17 Agosto 2009

BUENOS AIRES.- Entre el viernes 15 de agosto y la madrugada del lunes 18 de ese mes de 1969, la Feria de Música y Arte de Woodstock sacudió al mundo convocando a cerca de medio millón de espectadores con que el rock mostró el poder de convocatoria de su contracultura y, paradójicamente, pasó a convertirse en objeto de consumo.
A cuatro décadas de ese movimiento donde una música "nueva" se insertaba en una sociedad convulsionada, el ideal hippie que animó aquellas jornadas sólo sobrevive en un puñado de prendas y el rock inició un camino sin retorno como banda de sonido estridente de la industria del consumo.
De acuerdo al cristal con que se mire, puede hablarse de Woodstock como del sitio de la desorganización, los campos de lodo, las fuertes tormentas, o, en cambio, del apogeo del amor libre y del espíritu colectivo de una generación de jóvenes que le mostraban al mundo que podían reunirse, escuchar su música y protestar contra la guerra.
La convocatoria ideada por Michael Lang tuvo por sede a la granja lechera de Max Yasgur, en el pueblo de Bethel, en el norte del estado de Nueva York, a casi 130 kilómetros al noroeste de la Gran Manzana, bloqueando el tránsito en tramos de varios kilómetros.
Por suerte los músicos pudieron arribar a la cita debiendo, en muchos casos, volar en helicópteros Hueys, los mismos que combatían en la cuestionada guerra imperial en Vietnam, a la vez que la convocatoria fue tan masiva y desbordante que aún a pesar de sus mentores, el festival terminó siendo libre y gratuito. Como testimonio de esos días inolvidables e irrepetibles, quedó un documental dirigido por Michael Wadleigh y montado por Martin Scorsese que se estrenó en 1970 y hasta obtuvo un Oscar en su categoría.
La banda de sonido del filme se está reeditando en dos cd's en que brillan los registros de Jimi Hendrix, Crosby, Stills, Nash & Young, The Who y Sly Stone, pero se extrañan algunas ausencias notables de esa manifestación que comenzó pasadas las 17 del viernes 15 de agosto con un set folk de Richie Havens. La lluvia comenzó a ensañarse horas después durante la actuación de Ravi Shankar, pero nada detuvo la velada que se extendió hasta el show de Joan Baez.
El sábado 16 la movida se reinició al mediodía con Quill e incluyó las presencias de Santana, Janis Joplin, los ya citados Sly & The Family Stone quienes irrumpieron a la 1.0, Grateful Dead, Creedence Clearwater Revival, The Who, que a partir de las tres tocó 24 canciones, incluyendo "Tommy", y Jefferson Airplane, desde las ocho.
El domingo fue el turno, entre otros, de Joe Cocker (que impactó con su versión de "Una ayudita de mis amigos" de Los Beatles), Crosby, Stills, Nash & Young y Jimi Hendrix que salió a las nueve de la mañana del lunes, reunió a la mayor cantidad de espectadores y que en su actuación hasta ejecutó el himno estadounidense.
A tono con el paso impiadoso del tiempo, Lang anunció 10 días atrás que "no hay dinero, no hay patrocinadores" y que no podrá celebrar los 40 años de Woodstock.
Primero pensó en organizar un gran concierto gratuito en Prospect Park, en Brooklyn, y al fracasar apostó a hacerlo en setiembre en paralelo con la cumbre del Clima, que tendrá lugar en Nueva York a partir del 20 de ese mes, y con la 64ta. edición de la Asamblea General de las Naciones Unidas, pero no logró convencer a quienes debían aportar U$S 10 millones.
Lo más atractivo de la agenda de evocaciones se desarrollará el 23 de octubre en San Francisco con el encuentro de músicos, poetas, activistas y los Black Panthers. (Télam- Especial)
A cuatro décadas de ese movimiento donde una música "nueva" se insertaba en una sociedad convulsionada, el ideal hippie que animó aquellas jornadas sólo sobrevive en un puñado de prendas y el rock inició un camino sin retorno como banda de sonido estridente de la industria del consumo.
De acuerdo al cristal con que se mire, puede hablarse de Woodstock como del sitio de la desorganización, los campos de lodo, las fuertes tormentas, o, en cambio, del apogeo del amor libre y del espíritu colectivo de una generación de jóvenes que le mostraban al mundo que podían reunirse, escuchar su música y protestar contra la guerra.
La convocatoria ideada por Michael Lang tuvo por sede a la granja lechera de Max Yasgur, en el pueblo de Bethel, en el norte del estado de Nueva York, a casi 130 kilómetros al noroeste de la Gran Manzana, bloqueando el tránsito en tramos de varios kilómetros.
Por suerte los músicos pudieron arribar a la cita debiendo, en muchos casos, volar en helicópteros Hueys, los mismos que combatían en la cuestionada guerra imperial en Vietnam, a la vez que la convocatoria fue tan masiva y desbordante que aún a pesar de sus mentores, el festival terminó siendo libre y gratuito. Como testimonio de esos días inolvidables e irrepetibles, quedó un documental dirigido por Michael Wadleigh y montado por Martin Scorsese que se estrenó en 1970 y hasta obtuvo un Oscar en su categoría.
La banda de sonido del filme se está reeditando en dos cd's en que brillan los registros de Jimi Hendrix, Crosby, Stills, Nash & Young, The Who y Sly Stone, pero se extrañan algunas ausencias notables de esa manifestación que comenzó pasadas las 17 del viernes 15 de agosto con un set folk de Richie Havens. La lluvia comenzó a ensañarse horas después durante la actuación de Ravi Shankar, pero nada detuvo la velada que se extendió hasta el show de Joan Baez.
El sábado 16 la movida se reinició al mediodía con Quill e incluyó las presencias de Santana, Janis Joplin, los ya citados Sly & The Family Stone quienes irrumpieron a la 1.0, Grateful Dead, Creedence Clearwater Revival, The Who, que a partir de las tres tocó 24 canciones, incluyendo "Tommy", y Jefferson Airplane, desde las ocho.
El domingo fue el turno, entre otros, de Joe Cocker (que impactó con su versión de "Una ayudita de mis amigos" de Los Beatles), Crosby, Stills, Nash & Young y Jimi Hendrix que salió a las nueve de la mañana del lunes, reunió a la mayor cantidad de espectadores y que en su actuación hasta ejecutó el himno estadounidense.
A tono con el paso impiadoso del tiempo, Lang anunció 10 días atrás que "no hay dinero, no hay patrocinadores" y que no podrá celebrar los 40 años de Woodstock.
Primero pensó en organizar un gran concierto gratuito en Prospect Park, en Brooklyn, y al fracasar apostó a hacerlo en setiembre en paralelo con la cumbre del Clima, que tendrá lugar en Nueva York a partir del 20 de ese mes, y con la 64ta. edición de la Asamblea General de las Naciones Unidas, pero no logró convencer a quienes debían aportar U$S 10 millones.
Lo más atractivo de la agenda de evocaciones se desarrollará el 23 de octubre en San Francisco con el encuentro de músicos, poetas, activistas y los Black Panthers. (Télam- Especial)
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