En busca de la felicidad
Una de las metas del hombre contemporáneo es alcanzar la propia dicha. Un Investigador hizo un sondeo en más de 140 Estados sobre el grado de satisfacción de sus habitantes. Los argentinos ocuparon el puesto 13. Para los especialistas, el dinero influye en la felicidad, pero no es determinante: también pesan el sentido del humor, la amistad, la relación de pareja, el trabajo, la creatividad individual y la capacidad de proyectarse. ¿Qué hace felices a los tucumanos? Tener amor o una buena relación de pareja Respondió el 23 % en una encuesta, efectuada por LA GACETA; un 14 %respondió: tener proyectos y trabajar para concretarlos y otro 14%, disponer de tiempo para disfrutar con los hijos.
Hace unos días se difundió una encuesta sobre la felicidad, en la que los argentinos ocupamos el puesto 13 entre 140 países. Para los especialistas, el dinero influye en la felicidad, pero no es determinante. Los tucumanos creen que para ser felices es necesario tener amor y una buena relación de pareja, concretar proyectos, compartir con los hijos y los amigos, afrontar problemas con sentido del humor, disfrutar del trabajo y de la creatividad y vivir en un lugar agradable.
LA GACETA realizó una consulta entre religiosos y doctores en Filosofía para tener una visión más amplia sobre el tema.
La Iglesia Católica se expresó a través del padre Jorge Antonio Gandur. "La felicidad se compone de muchísimas piezas, pero nunca somos plenamente felices porque siempre falta alguna. La felicidad en plenitud no la tenemos en esta vida porque siempre estamos con el miedo de perder algo. Nosotros, desde la fe cristiana, consideramos que por Cristo y en Cristo el hombre encuentra la felicidad, aun en medio del dolor. Y esto es así porque justamente el dolor se convierte en bien, ya que Cristo le da un sentido al dolor. Nada sucede si no es para bien", analizó.
El religioso señaló que hay que tener metas. "Si los objetivos son transitorios, la felicidad también lo será. De acuerdo con el valor de los objetivos, la dicha puede ser permanente o relativa", dijo. Sostuvo que nadie puede ser feliz si le falta algo. El ser humano debe tener tanto las cosas materiales como las espirituales porque ambas se complementan. Indicó que los cuatro problemas del hombre son los familiares, los de la salud, los que tienen que ver con los hijos y los económicos. "Si soluciona el económico -dijo- con un golpe de suerte (por ejemplo, si gana el Quini Seis), quizás le queden por resolver uno, dos o los otros tres problemas. O sea que esa avalancha de dinero no será algo mágico que solucionará todo, aunque sí podría ayudar". Por último dijo: "hemos nacido para ser felices, como los pájaros para volar".
El diccionario de la Real Academia Española define a la felicidad como "estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien". También dice que es "satisfacción, gusto, contento".
El doctor en Filosofía Jorge Estrella, inicia su exposición con una cita. "Dostoievsky hace decir a uno de sus personajes que si la felicidad se prolongara demasiado, se volvería intolerable y nos mataría. Al parecer, tenía razón: la felicidad es precaria y pasajera. Hay otros sentimientos aledaños que nos inducen a confundirlos con ella: alegría, bienestar, entusiasmo, etcétera. A esa nota dostoievskyana de la escasez me atrevo a agregar esta otra: la innumerable cantidad de motivos que la estimulan. El rendimiento de la selección nacional en manos de Diego Maradona está haciendo infelices a muchos argentinos. Y véase a un niño feliz: quizás bastó para ello que elevara por primera vez un volantín", ejemplificó. Según Estrella, resulta inútil clasificar los motivos de la felicidad: "cada quien tiene su propia y esquiva balanza para pesar las situaciones que nos entrega esa gozosa plenitud interior que llamamos felicidad. Nuestras acciones tienen siempre un propósito o fin: trepar hasta la cima de una montaña, seducir a una mujer, ingresar nuestro equipo nacional de fútbol en el Mundial o resolver la cuadratura del círculo son, claramente, situaciones prefiguradas en nuestro ánimo al emprenderlas", indicó.
Luego, el pensador se preguntó: "¿cómo podría ser la felicidad un fin? ¿Qué situación diseña ella por sí sola de antemano para que la sigamos? Ninguna. Más bien suele acompañar los cumplimientos de nuestros propósitos, como un valor agregado. Pero ni siquiera eso es seguro. He visto a la felicidad instalarse imprevistamente a propósito de nada, o de muy poco. Y la he visto negarse a llegar cuando hemos logrado metas muy importantes".
Finalmente, dijo: "no veo el ánimo tucumano propenso a la felicidad. Se destacan otros asuntos en él: una inclinación a la grosería, a la burla o a la descalificación del prójimo, por ejemplo. Curiosamente ello viene unido al culto intenso de la amistad".
Según el rabino de la Kehilá de Tucumán, Salomón Nussbaum, "el concepto de felicidad no es un tema de origen bíblico. Desde el punto de vista conceptual, podemos decir que la felicidad es una meta plural. Se suman múltiples aspectos en los que influye una disposición de disciplina, de compromiso, de sumarse al proyecto original de la meta de la creación".
"La familia -continuó- es un objetivo importante para alcanzar la felicidad. Se puede decir que el estado de plenitud es la armonía del Edén. Si imaginamos lo que es la felicidad completa, sería el volver a esa plenitud e integridad que fue el Edén". Sostuvo que la codicia, la avaricia y el poder son defectos que corrompen la armonía. "Son esas cosas, y la ambición y las tendencias maléficas, lo que terminan gobernándonos cuando la razón y el sentido inteligente, puestos al servicio de lo óptimo, no se ponen en práctica", señaló.