09 Agosto 2009
Las primeras marcas atraen a los chicos
A la hora de abastecerse de productos de alimentación, cosmética y limpieza destinados a los chicos menores de 12 años, la preferencia por las primeras marcas es un común denominador entre los hogares de todos los niveles socioeconómicos. La niñez es un factor de alta ponderación en la economía.
CARAS OPUESTAS. Niños que tienen que mendigar para vivir y niños que lo tienen todo coexisten en la Argentina.
En los hogares argentinos donde viven menores de 12 años se gasta un 3% más en la canasta básica, que en los que no residen personas de este grupo. Además, en estas casas se destina a ellos un cuarto del presupuesto total y son proclives a elegir primeras marcas al comprar para la canasta infantil. Existen diferencias sustanciales en el surtido y en las cantidades compradas, según el nivel socioeconómico de la vivienda. Así lo señala un informe elaborado por LatinPanel Argentina, sobre la base de su universo permanente de 3.000 hogares en todo el país.
En los hogares de los distintos niveles socioeconómicos se percibe un denominador común en el consumo de los productos de la canasta básica: a la hora de abastecerse de artículos de alimentación, cosmética y limpieza destinados a los chicos menores de 12 años, en todas las casas son más propensos a comprar primeras marcas, según LatinPanel Argentina. Como resultado, un 25% de su presupuesto total es destinado a los niños y gastan un 3% más que en las casas en las que no viven chicos pequeños. Los hogares con niños menores de 12 años -hay 10 millones de chicos de hasta esa edad en el país- representan el 42% del total de las viviendas en la Argentina. En estos hogares, eligen precios bajos cuando compran productos de categorías de consumo general.
En la canasta infantil, las primeras marcas representan en promedio cinco puntos más de participación que en la canasta no infantil para todos los niveles socioeconómicos. Todos los hogares destinan un 45% de sus gastos de la canasta no infantil en primeras marcas, mientras desembolsan en este tipo de firmas un 49,8% del total de la canasta infantil. En el nivel medio se hace mayor esta diferencia: en primeras marcas, gastan el 51,9% del total de la canasta no infantil; y el 59,2% de la canasta infantil.
Los hogares con niños son más innovadores que la media a la hora de probar productos nuevos en las categorías gaseosas, jugos, helados y snacks. En cambio, si se trata de elegir alimentos básicos, se inclinan por opciones más convencionales. Las categorías de productos cuyos destinatarios son los chicos son cacao en polvo, pañales, leches en polvo, postres refrigerados, prefritos de pollo, hamburguesas y snacks.
El promedio de gasto de los hogares de nivel socioeconómico bajo con niños de hasta 12 años es proporcionalmente más elevado que en hogares con mayor poder adquisitivo donde viven chicos de esa edad. Además, la cantidad de chicos por hogar es mayor cuanto menor es el nivel socioeconómico de la vivienda. Según el informe de LatinPanel, los hogares del sector marginal en donde viven menores de 12 años gastan un 8% más que la media, mientras que los de nivel socioeconómico bajo destinan un 5% más y los del alto, un 4% menos. En el 44,7% de los hogares marginales hay al menos un niño de menos de 12 años, mientras que en los hogares de clase media y alta este porcentaje se reduce en casi 10 puntos. La presencia de niños por vivienda también varía de acuerdo a la zona geográfica del país. Mientras que en el área de Capital Federal y Gran Buenos Aires hay niños en el 37,1% de los hogares, en el interior el porcentaje se eleva a 44,8%.
Por otro lado, de acuerdo al poder adquisitivo de las familias, varía el promedio desembolsado en los productos para niños. Una familia de clase alta destina a los niños un 30% de todo lo que gasta en compras de la canasta básica. Un hogar de clase media gasta en productos para niños un 26,3% del presupuesto; y, ya debajo del promedio nacional, en un hogar de clase baja el gasto destinado a los niños cae al 23,1% y llega al 22% en uno del sector marginal.
Surtidos
Pero no sólo en el porcentaje de gasto se ven las diferencias entre los distintos niveles socioeconómicos: el poder adquisitivo de las familias también impacta en el surtido de productos que se adquieren para los chicos. A medida que se eleva el nivel socioeconómico de un hogar, se enriquece la canasta de productos que se compra para los niños. La canasta de un hogar de clase alta es 30% más surtida que la de un hogar marginal, un 20% más surtida que la de uno de clase baja y un 7% más que la de una familia de clase media. La brecha más notoria se da entre las canastas de clase alta y media respecto de las de los segmentos de menores recursos. Productos como leche, yogur, gaseosas, jugos y galletitas dulces forman parte de la alimentación de todos los niños argentinos, aunque estén asociados, de acuerdo al nivel socioeconómico de la familia, a diferentes niveles de intensidad y hábitos de consumo.
En los hogares de los distintos niveles socioeconómicos se percibe un denominador común en el consumo de los productos de la canasta básica: a la hora de abastecerse de artículos de alimentación, cosmética y limpieza destinados a los chicos menores de 12 años, en todas las casas son más propensos a comprar primeras marcas, según LatinPanel Argentina. Como resultado, un 25% de su presupuesto total es destinado a los niños y gastan un 3% más que en las casas en las que no viven chicos pequeños. Los hogares con niños menores de 12 años -hay 10 millones de chicos de hasta esa edad en el país- representan el 42% del total de las viviendas en la Argentina. En estos hogares, eligen precios bajos cuando compran productos de categorías de consumo general.
En la canasta infantil, las primeras marcas representan en promedio cinco puntos más de participación que en la canasta no infantil para todos los niveles socioeconómicos. Todos los hogares destinan un 45% de sus gastos de la canasta no infantil en primeras marcas, mientras desembolsan en este tipo de firmas un 49,8% del total de la canasta infantil. En el nivel medio se hace mayor esta diferencia: en primeras marcas, gastan el 51,9% del total de la canasta no infantil; y el 59,2% de la canasta infantil.
Los hogares con niños son más innovadores que la media a la hora de probar productos nuevos en las categorías gaseosas, jugos, helados y snacks. En cambio, si se trata de elegir alimentos básicos, se inclinan por opciones más convencionales. Las categorías de productos cuyos destinatarios son los chicos son cacao en polvo, pañales, leches en polvo, postres refrigerados, prefritos de pollo, hamburguesas y snacks.
El promedio de gasto de los hogares de nivel socioeconómico bajo con niños de hasta 12 años es proporcionalmente más elevado que en hogares con mayor poder adquisitivo donde viven chicos de esa edad. Además, la cantidad de chicos por hogar es mayor cuanto menor es el nivel socioeconómico de la vivienda. Según el informe de LatinPanel, los hogares del sector marginal en donde viven menores de 12 años gastan un 8% más que la media, mientras que los de nivel socioeconómico bajo destinan un 5% más y los del alto, un 4% menos. En el 44,7% de los hogares marginales hay al menos un niño de menos de 12 años, mientras que en los hogares de clase media y alta este porcentaje se reduce en casi 10 puntos. La presencia de niños por vivienda también varía de acuerdo a la zona geográfica del país. Mientras que en el área de Capital Federal y Gran Buenos Aires hay niños en el 37,1% de los hogares, en el interior el porcentaje se eleva a 44,8%.
Por otro lado, de acuerdo al poder adquisitivo de las familias, varía el promedio desembolsado en los productos para niños. Una familia de clase alta destina a los niños un 30% de todo lo que gasta en compras de la canasta básica. Un hogar de clase media gasta en productos para niños un 26,3% del presupuesto; y, ya debajo del promedio nacional, en un hogar de clase baja el gasto destinado a los niños cae al 23,1% y llega al 22% en uno del sector marginal.
Surtidos
Pero no sólo en el porcentaje de gasto se ven las diferencias entre los distintos niveles socioeconómicos: el poder adquisitivo de las familias también impacta en el surtido de productos que se adquieren para los chicos. A medida que se eleva el nivel socioeconómico de un hogar, se enriquece la canasta de productos que se compra para los niños. La canasta de un hogar de clase alta es 30% más surtida que la de un hogar marginal, un 20% más surtida que la de uno de clase baja y un 7% más que la de una familia de clase media. La brecha más notoria se da entre las canastas de clase alta y media respecto de las de los segmentos de menores recursos. Productos como leche, yogur, gaseosas, jugos y galletitas dulces forman parte de la alimentación de todos los niños argentinos, aunque estén asociados, de acuerdo al nivel socioeconómico de la familia, a diferentes niveles de intensidad y hábitos de consumo.
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