03 Agosto 2009
"En estas elecciones la gente mostró que no le gustan los autoritarismos ni las dinastías"
Magdalena Ruiz Guiñazú habló sobre el modo de gobernar de los Kirchner, de las falencias del Estado y de las cosas que le dan bronca. La periodista vino a Tucumán para hacer un programa especial en TV sobre la familia Santucho. Visita a LA GACETA.
EN LA GACETA. Magdalena Ruiz Guiñazú se definió como una persona transparente, que no tiene nada que ocultar, y apasionada por el periodismo. LA GACETA / ANTONIO FERRONI
A primera vista, coqueta y simpática, no parece la misma que cada mañana dispara agudas preguntas, sin reparos, durante sus entrevistas radiales a los funcionarios. Magdalena Ruiz Guiñazú es transparente y comprometida. Apenas se sumerge en los temas sociales que golpean el país su sonrisa se desdibuja. No puede ocultar las cosas que le dan bronca, como la pobreza, la corrupción y la ineficiencia del Estado para garantizar la educación de todos, admite la reconocida periodista en el transcurso de una entrevista con LA GACETA.
La conductora de "Magdalena Tempranísimo" pasó por Tucumán a fin de realizar un programa especial sobre los Santucho prevista para la segunda temporada de su ciclo televisivo "Secretos de Familia", que cuenta la historia de los miembros de hogares destacados de la historia argentina.
Su intenso perfume envuelve la escena. No le gusta que la traten de "usted", pero lo permite. Nació en 1935 y cuenta que desde hace 23 años se abrazó a la profesión. Asegura que su pasión por las noticias se mantiene intacta. "Mis hijos me gastan y dicen: 'la vieja escucha los bomberos y sale corriendo a ver qué pasa'", relata Magdalena, que no ha perdido el hábito de levantarse cada día a las 4 de la mañana para leer todos los diarios. "Me encanta lo que hago y no quiero dejarlo por nada del mundo", comenta.
- ¿Por qué cree que usted es considerada una de las periodistas más creíbles del país?
- Supongo que tengo una vida muy transparente; que no tengo nada que ocultar. Todo el mundo sabe dónde vivo, a qué supermercado voy, que tengo familia y que tengo muchos aciertos y errores. A lo largo de los años mantuve mis principios, por lo menos lo que yo creo que deben ser los principios de una persona que quiere responder ante la sociedad por la responsabilidad que le ha tocado.
- ¿Cómo ve la relación de este Gobierno con los medios?
- Es mala; mala porque el matrimonio reinante considera que, como decía la presidenta, los periodistas no debemos opinar sino transmitir la información. Esto es absolutamente inaceptable, no sólo porque es una irresponsabilidad social; nosotros tenemos que tomar partido y defender nuestros principios, sino porque yo diría que eso es desconocer la libertad de prensa, donde cada uno se hace cargo de sus errores y aciertos de cara a la realidad de un país.
- ¿Cree que hay un antes y después de las últimas elecciones?
- No. Creo que es el mismo país con opiniones más explícitas. Lo que pasa es que hay conductas diferentes frente a las cuales los ciudadanos reaccionan. Creo que en estas elecciones la gente mostró que no le gustan los autoritarismos y la manera de gobernar matrimonial como si fuera una dinastía. Eso no está dentro de nuestras leyes.
- ¿Cree que el desgaste de los Kirchner es irreversible?
- No. Creo que el cambio que parece haberse iniciando, si se acentúa, es bueno para todos: para la presidenta, la sociedad y para el país. Que se sepa aceptar que a veces hay que cambiar de actitud y sobretodo de verbalización; que evitemos los agravios. Lo más importante es que la presidenta debe cumplir su mandato hasta 2011. Deseo fervientemente que lo cumpla de la mejor manera posible; eso significa poner un oído atento a la gente que no piensa como ella.
- ¿Piensa que esta apertura es seria o sólo es maquillaje?
- No lo sé. Nadie puede entrar en la conciencia de otro. Si hay apertura, bienvenida. Lo que se deben terminar son situaciones tales como que la mesa de enlace del campo vaya a la casa de Gobierno y que el secretario de Agricultura no esté presente. Esto no encaja dentro de un sistema democrático bien organizado. Significa, entonces, que hay un poder omnímodo que decide para qué va a ir si total ya di la orden de que las cosas se van a hacer así y listo. Eso no es aceptable.
- ¿Lo que ocurrió en Honduras es una señal para América latina?
- Te guste o no un presidente constitucional, de ninguna forma se lo saca ni de la cama como lo sacaron a Zelaya ni del Gobierno. Por suerte la reacción fue bastante unánime con todos los errores que puede haber cometido. No puede aceptarse que un grupo militar directamente se lleve a un presidente constitucional.
- Usted tiene una forma muy incisiva para entrevistar, ¿esto le genera alguna tensión o estrés?
- Para nada. No me tensiona. Me peleo, porque hay cosas que me dan bronca. A lo largo de los años muchas veces las peleas se repiten como una constante frente a determinadas circunstancias que no son aceptables, como por ejemplo la deshonestidad, el manejo de la cosa pública sin escrúpulo, la pobreza, la falta de eficiencia del Estado. Por ejemplo, se calcula que hay varios cientos de miles de chicos que no estudian en el país. Significa que no van a poder integrarse y pensar que fuimos el país más alfabetizado de América latina. No quiero ni pensar si se hiciera un censo cuánta gente no lee ni escribe. El Estado está ausente en esa terrible inquietud.
- ¿Este problema está resaltando alguna falla de los adultos?
- Grandes falencias. El joven siente que a los adultos no les importa nada de lo que pasa; que estamos muy ocupados en ganar plata o en hacer carrera; en muestras propias vivencias egoístas; eso le da mucha bronca y genera una situación de abandono que es espantosa.
- Usted es una ferviente defensora de los derechos humanos. ¿Cree que la falta de una política clara y lineal respecto de esta temática generó un divorcio entre la sociedad y las instituciones?
- Creo que no hay un divorcio. Algunos quisieron usar políticamente el tema de los derechos humanos. La sociedad reconoce la importancia enorme que tiene la defensa de estos derechos. Constituyen, absolutamente, una realidad y una verdad que no pueden dejar de ser defendidas; ningún sector de la sociedad puede levantarse para decir que no acepta los derechos humanos, porque estaría firmando su propia condena.
- Volviendo al tema del periodismo, ¿podría dar algunos consejos para hacer una buena entrevista?
- Es fundamental informarse sobre la persona que vas a entrevistar. Noto que entre los jóvenes hay una especie de renuencia a ir a los archivos. Es muy importante el archivo de papel; no internet. Google no tiene todo; no es la base de la verdad. Hay que ir a los diarios, buscar datos y notas. Observo que la gente joven no se prepara lo suficiente y es necesario hacerlo para cada una de las entrevistas que se va a llevar a cabo. Hay que conocer la historia del entrevistado.
- ¿Y qué más?
- Otra clave general es la lectura. Hay que leer mucho para tener la propia computadora cardada; así te van brotando los conocimientos que fuiste almacenando sobre determinados temas que fuiste leyendo. Un periodista que no lee es un periodista que ciertamente va a tener una formación mediocre. La lectura es fundamental; no sólo sobre temas de actualidad y políticos sino también sobre temas históricos y sociales; incluso sobre ficción, porque alivia el cerebro y otorga más lucidez para cuando uno debe concentrarse en cuestiones muy serias.
- ¿Qué opina del anuncio de la muerte del diario de papel?
- Eso es lo que advierten muchos. Me da una tristeza infinita ; soy de la generación de la tinta, del papel. Si tuviera que leer el diario por la compu me muero. Hace 23 años que el papel es mi primer contacto por las mañanas. Ojalá se apueste al diario de papel; no puede compararse uno y otro tipo de periodismo.
- ¿Cómo hace para mantener la pasión por el periodismo pese al paso de los años?
- Muchas veces, cuando voy camino al trabajo me encuentro con alguna cosa que ha ocurrido. No puedo pasar de largo; me bajo y llamo al informativo y les pido que me pongan al aire. Tengo que contar lo que pasó. Tengo alma de movilera, me gusta cubrir la información desde la calle. La pasión por esta profesión dura hasta que uno se muere; es lo que nos gusta; lo que nos fascina. Yo creo que la pasión se mantiene por sí misma. No sé. Pero... ¿cómo dejar pasar un hecho que nos conmueve sin cubrirlo?
La conductora de "Magdalena Tempranísimo" pasó por Tucumán a fin de realizar un programa especial sobre los Santucho prevista para la segunda temporada de su ciclo televisivo "Secretos de Familia", que cuenta la historia de los miembros de hogares destacados de la historia argentina.
Su intenso perfume envuelve la escena. No le gusta que la traten de "usted", pero lo permite. Nació en 1935 y cuenta que desde hace 23 años se abrazó a la profesión. Asegura que su pasión por las noticias se mantiene intacta. "Mis hijos me gastan y dicen: 'la vieja escucha los bomberos y sale corriendo a ver qué pasa'", relata Magdalena, que no ha perdido el hábito de levantarse cada día a las 4 de la mañana para leer todos los diarios. "Me encanta lo que hago y no quiero dejarlo por nada del mundo", comenta.
- ¿Por qué cree que usted es considerada una de las periodistas más creíbles del país?
- Supongo que tengo una vida muy transparente; que no tengo nada que ocultar. Todo el mundo sabe dónde vivo, a qué supermercado voy, que tengo familia y que tengo muchos aciertos y errores. A lo largo de los años mantuve mis principios, por lo menos lo que yo creo que deben ser los principios de una persona que quiere responder ante la sociedad por la responsabilidad que le ha tocado.
- ¿Cómo ve la relación de este Gobierno con los medios?
- Es mala; mala porque el matrimonio reinante considera que, como decía la presidenta, los periodistas no debemos opinar sino transmitir la información. Esto es absolutamente inaceptable, no sólo porque es una irresponsabilidad social; nosotros tenemos que tomar partido y defender nuestros principios, sino porque yo diría que eso es desconocer la libertad de prensa, donde cada uno se hace cargo de sus errores y aciertos de cara a la realidad de un país.
- ¿Cree que hay un antes y después de las últimas elecciones?
- No. Creo que es el mismo país con opiniones más explícitas. Lo que pasa es que hay conductas diferentes frente a las cuales los ciudadanos reaccionan. Creo que en estas elecciones la gente mostró que no le gustan los autoritarismos y la manera de gobernar matrimonial como si fuera una dinastía. Eso no está dentro de nuestras leyes.
- ¿Cree que el desgaste de los Kirchner es irreversible?
- No. Creo que el cambio que parece haberse iniciando, si se acentúa, es bueno para todos: para la presidenta, la sociedad y para el país. Que se sepa aceptar que a veces hay que cambiar de actitud y sobretodo de verbalización; que evitemos los agravios. Lo más importante es que la presidenta debe cumplir su mandato hasta 2011. Deseo fervientemente que lo cumpla de la mejor manera posible; eso significa poner un oído atento a la gente que no piensa como ella.
- ¿Piensa que esta apertura es seria o sólo es maquillaje?
- No lo sé. Nadie puede entrar en la conciencia de otro. Si hay apertura, bienvenida. Lo que se deben terminar son situaciones tales como que la mesa de enlace del campo vaya a la casa de Gobierno y que el secretario de Agricultura no esté presente. Esto no encaja dentro de un sistema democrático bien organizado. Significa, entonces, que hay un poder omnímodo que decide para qué va a ir si total ya di la orden de que las cosas se van a hacer así y listo. Eso no es aceptable.
- ¿Lo que ocurrió en Honduras es una señal para América latina?
- Te guste o no un presidente constitucional, de ninguna forma se lo saca ni de la cama como lo sacaron a Zelaya ni del Gobierno. Por suerte la reacción fue bastante unánime con todos los errores que puede haber cometido. No puede aceptarse que un grupo militar directamente se lleve a un presidente constitucional.
- Usted tiene una forma muy incisiva para entrevistar, ¿esto le genera alguna tensión o estrés?
- Para nada. No me tensiona. Me peleo, porque hay cosas que me dan bronca. A lo largo de los años muchas veces las peleas se repiten como una constante frente a determinadas circunstancias que no son aceptables, como por ejemplo la deshonestidad, el manejo de la cosa pública sin escrúpulo, la pobreza, la falta de eficiencia del Estado. Por ejemplo, se calcula que hay varios cientos de miles de chicos que no estudian en el país. Significa que no van a poder integrarse y pensar que fuimos el país más alfabetizado de América latina. No quiero ni pensar si se hiciera un censo cuánta gente no lee ni escribe. El Estado está ausente en esa terrible inquietud.
- ¿Este problema está resaltando alguna falla de los adultos?
- Grandes falencias. El joven siente que a los adultos no les importa nada de lo que pasa; que estamos muy ocupados en ganar plata o en hacer carrera; en muestras propias vivencias egoístas; eso le da mucha bronca y genera una situación de abandono que es espantosa.
- Usted es una ferviente defensora de los derechos humanos. ¿Cree que la falta de una política clara y lineal respecto de esta temática generó un divorcio entre la sociedad y las instituciones?
- Creo que no hay un divorcio. Algunos quisieron usar políticamente el tema de los derechos humanos. La sociedad reconoce la importancia enorme que tiene la defensa de estos derechos. Constituyen, absolutamente, una realidad y una verdad que no pueden dejar de ser defendidas; ningún sector de la sociedad puede levantarse para decir que no acepta los derechos humanos, porque estaría firmando su propia condena.
- Volviendo al tema del periodismo, ¿podría dar algunos consejos para hacer una buena entrevista?
- Es fundamental informarse sobre la persona que vas a entrevistar. Noto que entre los jóvenes hay una especie de renuencia a ir a los archivos. Es muy importante el archivo de papel; no internet. Google no tiene todo; no es la base de la verdad. Hay que ir a los diarios, buscar datos y notas. Observo que la gente joven no se prepara lo suficiente y es necesario hacerlo para cada una de las entrevistas que se va a llevar a cabo. Hay que conocer la historia del entrevistado.
- ¿Y qué más?
- Otra clave general es la lectura. Hay que leer mucho para tener la propia computadora cardada; así te van brotando los conocimientos que fuiste almacenando sobre determinados temas que fuiste leyendo. Un periodista que no lee es un periodista que ciertamente va a tener una formación mediocre. La lectura es fundamental; no sólo sobre temas de actualidad y políticos sino también sobre temas históricos y sociales; incluso sobre ficción, porque alivia el cerebro y otorga más lucidez para cuando uno debe concentrarse en cuestiones muy serias.
- ¿Qué opina del anuncio de la muerte del diario de papel?
- Eso es lo que advierten muchos. Me da una tristeza infinita ; soy de la generación de la tinta, del papel. Si tuviera que leer el diario por la compu me muero. Hace 23 años que el papel es mi primer contacto por las mañanas. Ojalá se apueste al diario de papel; no puede compararse uno y otro tipo de periodismo.
- ¿Cómo hace para mantener la pasión por el periodismo pese al paso de los años?
- Muchas veces, cuando voy camino al trabajo me encuentro con alguna cosa que ha ocurrido. No puedo pasar de largo; me bajo y llamo al informativo y les pido que me pongan al aire. Tengo que contar lo que pasó. Tengo alma de movilera, me gusta cubrir la información desde la calle. La pasión por esta profesión dura hasta que uno se muere; es lo que nos gusta; lo que nos fascina. Yo creo que la pasión se mantiene por sí misma. No sé. Pero... ¿cómo dejar pasar un hecho que nos conmueve sin cubrirlo?
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