Una tarde de fervor religioso y patriótico

Por lo menos dos veces, Analía Jiménez estuvo a punto de caer al suelo. No se desplomó porque logró agarrarse de la valla de contención que tenía en frente y porque las personas que la rodeaban la sostuvieron. El sol que hacía hervir la plaza Belgrano a las 17 le había hecho bajar la presión. Sin embargo, ella se opuso con insistencia a los pedidos para que se retire a algún lugar sombreado. "Quiero estar cerca de la Virgen. Ni loca me muevo de acá", sostuvo.
Durante toda la tarde de ayer se vieron muestras de fe como las de Analía. Durante la tradicional procesión, miles de personas caminaron apiñadas a lo largo de 15 cuadras para acompañar la imagen de María desde la plaza Belgrano hasta la Independencia.
Además de quienes marcharon por detrás de la Virgen, vecinos de las calles Alberdi y 24 de Septiembre, por donde pasó la procesión, salieron a las veredas. Desde las ventanas y desde los balcones de viviendas y departamentos llovieron los aplausos al paso de la Virgen de la Merced. 

Tradición y valores
Antes de la procesión, se realizó en la plaza Belgrano el acto cívico-militar. En representación del Poder Ejecutivo provincial estuvo el ministro de Economía, Jorge Jiménez, y el subsecretario general de la Gobernación, Ernesto Salas. También participaron el intendente de la capital, Domingo Amaya, y el secretario de Gobierno, Walter Berarducci, entre otros funcionarios provinciales y municipales.
El único que tomó la palabra durante el acto fue Luis Yanicelli, del Instituto Belgraniano. "Somos un pueblo porque tenemos tradición y una cultura común. Es imposible hablar de la historia de Tucumán sin nombrar a la Virgen de la Merced. En 1812, lo que hizo Belgrano fue una alianza definitiva entre la patria que nacía con la Virgen. Sobre estos valores debemos celebrar el Bicentenario", afirmó Yanicelli.