La quinta jornada del juicio oral que se le sigue a Pablo Antonio Amín por el crimen de su esposa María Marta Arias volvió a contar con la presencia del imputado. Sus defensores, Roberto Flores y Martín Zóttoli, le solicitaron a los jueces Emilio Herrera Molina, Emilio Páez de la Torre y Alberto Piedrabuena que le permitieran ingresar a la sala.
Ayer, el tribunal había resuelto que el acusado de homicidio agravado esperara en una habitación contigua, a fin de que los testigos pudieran declarar tranquilos. Hoy revertieron la decisión.
El santiagueño volvió a mostrar su comportamiento habitual. Al ingresar a la sala, saludó a los presentes con una frase en inglés: "good morning (buenos días)". Luego sonrió a los fotógrafos y camarógrafos, hizo muecas y gestos al público y balbuceó algunas palabras inteligibles.
La primera en declarar fue la psiquiatra del penal de Villa Urquiza, María Carina Cejas Córdoba, quien aseguró que Amín puede ser alojado allí. Consultada por el juez Páez de la Torre sobre si el imputado "estaba loco", la profesional le respondió con un seguro "no".
"Mi hermana era buena y él la manipulaba"
Ayer, declaron Juan Manuel y Claudio Aria, los hermanos de la víctima. "El siempre fue una persona violenta", coincidieron, y dieron dos hipótesis sobre qué motivó al joven a asesinar y a mutilar a su esposa hace casi dos años en un cuarto de hotel.
El primero en sentarse frente al estrado fue Claudio, de 30 años. Recordó que su hermana conoció a Amín cuando eran niños, en un instituto privado de inglés. "Años después, él se acercó a ella para ofrecerle los productos que vendía, que eran de Herbalife. Mi hermana tenía lupus (una enfermedad crónica), y él le dijo que con eso se curaría. Aprovechó eso para acercársele", relató.
"Lamentablemente -prosiguió-, María Marta era una persona influenciable, muy ingenua. Para ella, todo el mundo era bueno". A los cuatro meses de noviazgo, se casaron por Iglesia. "A los tres días de convivencia, él ya no dejaba que la veamos y la manipulaba. Ella no contaba nada. Estaba muy cambiada. Había dejado de verse con sus amigas y de estudiar... Creo que tenía miedo de que ese tipo nos haga algo a nosotros o a mis padres. No tengo dudas de que la tenía amenazada psicológicamente", agregó.
Luego, añadió que Amín siempre fue un hombre agresivo. "Cuando tenía 10 años, tengo entendido que mató a otro chico de un balazo jugando con un arma de su padre. No sé en qué habrá quedado eso, pero ya de grande golpeó a su madre, andaba fuerte en auto y le tiraba la bronca a medio mundo", dijo.
Cuando terminó de declarar, antes de levantarse, miró fijo al tribunal e imploró: "espero que se haga justicia por la muerte de mi hermana. No pido nada más". Después habló Juan Manuel, quien recordó cómo se enteró del brutal crimen. "Mi familia llegó en un auto. Yo no entendía qué pasaba, porque todos estaban llorando. Hasta que uno de mis hermanos se bajó y me dijo: ’el gordo puto mató a Marta; no sé qué le hizo, pero la mató’"...
Además, dijo que Amín obligó a la víctima a dejar su tratamiento contra el lupus. "Le descubrieron la enfermedad en 2004. Yo la llevé casi muerta a Córdoba. Pero él le prohibió hacer el tratamiento. Durante las conferencias que daba, le gustaba exhibirla como un conejillo de indias, porque lo único que le dejaba tomar era el producto que vendía. Lo peor es que ese producto tenía un alto contenido de sodio, y eso para una persona con lupus es terrible", declaró con lágrimas en los ojos.
Aclaró también que siempre se opuso a la relación entre ellos. "La primera vez que lo vi en casa le dije a mi mamá: ’¿qué hace este tarado internacional acá?’", indicó. Juan Manuel asegura que quizás Amín mató a su hermana porque ella se negó a seguir consumiendo ese producto. La otra teoría del hombre es que el santiagueño actuó de esa forma presa de un ataque de celos. "Creo que el también sospechaba que le era infiel. El no sabía la persona que tenía al lado", finalizó. LA GACETA ©