Julio Ardiles Gray era un hacedor de cultura

Julio Ardiles Gray era un hacedor de cultura

El periodista y escritor tucumano, que murió ayer a los 87 años en la Capital Federal, fue el mentor de la Escuela de Teatro de la UNT. Escribió ocho novelas, siete obras teatrales, cuentos, poemas y ensayos. Una importante trayectoria periodística.

GLORIA DEL TEATRO. El Chivo entrevistó a Jean-Louis Barrault en 1962. GLORIA DEL TEATRO. El Chivo entrevistó a Jean-Louis Barrault en 1962.
20 Agosto 2009
"El cielo brilla cuando cierra tus ojos a la medianoche", dice uno de sus haikus. Detrás de su chiva locuaz, de su mirada chicata, de sus gestos, de su humor, aparecía siempre la inteligencia y la acuidad de un hombre que no hizo un culto de las ideas, sino que las llevó a la práctica. Julio Ardiles Gray se despidió ayer a los 87 años en Buenos Aires.
Como su amiga María Elvira Juárez que se fue hace unos días a los 94 años, El Chivo integró en 1943 el memorable grupo La Carpa, en cuyo seno editó "Tiempo deseado", su primera novela. Había visto la luz en Monteros el 6 de mayo de 1922. Su papá, empleado bancario, fue trasladado a San Miguel de Tucumán, donde Julio hizo la primaria en la Escuela Sarmiento que tenía por entonces un turno para niños de ambos sexos. Siguiendo el destino paterno, se fue a San Juan donde se recibió de maestro normal y regresó a la provincia en los años 40.
Tras un fugaz paso por los diarios La Flecha y La Unión, ingresó a LA GACETA en 1945 como engrudero, el empleado de archivo que pegaba recortes. De allí pasó a la sección Espectáculos donde trabajó hasta 1966 cuando partió a Buenos Aires.
Fue funcionario del gobierno de Celestino Gelsi y el mentor del Consejo Provincial de Difusión Cultural, del Teatro Estable y del Setiembre Musical Tucumano, en cuya creación participaron activamente David Lagmanovich, Oleg Kotzarew y Guido Torres.
"Gelsi me llamó en el 58; me nombró director de Cultura. Fijate el desorden que había. Existía una Dirección de Cultura y una Comisión Provincial de Cultura que eran autónomas. Esta última era ad honorem. Yo ganaba en esa época como director $ 4.000; por supuesto renuncié a LA GACETA por razones de honestidad. Me encontré con ciertas cosas como las siguientes: el presupuesto anual equivalía a cuatro sueldos míos, de los cuales el Salón de Artes Plásticas se llevaba la mitad. Entonces que se podía hacer: una conferencia, un conciertito y después gratis, gratis, gratis... Estaba por salir la Ley del Casino, entonces le pedí a Gelsi un 5 %. Cuando me fui, luego de un año y medio de gestión, dejé un presupuesto de $ 4 millones para actos culturales. No se puede hacer cultura ni educación gratis porque los maestros y los artistas tienen la mala costumbre de comer. Eso de ir a manguearlos para que canten o toquen el piano gratis, no", decía.
En 1961, Ardiles Gray obtuvo una beca de un año del gobierno francés para realizar un stage de perfeccionamiento periodístico. Ya en Buenos Aires, se desempeñó como secretario general de redacción de Primera Plana (1970), redactor del diario La Opinión (1971-1978); editor de suplementos del diario Convicción (1978).
Simultáneamente a su labor periodística, con su pluma versátil abordó todos los géneros literarios: ocho novelas, siete obras de teatro, libros de historia, de cuentos, de poesía, de ensayos dan cuenta de su fecundidad. Entre ellos, merecen citarse "Las puertas del paraíso", "Vecinos y parientes", "Como una sombra cada tarde", "La noche de cristal, "El casamentero y otros cuentos con viejos", "Fantasmas y pesadillas", "Delirios y quimeras" y "Acentos para una balada y otros poemas".
Con el regreso de la democracia, El Chivo fue el mentor de la Escuela de Teatro de la UNT. Colaborador permanente de LA GACETA Literaria, recibió varias distinciones, entre ellas, la de "doctor honoris causa" la UNT en 2004.  

El viejo sueño

En una entrevista realizada dos años antes, el periodista y escritor afirmaba: "El viejo sueño de Juan B. Terán de que la clase dirigente saliera de la universidad no se ha cumplido. Celestino Gelsi era un tipo culto, le encantaba la ópera, tocaba el piano y cantaba desafinado; iba al teatro. El primer acto cultural fue traerlo al 'Negro' Pablo Rojas Paz para enterrarlo en el segundo balcón del camino a San Javier porque él era su amigo. Para mí, los tres mejores gobernadores que tuvo Tucumán fueron Ernesto Padilla, Campero y Gelsi".
Entusiasta, inquieto, El Chivo era un gran motivador de los jóvenes cuando percibía talento. Fue, por cierto, un hacedor de cultura, que soñaba con un Tucumán grande. Por su inventiva y picardía parecía un personaje de su amado Molière.
"El firmamento, reflejo de mares, ¿tendrá sus peces?", escribió. Ahora que ha saltado la tapia de la vida hacia la muerte, El Chivo podrá averiguarlo.

Comentarios