosas más importantes de mi vida. Cada vez que puedo voy a ver al 'santo', porque realmente lo llevo en la sangre. Cuando estoy en La Ciudadela me siento en mi casa. Como todo hincha, sufro cuando las cosas no andan bien y gozo cuando conseguimos buenos resultados", reconoció.
Tras su paso por el "santo", el "Patón" jugó en Deportivo Morón y en Concepción Fútbol Club. "Me gustó mucho haber pasado por esos clubes y les agradezco por la posibilidad que me dieron en mi etapa final -destacó-. Pero lo cierto es que como San Martín no hay otro club igual".
El destino le tenía reservado un momento único e inolvidable al golero. Fue el domingo 28 de junio de 1992, cuando le atajó un penal Domingo Cáceres, defensor de Atlético. "Fue lo mejor que me paso como futbolista", remarcó el "Patón". "En el penal me encomendé a Dios, como en cada cosa de mi vida. Intuí que la pelota iba a ir a esa dirección y me arrojé hacia la izquierda. Las manos hicieron el resto", recordó. Esa atajada fue clave para que el clásico finalizara 0 a 0, lo que le posibilitó al equipo de La Ciudadela eliminar al eterno rival de la ronda final del Nacional "B" y dar un paso clave hacia lo que fue su segundo ascenso a Primera división.
Pasaron más de 17 años, pero los hinchas "santos" tienen bien guardado en el recuerdo el día en el que Guillén tocó el cielo con las manos. "Soy un agradecido de Dios por todo lo que me brindó. Haber sido jugador de San Martín fue una de las cosas más importantes de mi vida. Cada vez que puedo voy a ver al 'santo', porque realmente lo llevo en la sangre. Cuando estoy en La Ciudadela me siento en mi casa. Como todo hincha, sufro cuando las cosas no andan bien y gozo cuando conseguimos buenos resultados", reconoció.
Tras su paso por el "santo", el "Patón" jugó en Deportivo Morón y en Concepción Fútbol Club. "Me gustó mucho haber pasado por esos clubes y les agradezco por la posibilidad que me dieron en mi etapa final -destacó-. Pero lo cierto es que como San Martín no hay otro club igual".