Los hijos, eslabón en el bienestar paterno

Los hijos, eslabón en el bienestar paterno

Un polémico estudio compara niveles de felicidad entre personas con y sin vástagos

13 Septiembre 2009
Un polémico artículo publicado en la revista "The Psychologist" señala que el aspecto idílico de la paternidad y maternidad podría ser sólo una ilusión, ya que diversos estudios constataron que no existe una relación directa entre el hecho de tener hijos y el de ser felices. Al contrario, se comprobó que los padres y madres presentan niveles más bajos de felicidad que los adultos sin hijos, ya que el tener descendencia tiene un costo para la dicha de los padres, para su tranquilidad marital y para su satisfacción personal.
Esta cuestión haría caer el mito de que los hijos vienen a colmar de dicha a los padres. Lo explica el psicólogo Nattavudh Powdthavee, de la Universidad de York, en Gran Bretaña: "en las últimas décadas, los diversos análisis sobre el tema realizados por sociólogos no han encontrado ninguna relación entre tener niños y ser felices".
Powdthavee señala, con datos de estudios realizados en Europa y Estados Unidos, que diversos especialistas han encontrado evidencias de que los padres son menos felices, tienen niveles más bajos de satisfacción vital y menos satisfacción marital y bienestar mental en comparación con los no-padres.
Por otro lado, también existen evidencias de que las tensiones asociadas con la paternidad no sólo aparecen en el período de la crianza, cuando los hijos son física y económicamente dependientes. Una investigación estableció que los padres mayores, cuyos hijos ya habían abandonado su casa, también eran ligeramente menos felices que los adultos, de edades y estatus similares, que no habían tenido hijos. Todos estos resultados, según Powdthavee, apuntarían a una demoledora conclusión: que los hijos no traen felicidad a las vidas de los padres.
La creencia de que los hijos nos harán felices sería una verdadera ilusión, apunta el psicólogo. Imaginar cómo sería ser padre o madre suele consistir en concentrarse sólo en las cosas buenas y dejar de lado las malas. Esto ocurre, principalmente, porque se cree que experiencias como la primera sonrisa de un hijo o que este se case nos colmarán de dicha. Y, así es, pero esta felicidad sólo dura un rato. Además, cuando se quiere tener un bebé, nadie piensa que el día a día estará lleno de otro tipo de experiencias, como tener que resolver problemas, cocinar, lavar la ropa, etcétera. Son todas estas duras situaciones las que impactan en los niveles de felicidad y en la satisfacción vital de los padres.

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