El desafío será forjar un futuro sin olvido

El desafío será forjar un futuro sin olvido

Los líderes de Rusia, Alemania y Polonia se unieron para conmemorar el episodio que detonó la II Guerra Mundial hace 70 años. Los reproches polacos a Rusia opacaron el aniversario. Putin exigió un mea culpa de todos los que pactaron con los nazis.

TRIBUTO. Los dirigentes de los distintos países depositan ofrendas al pie del monumento que recuerda a los soldados caídos en Westerplatte. REUTER TRIBUTO. Los dirigentes de los distintos países depositan ofrendas al pie del monumento que recuerda a los soldados caídos en Westerplatte. REUTER
02 Septiembre 2009
GDANSK, Polonia.- Con una expresión unánime de condena a los horrores cometidos durante el conflicto más sangriento de la historia, los líderes de Polonia, Rusia y Alemania conmemoraron ayer el LXX aniversario del estallido de la II Guerra Mundial en la localidad polaca de Gdansk. En sus respectivos discursos, el primer ministro ruso, Vladimir Putin; la canciller alemana, Angela Merkel y el primer ministro polaco, Donald Tusk, coincidieron en la necesidad de aunar esfuerzos para forjar un futuro común sin olvido. "Hoy, hace 70 años, con la invasión de Alemania a Polonia comenzó el capítulo más trágico en la historia de Europa", señaló Merkel. "Recuerdo a las 60 millones de personas que perdieron la vida en esta guerra desencadenada por Alemania. No hay palabras que puedan describir el sufrimiento de esta guerra y del Holocausto. Me inclino ante las víctimas", añadió. Por su parte, Putin dijo: "nuestro deber moral, el deber de todos los pueblos, es honrar eternamente la memoria para evitar una nueva tragedia de esas dimensiones". Del acto conmemorativo participaron líderes de unos 20 países, incluyendo los primeros ministros de Francia, de Italia y de Suecia, que este semestre ocupa la presidencia de la Unión Europea (UE).
El himno nacional polaco se entonó poco después de las 4.45, hora en que tronó el primer cañonazo disparado el 1 de setiembre de 1939 por el acorazado alemán Schleswig-Holstein contra la base militar Westerplatte de Polonia, cerca de Gdansk, que marcó el inicio de la invasión nazi a ese país. Un puñado de militares resistió durante siete días el bombardeo. "Westerplatte es el símbolo de la resistencia heroica de los débiles contra los más fuertes", dijo el presidente polaco, Lech Kaczynski, al pie del monumento dedicado a los defensores polacos de Westerplatte.

Antiguos enconos

Los rencores y las discrepancias entre Varsovia y Moscú sobre el origen de la conflagración ensombrecieron en parte la ceremonia. Polonia quiere que Rusia reconozca que la Unión Soviética la atacó el 17 de setiembre de 1939, amparada en el acuerdo  de no agresión germano-soviético. Putin rechazó una vez más tal crítica. Ello produjo la anexión del este de Polonia a la URSS. "Vemos intentos persistentes de sugerir que la guerra se desencadenó a raíz del pacto entre Hitler y Stalin exclusivamente", declaró durante una conferencia de prensa conjunta con el primer ministro polaco. Luego, en el memorial de Westerplatte, Putin insistió: "todos los intentos por apaciguar a los nazis entre 1934 y 1939 mediante diversos acuerdos y pactos fueron moralmente inaceptables y políticamente absurdos y peligrosos". Aunque no mencionó ningún país en particular, ya había criticado en los últimos días a Francia y Reino Unido por la firma del Tratado de Munich, en 1938. También dijo que "la insuficiencia del Tratado de Versalles (1919) y la consecuente humillación de Alemania" sembraron el camino a la guerra.

Mea culpa

Durante la ceremonia, el presidente polaco Lech Kaczynski reconoció que Polonia participó en el desmembramiento de Checoslovaquia, en 1938. Recordó que el tratado de Munich de 1938 entre las potencias occidentales y la Alemania nazi tuvo por efecto la violación de la integridad de Checoslovaquia. En octubre de 1938, dos unidades polacas ocuparon la región checoslovaca de Zaolzie, cuyos habitantes eran en su mayoría polacos, para anexarla a Polonia en momentos en que los alemanes ocupaban la región checoslovaca de los Sudetes. "Fue y sigue siendo un mal", puntualizó Kaczynski en su discurso. Durante la jornada, Putin se refirió en dos ocasiones a este episodio vergonzoso de la historia polaca, así como a la firma de un pacto de no agresión entre Polonia y Alemania en 1934.

Los olvidados

Merkel también recordó el drama de los alemanes de Europa central y oriental durante la construcción de la República Federal Alemana (RFA) de posguerra. Al final del conflicto, entre 12 y 14 millones de alemanes fueron expulsados de las regiones de Europa Central y Oriental donde estaban instalados, en muchos casos desde hacía generaciones. Estas expulsiones, que costaron muchas vidas humanas, tuvieron lugar en las regiones de Pomerania y Silesia, hoy Polonia, así como en los Sudetes. Los horrores cometidos por los nazis eclipsaron durante mucho tiempo el sufrimiento de la población alemana al final de la guerra. (DPA)

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