El rock fue siempre tierra de guitars heros, aunque nunca faltaron lugares para gigantes de otros instrumentos, como John "Bonzo" Bonham en la batería de Led Zeppelin, o Flea en el bajo de Red Hot Chili Peppers, cuyas presencias no opacan al resto, pero lograron destacarse por sí mismos.
Tan abiertas son las posibilidades del género, que tienen cabida grupos como el dúo The White Stripes, formado por una baterista y un guitarrista y cantante, sin más instrumentos. Más lejos aún había ido en los 90 Morphine, que además de la voz susurrante de Mark Sandman tenía un bajo de dos cuerdas que emitían la misma nota, un saxo barítono o bajo, y percusión, aunque ocasionalmente sumaba teclados y guitarra acústica.
La amplitud de posibilidades recala también en la multiplicidad de vertientes internas que tiene el rock, en las que el genero se entrelaza con otros antiguos contemporáneos o modernos, formando nuevos estilos y subgéneros. Y allí caben, también, diferentes instrumentos que tienen que ver con el sonido o la orientación que cada grupo ejecutante haya escogido. Los ritmos latinos y reggae, por ejemplo, le aportan al rock grandes dosis de percusión y vientos; la electrónica sumó samplers para sus beats bailables, la música clásica le prestó sus orquestas para acentuar el carácter sinfónico que otros buscaron con los instrumentos originales del rock, y cada folclore regional compartió sus instrumentos característicos (bandoneón, mandolina, o gaita, según el caso, para darle más color a la fusión.