02 Agosto 2009
"Queríamos irnos de Buenos Aires; hacer un viaje y adquirir experiencias. El problema era cómo podíamos mantenernos, entonces pensamos en qué es lo que sabemos hacer. La respuesta fue: cine. Así comenzamos a hacer contactos y armamos el proyecto", afirma Javier Lattuada, de 26 años, uno de los integrantes del proyecto "Pueblos para contar". Se trata de una propuesta independiente. Un cine itinerante que recorre pueblos de todo el país, organiza talleres y proyecciones de películas en espacios que permitan fortalecer los lazos comunitarios, el acceso a contenidos culturales y la difusión de material cinematográfico de diversas épocas. Contactados por el padre Marcos Aguirre, responsable del comedor Don Bosco que funciona en el barrio Juan XXIII, dos de los cuatro integrantes del grupo vinieron para dictar un taller de cine. "Me interesó el proyecto porque creo que es darles a los chicos del barrio una herramienta para que se expresen. Para que puedan contar su propia historia y la de La Bombilla, pero como un lugar en el que también se hacen cosas buenas", dijo el sacerdote.
"Ya estuvimos en Mendoza, San Juan y Entre Ríos. Los próximos destinos son La Rioja, San Luis y Mendoza. El destino depende de los contactos que hagamos. Lo único que necesitamos es plata para pagar el combustible de la camioneta, alojamiento y comida", contó Diego Briata, de 28 años. Coordinados por los cineastas los chicos crean íntegramente un cortometraje: desde la elección de una historia y el vestuario hasta la elaboración del guión y la filmación. "Dura una semana. Hacemos tres días con clases teóricas y dos días de rodaje. La idea es que al final, el corto se proyecte en una sala del barrio para que todos los vecinos puedan ver el trabajo", añade Briata.
Pero el proyecto es más ambicioso que la realización de talleres. "Nos proponemos crear una red; poder volver adonde ya estuvimos y proyectar los cortos de los distintos pueblos para que ellos se vean entre sí, a través de sus historias", concluyó Lattuada.
"Ya estuvimos en Mendoza, San Juan y Entre Ríos. Los próximos destinos son La Rioja, San Luis y Mendoza. El destino depende de los contactos que hagamos. Lo único que necesitamos es plata para pagar el combustible de la camioneta, alojamiento y comida", contó Diego Briata, de 28 años. Coordinados por los cineastas los chicos crean íntegramente un cortometraje: desde la elección de una historia y el vestuario hasta la elaboración del guión y la filmación. "Dura una semana. Hacemos tres días con clases teóricas y dos días de rodaje. La idea es que al final, el corto se proyecte en una sala del barrio para que todos los vecinos puedan ver el trabajo", añade Briata.
Pero el proyecto es más ambicioso que la realización de talleres. "Nos proponemos crear una red; poder volver adonde ya estuvimos y proyectar los cortos de los distintos pueblos para que ellos se vean entre sí, a través de sus historias", concluyó Lattuada.
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