19 Septiembre 2009
LA VIDA ES BELLA. Villavicencio es un agradecido de lo que le dio el fútbol. LA GACETA / HECTOR PERALTA
No hay caso. Cuesta no tentarse y soltar una carcajada cuando Matías Villavicencio esta del otro lado del grabador. El lateral derecho de Atlético es así, pura chispa. Como si entendiese que la vida es corta y hay que disfrutarla a pleno. "Uy, por suerte voy a festejar mi cumpleaños número 28 en Buenos Aires, donde vive mi familia. Además mis tíos, que son de Tucumán, al igual que mi papá, están allá. Será una linda reunión, aunque debo ser sincero y confesar que no me gusta festejar mi cumple... Eso significa que ya perdí otro año de mi vida", suelta una estruendosa risotada "Villa", y contagia nuevamente al periodista.
"Es así, o ¿no?", retruca antes de cerrar el tema edad el zaguero, que afirma estar muy cómodo en 25 de Mayo y Chile, sobre todo porque su familia simpatiza con esos colores. "Tanto mis tíos como mi viejo, José, son hinchas de Atlético, así que ellos están muy contentos de que esté en el club. Ojalá que todo siga como hasta ahora; que el equipo pueda mantener la categoría y que yo me quede en Tucumán". Ese es uno de sus tres deseos del pelado, que zafó del corte de cabello por parte de sus compañeros.
"Bueno, a lo sumo me podrán teñir. Me estoy dejando el pelo largo, ¿se nota?", dice y vuele a reír Matías. Antes de ubicarse en el casillero de los rústicos, cuenta haber sido un jugador con buen pie; de categoría. "Yo era como ’Pepe’ -su papá-, habilidoso. Jugaba de 10, de 8 o de cinco. Era un volante de proyección de chico... Recién a los 20 pasé a jugar de defensor, y bueno, ahora ya soy rústico", bromea sobre las cartas que le jugó el destino, al tiempo que agradece. "Quizás, si hubiera seguido en el medio, no estaría acá", se sincera.
A sabiendas del cuidado que deberá tener con los artilleros del "bichito", Villavicencio cambia la cara y acusa un toque de seriedad. "A diferencia de Boca, que cuenta con jugadores de porte, Hauche y Sosa son tipos que abren bien la cancha. Son rapiditos, movedizos. Creo que ellos van a intentar jugar por abajo. Por esa razón deberemos tomar las precauciones necesarias. De todos modos, si nosotros seguimos así, a cualquiera se le va a hacer difícil vencernos", apostó con confianza "Villa".
"Es así, o ¿no?", retruca antes de cerrar el tema edad el zaguero, que afirma estar muy cómodo en 25 de Mayo y Chile, sobre todo porque su familia simpatiza con esos colores. "Tanto mis tíos como mi viejo, José, son hinchas de Atlético, así que ellos están muy contentos de que esté en el club. Ojalá que todo siga como hasta ahora; que el equipo pueda mantener la categoría y que yo me quede en Tucumán". Ese es uno de sus tres deseos del pelado, que zafó del corte de cabello por parte de sus compañeros.
"Bueno, a lo sumo me podrán teñir. Me estoy dejando el pelo largo, ¿se nota?", dice y vuele a reír Matías. Antes de ubicarse en el casillero de los rústicos, cuenta haber sido un jugador con buen pie; de categoría. "Yo era como ’Pepe’ -su papá-, habilidoso. Jugaba de 10, de 8 o de cinco. Era un volante de proyección de chico... Recién a los 20 pasé a jugar de defensor, y bueno, ahora ya soy rústico", bromea sobre las cartas que le jugó el destino, al tiempo que agradece. "Quizás, si hubiera seguido en el medio, no estaría acá", se sincera.
A sabiendas del cuidado que deberá tener con los artilleros del "bichito", Villavicencio cambia la cara y acusa un toque de seriedad. "A diferencia de Boca, que cuenta con jugadores de porte, Hauche y Sosa son tipos que abren bien la cancha. Son rapiditos, movedizos. Creo que ellos van a intentar jugar por abajo. Por esa razón deberemos tomar las precauciones necesarias. De todos modos, si nosotros seguimos así, a cualquiera se le va a hacer difícil vencernos", apostó con confianza "Villa".