24 Septiembre 2009
Desde setiembre de 2008, la Argentina está en recesión. Esto implica que hubo caída del empleo, y el consecuente incremento de la desocupación, baja en los ingresos y también en el consumo.
Dentro de este contexto macroeconómico, me veo total y alegremente sorprendido porque la pobreza haya descendido en la Argentina. Ahora resulta oportuno preguntar qué mide y cómo lo hace el Indec. Eso hay que preguntarle al director del organismo, porque dentro del contexto económico caben dos cosas: o el Estado está gastando y generando seguros de desempleo más altos que el ingreso mínimo para no ser pobre o, evidentemente, los pobres se esfumaron. La recesión apareja sólo angustia social porque se traduce en más desempleo. Para estudiar qué está ocurriendo con la pobreza hay que analizar la distribución de los ingresos, cómo se desplaza a través del tiempo y su variabilidad. El indicador que se ha dado a conocer recientemente sobre la evolución de la pobreza, insisto, me ha causado sorpresa, tanto como al público en general.
El Gobierno debe reconocer que la Argentina está en recesión. Y mientras se sostenga ese escenario en el tiempo, seguramente el índice de desocupación irá en ascenso.
Otro elemento que hay que tomar en cuenta es que están disminuyendo las recaudaciones gubernamentales. Esto implica que el Gobierno no podrá darse el lujo de hacer demasiada contención social, porque faltarán recursos.
Sin embargo, hay buenas perspectivas en el horizonte. El indicador líder (un conjunto de índices sobre la evolución económica) ha ingresado en un valle. Y si no hay un zafarrancho, entre el primer o segundo trimestre de 2010, el país crecerá aprovechando el viento de cola favorable. Ese será el tiempo que hay que aprovechar para resolver los problemas de fondo, como la pobreza, desaparezcan con un crecimiento sostenible.
Dentro de este contexto macroeconómico, me veo total y alegremente sorprendido porque la pobreza haya descendido en la Argentina. Ahora resulta oportuno preguntar qué mide y cómo lo hace el Indec. Eso hay que preguntarle al director del organismo, porque dentro del contexto económico caben dos cosas: o el Estado está gastando y generando seguros de desempleo más altos que el ingreso mínimo para no ser pobre o, evidentemente, los pobres se esfumaron. La recesión apareja sólo angustia social porque se traduce en más desempleo. Para estudiar qué está ocurriendo con la pobreza hay que analizar la distribución de los ingresos, cómo se desplaza a través del tiempo y su variabilidad. El indicador que se ha dado a conocer recientemente sobre la evolución de la pobreza, insisto, me ha causado sorpresa, tanto como al público en general.
El Gobierno debe reconocer que la Argentina está en recesión. Y mientras se sostenga ese escenario en el tiempo, seguramente el índice de desocupación irá en ascenso.
Otro elemento que hay que tomar en cuenta es que están disminuyendo las recaudaciones gubernamentales. Esto implica que el Gobierno no podrá darse el lujo de hacer demasiada contención social, porque faltarán recursos.
Sin embargo, hay buenas perspectivas en el horizonte. El indicador líder (un conjunto de índices sobre la evolución económica) ha ingresado en un valle. Y si no hay un zafarrancho, entre el primer o segundo trimestre de 2010, el país crecerá aprovechando el viento de cola favorable. Ese será el tiempo que hay que aprovechar para resolver los problemas de fondo, como la pobreza, desaparezcan con un crecimiento sostenible.